En las últimas horas se conoció que el Ministerio de Salud y Prevención de Emiratos Árabes Unidos (EAU) ha registrado la vacuna de virus inactivo desarrollada por la farmacéutica Sinopharm y el Instituto de Productos Biológicos de Beijing, que ha demostrado una “eficacia del 86 %” contra la COVID-19, informó la agencia estatal emiratí WAM.
Según los análisis, la vacuna también presenta una “tasa del 99 % de seroconversión de anticuerpos neutralizantes y 100 % de efectividad en la prevención de casos moderados y severos de la enfermedad”, de acuerdo con la nota.
“Esta vacuna recibió la Autorización de Uso de Emergencia (EUA) desde septiembre por parte del MOHAP para proteger a los trabajadores de primera línea con mayor riesgo de contraer COVID-19. Los Emiratos Árabes Unidos están llevando a cabo el Estudio de Seguridad Post-Autorización y el Estudio de Eficacia Post-Autorización de su programa EUA. Estos estudios en curso muestran perfiles de seguridad y eficacia similares a los del análisis provisional”, afirmaron las autoridades sanitarias emiratíes.
Pero, ¿qué tecnología aplican quienes trabajan en este desarrollo? Se trata de una de las vacunas que utiliza virus inactivado, una versión muerta del germen que no produce enfermedad pero genera anticuerpos y que ya se utiliza en varias vacunas como las de la gripe, hepatitis A, polio y la rabia.
Consultado por Infobae, el biólogo y doctor en ciencias Federico Prada explicó que “la tecnología aplicada en esta vacuna consiste en la utilización de virus inactivado obtenido de pacientes de Wuhan, que fue aislado en células vero en cultivo”. “Esa amplificación fue inactivada y utilizada para realizar clarificada, es decir como si estuviera purificado el virus y usada para la inmunización”, agregó el director de la licenciatura Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Y tras señalar que “es una técnica más antigua, pero puede tener excelentes resultados”, ahondó: “La célula vero básicamente es “la fábrica de virus que se utiliza in vitro para amplificar el nuevo coronavirus aislado de los pacientes. Son células que pertenecen a epitelio de riñón de mono verde africano y es una célula que se utiliza mucho en el laboratorio a nivel de investigación, pero a nivel farma biotech, es decir farmacéutico y biotecnológico a nivel industrial se la utiliza como una excelente línea celular para amplificar distintos tipos de virus, y en especial en el nuevo coronavirus funciona muy bien y es una de las herramientas que existen hoy en día para poder propagar el virus de manera in vitro”.
La desarrollada por investigadores de Sinopharm, es la primera vacuna en utilizar un inmunógeno proteico. Esencialmente, es una vacuna COVID-19 inactivada con virus completo, un enfoque diferente de lo que están haciendo otros candidatos avanzados.
En la Argentina, Fundación Huésped dio inicio la Fase III luego de que a fines de agosto el Ministerio de Salud acordara con el gobierno chino el testeo en el país de esta vacuna. Se trata de un estudio aleatorizado, lo que significa que cada uno de los 3 mil voluntarios serán seleccionados para recibir al azar la vacuna o un placebo, es decir, una sustancia inerte.
A su vez, la prueba utiliza una técnica de doble enmascaramiento, en donde ni la persona voluntaria ni el equipo investigador saben si recibió la vacuna o el placebo, controlado con placebo, en grupos paralelos para evaluar la inmunogenicidad o la capacidad de activar el sistema inmune y la seguridad de una vacuna inactivada, tecnología aplicada por esta vacuna candidata.
El Instituto de Productos Biológicos de Beijing, uno de los participantes de los trabajos, es un instituto precalificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el principal fabricante de vacunas de China y el único instituto que cuenta con la aprobación regulatoria de Bioseguridad Nivel 3 para la fabricación de vacunas a base de cultivo de virus. Fue el primer instituto del mundo en empezar pruebas clínicas para una vacuna contra el COVID-19 en abril y también en empezar las pruebas de Fase III -en junio- en los Emiratos Árabes Unidos y más recientemente en Perú, Marruecos y la Argentina. También realiza ensayos con empleados del conglomerado petrolero PetroChina. El presidente de Sinopharm, Liu Jingzhen, predijo que la vacuna estaría en el mercado en diciembre 2020.
La diferencia con sus competidoras: Pfizer y Oxford-AztraZeneca
“Las tres vacunas tienen tecnologías distintas”, comenzó a explicar Prada acerca de qué mecanismo utiliza cada una para generar inmunidad en la persona vacunada.
“La vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca utiliza adenovectores recombinantes de chimpancé que portan la información genética para producir proteínas del nuevo coronavirus dentro del cuerpo humano”, resumió, en tanto “la de Pfizer es una estrategia basada en ARN mensajero, que es una molécula que almacena información y que tiene la capacidad dentro de una célula también de ser ‘el molde de la producción de las proteínas del virus’”.
Es decir, que si bien en la vacuna que se está probando en el Hospital Militar no se está utilizando un virus para producir las proteínas del SARS-CoV-2, como es el caso de la de Oxford, “se está utilizando una molécula para producir las proteínas que se necesitan para generar la inmunización y la generación de memoria dentro del organismo vacunado”.
Por último, “la vacuna de Sinopharm tiene una tecnología más antigua, que utiliza virus aislados y escalados un vitro para generar la materia prima con la que se vacuna a las personas, previamente habiéndolo inactivado”.
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