ONUSIDA definió que el lema de este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA sea “Solidaridad mundial y responsabilidad compartida”. De acuerdo a los últimos datos difundidos por esta organización en julio del 2020, en la actualidad hay 38 millones de personas que viven con VIH en el mundo. De ellas 25,4 millones están en tratamiento antirretroviral. En el 2019, 1,7 millones de personas adquirieron la infección.
La meta 90-90-90 fijada por ONUSIDA para el 2020 no se cumplirá. Este objetivo apuntaba a que, para este año, el 90% de la población con VIH conozca su diagnostico, que de todos ellos el 90% reciba tratamiento, y que el 90% de esos últimos tenga cargas virales no detectables. El objetivo de bajar las nuevas infecciones a menos de 500.000 en el mundo no se logró. En América Latina las nuevas infecciones han aumentado un 21% desde 2010, siendo la población más afectada los hombres que tiene sexo con hombres. Es decir, se la logrado mucho en los últimos años pero no ha sido suficiente. Ahora el objetivo es poner fin a la epidemia de VIH para el 2030.
Este año la pandemia por COVID 19 nos enfrentó a una situación sin precedente. Una enfermedad altamente transmisible, con un número elevado de infectados en todas las regiones.
El mundo ha puesto la atención en otro virus, el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19 y es totalmente lógico que así sea. Hay otras enfermedades que siguen presentes y que necesitan ser controladas. Sistemas de salud y pacientes se tuvieron que adaptar rápidamente a esta nueva realidad. Se postergaron los controles y se vieron interrumpidos muchos servicios de salud por la pandemia. Ahora es el momento de retomarlos.
Si observamos lo que ocurrió con estos dos virus pandémicos, que son diferentes por cierto, veremos que el primer caso de VIH se reportó en el 1981; dos años después se supo que era un retrovirus al que se llamó Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida y cuatro años más tarde se dispuso de un método de diagnóstico (test de Elisa). El primer caso de la enfermedad por COVID se reporta el 30 de diciembre de 2019; en menos de 10 días se sabía que era un coronavirus llamado SARS CoV-2 y en menos de 15 días ya contábamos con el métodos de diagnóstico, la PCR en hisopado nasofaríngeo. En los próximos 6 meses tendremos más de una vacuna preventiva para el SARS CoV2, pero aún no tenemos vacuna para el VIH y han pasado más de 30 años.
La ciencia avanza y los progresos han sido notables, hecho que permitió dar una respuesta de todas las ciencias lo más rápido posible a esta pandemia. Sin embargo hubo situaciones que es necesario conocer:
1- Según un reporte de ONUSIDA del 19 de mayo 2020, la violencia doméstica en Francia aumentó un 30% desde el confinamiento, mientras que en la Argentina las llamadas telefónicas por violencia doméstica aumentaron un 25% desde la cuarentena. Las mujeres que experimentan esta violencia tienen un riesgo de 1,5 veces mayor de adquirir el VIH, comparadas con las mujeres no la sufren.
2- Se registró una disminución significativa y sostenida de las pruebas diagnósticas de detección de VIH, en muchas regiones.
3- La provisión de tratamiento antirretroviral fue irregular y en ocasiones se vio interrumpida. Según una encuesta publicada por ONUSIDA, en América Latina 5 de cada 10 personas han presentados dificultades para obtener su tratamiento.
4- Se postergaron los controles médicos y de laboratorio habituales.
5- En los países donde la profilaxis pre-exposición ya se había implementado, fue difícil mantener una provisión regular de PreP.
6- La pandemia también tuvo consecuencias en la salud sexual y reproductiva, con dificultades en la entrega de anticonceptivos.
Según la prestigiosa infectóloga Isabel Cassetti, directora médica de Helios Salud y en diálogo con Infobae, “si bien no hay evidencia a la fecha de que la población de personas que vive con VIH tenga mayor frecuencia o gravedad de COVID 19; este grupo es considerado tradicionalmente como de mayor vulnerabilidad a infecciones respiratorias”.
Teniendo en cuenta que la descripción del impacto de la pandemia del nuevo coronavirus en personas que viven con VIH, “es de suma importancia para el diseño de estrategias y políticas de salud pública para este grupo de pacientes, el equipo médico de Helios Salud desarrolló una encuesta nacional evaluando diferentes aspectos psicosociales en esta población”, señaló la especialista.
-¿Cómo impactó la pandemia en la salud mental de las personas que viven con VIH?
-En Helios salud hicimos un estudio que se basó en una encuesta a nuestros pacientes para medir el impacto de la pandemia en la salud mental. Se realizaron 1336 encuestas, se reportó un 96,4% de adherencia a la cuarentena. Un 41% tenía alguna dificultad en obtener alguna necesidad básica como comida o ropa. En cuanto a la salud mental, más del 50% experimentó ansiedad, depresión, soledad, estrés. Solo el 4% presentó alguna interrupción en el tratamiento.
Helios Salud implementó las visitas médicas a través de videollamada, se envió la medicación a domicilio, se le otorgó un turno para hacer los controles correspondientes, entre otras medidas. Junto a ellos se reanudaron los testeos gratuitos de test de VIH
Estamos en el momento de reiniciar la investigación sobre vacuna preventiva frente al VIH, que se había postergado por la pandemia COVID. Este estudio se llama MOSAICO, y está dirigido a hombres que tienen sexo con hombres y mujeres transgénero. En África se está terminando este mismo estudio dirigido a población de mujeres heterosexuales. Lo que se busca es ver si esta vacuna puede prevenir adquirir el VIH.
-¿Qué pudieron advertir en esta población en relación a la interrupción del tratamiento?
-Pudimos entender el miedo de nuestros pacientes al considerar que pertenecían al grupo de riesgo para adquirir COVID y desarrollar más complicaciones. Un hecho sumamente positivo que surge de los estudios publicados internacionalmente es que las personas que viven con VIH no constituyen un grupo de riesgo ni para adquirirlo ni para desarrollar complicaciones, siempre y cuando la carga viral sea no detectable y el CD4 superior a 200 cél/mm3. De ahí la importancia de continuar con el tratamiento y no suspenderlo. Si alguno de los antirretrovirales tiene un efecto protector frente al COVID, aún no lo sabemos con certeza, pero es un aspecto que se está estudiando.
-¿Cómo fue diseñado el estudio?
-La investigación fue diseñada y desarrollada por la doctora Jamile Ballivian, bajo mi dirección y en cooperación con el equipo de investigación del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Miami. Los resultados del estudio se presentaron esta semana en la 23ª Conferencia Internacional de SIDA, evento científico de mayor relevancia a nivel mundial en la lucha contra el VIH.
La encuesta se desarrolló en los meses de abril y mayo e incluyó 1.336 participantes asistidos por la red de atención de Helios Salud en todo el país. La mayoría de los participantes fueron hombres y del área Metropolitana de Buenos Aires (94.1%).
-¿Con qué resultados se encontraron?
-La investigación encontró una alta adherencia de los participantes a la cuarentena (96,8%), pero puso en evidencia que, a consecuencia de la misma, un 41% reportó dificultad en acceso a necesidades básicas tales como vestimenta o alimentos, un 10% dificultad en acceder a medicación para otras patologías diferentes al VIH. Este estudio fue analizado por la Universidad de Miami, y valió la aprobación en una prestigiosa revista internacional como lo es el Journal of AIDS.
Los trastornos de salud mental fueron frecuentemente reportados: estrés (35%), ansiedad (20%), soledad (18%), depresión (16%) e irritabilidad (10%).
Asimismo, 35% reportaron dificultad en el acceso a tecnología para poder hacer su consulta médica vía telemedicina y 33% reportó alguna dificultad en la toma del tratamiento del VIH.
Este estudio muestra que la cuarentena podría tener efectos deletéreos en aspectos de la salud mental y acceso a las necesidades en personas que viven con VIH. En este sentido, los diferentes actores del sistema de salud deberán implementar estrategias destinadas a mitigar estos efectos y promover todos los aspectos de la salud, adherencia al tratamiento en esta población.
“Éste es el primer estudio en el país que analiza el impacto psicosocial de la pandemia en la población de pacientes que viven con VIH”, añadió la infectóloga experta en la enfermedad. “El proyecto se pudo desarrollar con tanta celeridad gracias al apoyo de la institución, y los resultados obtenidos nos permiten planear estrategias para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes”, remarcaron las profesionales.
Desde el inicio de la pandemia, Helios Salud, institución líder en la atención del VIH en Argentina y Premio Nacional a la Calidad 2019 ha implementado una política de acceso a la consulta médica a través de telemedicina y estrategias para facilitar el acceso tratamiento antirretroviral en tiempo y forma para su población de pacientes garantizando continuidad y excelencia en sus prestaciones médicas en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Al volver al lema de este año de Solidaridad mundial y responsabilidad compartida, es necesario recordar que todos tenemos la responsabilidad de cuidar a otros y cuidarnos para prevenir el COVID, pero también tenemos la gran responsabilidad de terminar con el estigma y discriminación que rodea al VIH. La eliminación del estigma, la discriminación y las inequidades deberían ser objetivos que nuestra sociedad tiene que trabajar para poner fin a la epidemia de VIH. “Esperemos que el 2021 nos encuentre a todos unidos, para avanzar como sociedad y que la solidaridad sea en todos los sectores y en todas las regiones del mundo”, anheló Cassetti a Infobae.
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