Este 2020 fueron los científicos quienes se convirtieron en los grandes protagonistas y comenzaron una carrera sin precedentes para generar desarrollos que sirvan en la lucha contra la pandemia. Y el más importante fue el hallazgo de una vacuna que permita la inmunidad colectiva. Por eso, la revista científica Science describe a las vacunas como el avance científico del año.
Para tomar dimensión del papel de la ciencia en la pandemia, hay que remontarse al 31 de diciembre de 2019 cuando los funcionarios de salud en Wuhan, China, informaron sobre un grupo de misteriosos casos de neumonía. Ocho días más tarde se empezaba a hablar de un nuevo coronavirus y dos días más tarde un grupo de expertos publicó la secuencia genética del SARS-Cov-2 lo que permitió a los científicos empezar la carrera en la búsqueda de una vacuna contra el COVID-19.
Para el 13 de enero, los investigadores de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos y la empresa estadounidense Moderna ya habían diseñado una vacuna contra el COVID-19, cuando aún no había sido declarado incluso pandemia.
El 11 de marzo, la enfermedad ya había llegado a más de 120 países y los casos aumentaban notablemente. De este modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró al nuevo coronavirus como una pandemia.
El 16 de marzo, la vacuna de Moderna y la de Cansino anunciaron el lanzamiento de los ensayos de la vacuna. Para el 20 de abril, cinco compañías realizaban ensayos clínicos y otros 71 candidatos se encontraban en ensayos preclínicos.
Hoy de acuerdo a la OMS se están desarrollando más de 169 vacunas candidatas contra la COVID‑19, 26 de las cuales se encuentran en fase de ensayos en seres humanos. Y a doce meses países como Rusia, Reino Unido y Estados Unidos ya se encuentran vacunando a la población.
Como explica la prestigiosa publicación, una confluencia de fuerzas propulsó la ciencia desde cero a una vacuna contra el coronavirus a una velocidad revolucionaria. Lo que normalmente cuesta llevar a cabo casi una década, se ha logrado en cuestión de meses.
A diferencia de otras pandemias, actualmente la velocidad con que se están llevando a cabo las investigaciones, afirman los expertos, es extraordinaria, considerando que el desarrollo de una vacuna puede tomar años, o incluso décadas. Un ejemplo claro es la vacuna contra el Ébola que se aprobó recientemente y tardó más de 16 años hasta que fue aprobada.
Jon Cohen, un corresponsal de la revista, calificó este logro como un final feliz para 2020: “Nunca antes tantos competidores habían colaborado de manera tan abierta y frecuente, nunca antes tantos candidatos habían avanzado hacia pruebas de eficacia en gran escala de manera, virtualmente, paralela. Y jamás los Gobiernos, la industria, los académicos y las organizaciones sin fines de lucro han volcado más dinero, esfuerzo e inteligencia en la lucha contra la misma enfermedad contagiosa y en tan poco tiempo”.
En este contexto, las vacunas que hoy se encuentran vacunando:
Pfizer-Biontech
La fórmula está basada en la tecnología del ARN mensajero, la misma que la candidata Moderna, que lleva instrucciones de ADN para que las células del cuerpo humano generen ciertas proteínas protectoras. La eficacia del 95% frente al virus SARS-CoV-2 se logró siete días después de la segunda dosis de vacuna y 28 días después de la primera. Debido al reciente comienzo de los estudios, no es posible saber cuánto tiempo dura la inmunidad.
La vacuna, según especificaron desde las compañías, fue en general bien tolerada, aunque en algunos casos causó fiebres y dolores locales donde fue inyectada, pero sin que se detectase ninguna reacción grave. Las dos compañías usaron esta información recabada para llevar a cabo una prueba mucho más amplia, con hasta 30.000 participantes, que todavía está en marcha en los Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania y distribuida en 120 locaciones a nivel global.
Actualmente está siendo utilizada en Reino Unido y Estados Unidos
Sputnik V
Sputnik V no posee ningún elemento del coronavirus en su composición. Actualmente en Rusia comenzó el plan de vacunación a la población.
El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, Sputnik V no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.
El artículo de Cohen sobre el desarrollo de las vacunas advirtió de que “el mundo vapuleado por la pandemia tiene un largo camino por delante en una senda montañosa y sin barandas. Las dudas acerca de la vacuna, los problemas de fabricación y los fallos en las cadenas de suministro podrían estropear los ambiciosos planes de vacunación”, expresó.
La vacuna, ¿el fin de la pandemia? “El virus podría mutar para evadir las respuestas del sistema inmune. Las vacunas podrían prevenir la enfermedad, pero no el contagio, lo cual demoraría el final de la pandemia”.
La normalidad, escribió Cohen, no retornará por mucho tiempo: “Pero en los meses próximos, a medida que se distribuyen las vacunas y emerge un panorama más completo de su promesa, finalmente podríamos responder a la pregunta ‘¿Cuándo terminará todo esto?”.
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