La Navidad 2020 será definitivamente distinta a las conocidas y celebradas por todos en años anteriores. La irrupción de un virus desconocido en un principio y ahora estudiado por miles de científicos a lo largo y ancho del globo ha hecho que cambie la forma en la que las personas se relacionan e interactúan entre sí, y las festividades no son la excepción. Además de las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno nacional, la readecuación será lo que determine la confección de la mesa navideña, un clásico de reuniones familiares y amigos, el concepto de la celebración adquirió, con el correr del tiempo, modificaciones en las tradiciones.
Hoy la gran pregunta es: ¿es importante conocer quién es el anfitrión? “Sí, porque sobre él van a caer todas las responsabilidades, ya que se deben tener muchos cuidados y consideraciones#, nos señala el profesor Rubén Alberto Gavaldá y Castro, rector de la Escuela de Cultura Social, Buenos Modales y Cortesía (CAECBA). ¿Pero cuáles son esas responsabilidades? Las mismas van desde lo sanitario, los lugares estratégicos y las medidas de higiene.
Pero, no todo es celebración y luz verde para poder hacerlo. Desde la Oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaron que lo más seguro desde un punto de vista sanitario es no visitar a otros familiares en las fiestas navideñas y quedarse en casa.
“Hay una diferencia entre lo que las autoridades te permiten hacer y lo que deberías hacer. Lo más seguro ahora es quedarse en casa”, recomendó en un comunicado el director de la OMS-Europa, Hans Kluge.
“La devastación de la pandemia ha sido implacable con pérdidas de vidas humanas y medios de subsistencia. El COVID-19 ha separado a familias y comunidades, ha arruinado negocios y ha privado a la gente de oportunidades que hace un año se daban por sentadas”, ha lamentado Kluge.
Por ello, el dirigente europeo de la OMS ha destacado la importancia de quedarse en casa en Navidad, y ha reconocido que tanto él como su familia han tomado la “difícil decisión” de pasar las vacaciones separados con el fin de que el año que viene las puedan pasar “juntos”.
Por último el comunicado dice: “Las reuniones deberían ser en espacios exteriores, si es posible, y los participantes deberían llevar mascarillas y mantener la distancia física. En espacios interiores, limitar el tamaño del grupo y asegurar una buena ventilación para reducir el riesgo de exposición son claves”.
¿Dónde nos juntamos? ¿Cuántos somos? ¿Qué llevamos? Éstas son preguntas que este año no son relevantes. El barbijo, la distancia entre los asistentes y el alcohol en gel hoy revierten el orden de las prioridades. En esta oportunidad se deberá buscar una mixtura entre lo que se podía y se debe hacer. Alcohol en gel cerca y abundante, una mesa estilo buffet de autoservicio, facilitarán, con toda la higiene correspondiente, el montaje de la mesa para evitar pasarse los alimentos de mano en mano, señala el experto en protocolo y ceremonial.
Por su parte, para el profesor y presidente del Centro Interdisciplinario de Estudios Culturales de la República Argentina (CIDEC), Aníbal Gotelli, “deberemos tener sumo cuidado con las copas, y para eso, lo recomendable sería poder tener unos señaladores muy prácticos, con unos aros que se afirman entre el tallo y el pie de la copa y que nos permiten asignar diferentes formas y colores a cada uno de los comensales”.
Por otra parte, mientras algunos pretenden utilizar vajilla descartable, Gavaldá y Castro dice: “Las cosas buenas no se hacen con vajilla descartable, si lo improvisado o lo que es informal. Lo que se puede hacer, es tener detalles en la decoración. Jugar con colores y elementos que pudieran individualizar las copas de cada uno para que no se mezclen, o incluso invitar a cada uno para que inscriba sus iniciales con un dorado indeleble, como se hace en varios eventos. Cada uno con su elemento distintivo. Son formas simpáticas que no van a ir en contra de lo que significa esta festividad”.
Otros de los aspectos que se deberán tener en cuenta y no menor es la cantidad de gente que pueda asistir a la celebración familiar de la Navidad. Como en algunos países de Europa que se habla de un límite de 6 a 10 personas, casos como el de España o Francia. Para el profesor Gotelli, “la premisa en estas Fiestas es tratar de reunirnos con el número más reducido posible. No puedo decir un número exacto, pero al menos un número acorde a lo que está permitido por las autoridades sanitarias. Quizás 10 o un poco más, pero no mucho más de eso”. Cada casa será una burbuja y cada grupo reunido deberá hacerlo con la mayor responsabilidad posible.
“No vamos a poder tener ningún elemento de uso común, tampoco botellas, que pasen de mano en mano, y, mientras no podamos contar con una mesa familiar que nos permita guardar la debida distancia, tendríamos que estar con el tapabocas puesto la mayor parte de la noche”, afirma Gotelli, quien además, agrega: ”Deberemos armar la mesa navideña, de ser posible, en lugares abiertos de la casa, como patios, terrazas, jardines o balcones y, si lo hacemos en lugares cerrados, en un ambiente que tenga la suficiente circulación de aire”.
Pero el problema será a las doce en punto. Llega el momento del brindis, el más esperado de la ocasión, ¿qué hacemos? Allí ambos expertos advierten, que como toda la noche del 24, no habrá ningún tipo de acercamiento. Gavaldá y Castro dicen que “en el contexto del COVID-19, debemos evitar chocar las copas. Mirarnos. El anfitrión emite unas palabras por la fiesta y brindar sin tocarse. Con prudencia y analizando cada situación. No hay una normativa universal para esto”, aconseja el especialista. Las muestras de cariño y afecto deberán aguardar hasta la próxima Navidad. Seguro allí se podrá besar y abrazar.
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