“Puede que exista un virus con el que las personas se sientan lo suficientemente bien mientras están infectadas para subirse a un avión o ir al supermercado y eso haría que se extienda por todo el mundo de manera muy rápida”. Esta fue la predicción que auguró Bill Gates, el fundador de Microsoft, en 2015. Media década después, el presagio del segundo hombre más rico del mundo cobra sentido.
El multimillonario magnate empresarial, informático y filántropo estadounidense, se refirió este martes, entre otras cosas, al día en el que se dio cuenta que la pandemia de coronavirus iba a ser realmente grave, a las dificultades a las que nos enfrentaremos luego de la llegada de una vacuna y a lo que los gobiernos pudieron haber hecho y no hicieron para frenar la propagación del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, en la Cumbre STAT 2020, donde los más altos referentes del sistema de salud estadounidense disertan y buscan una solución a la actual crisis del coronavirus.
Durante el encuentro en el que participó Infobae, Gates, que se ha convertido en un emblema de la lucha contra el coronavirus y ha donado millones de dólares en el desarrollo de una cura, indicó que si bien en sus predicciones subestimó que la sociedad intentaría cerrar muchas cosas para reducir la propagación y no permitir que los números de muertes y contagios sean tan altos, “no fuimos tan inteligentes al diagnosticar los virus respiratorios y comprender qué actividades causaban su propagación”.
“El tiempo estaba de nuestro lado, pero no lo usamos como deberíamos. Si hubiéramos tenido suerte y la pandemia hubiera llegado cinco años más tarde, no estaríamos tan decepcionados de haberlo arruinado todo. Las muertes son de lo que más habla la gente, pero la educación, la salud mental y lo que hemos hecho con los déficits gubernamentales, nos afectarán en el correr tiempo. No es una guerra mundial pero sin dudas está en esa liga”, aseguró.
Durante décadas, el magnate advirtió sobre la necesidad de estar preparados para una pandemia. Ahora que está aquí, desearía que hubiera habido más tiempo para estar listos para enfrentar sus desafíos. “Si esta pandemia hubiera llegado cinco años más tarde, la plataforma de ARNm que utilizan las vacunas más prometedoras habría sido aún más madura, nuestra capacidad para producir anticuerpos más rápido habría sido clara, la escala de diagnóstico también, incluso eventualmente las pruebas de flujo lateral que tenemos hoy tendrían aún mayor sensibilidad. Se avecinan muchas cosas buenas, pero lamentablemente esto nos golpeó ahora”.
A pesar de un esfuerzo inspirador de las compañías biofarmacéuticas para producir candidatos a vacunas prometedores con altas medidas de protección, Gates teme un enfoque “disfuncional” para su distribución.
Desarrollar vacunas aparentemente efectivas con tanta rapidez, especialmente explotando un enfoque novedoso que usa la tecnología de ARN mensajero para instruir a las células para que produzcan proteínas virales y desencadenar una respuesta inmune, ha sido “fantástico”, dijo en diálogo con Rick Berke, cofundador y editor ejecutivo de STAT. A pesar de las preocupaciones sobre la velocidad con la que las empresas se movieron para llegar a donde llegaron bajo la presión política percibida, sostuvo que desarrollaron una vacuna “sin saltearse pasos en el camino”.
Pero el especialista manifestó estar preocupado por la logística de la distribución de vacunas, que según él se ha dejado en manos de los estados sin una guía federal adecuada para liderar el camino. Específicamente sobre la falta de directrices respecto a quiénes deberá aplicarse la vacuna, si deberá hacerse -o no- un seguimiento de sus dos dosis, asegurarse de que la vacuna no caduque debido a la necesidad de mantenerla tan fría y seguir el estado de las personas. “Me preocupa que la distribución de vacunas no llegue a las personas adecuadas”, reconoció.
Sin embargo, le preocupa menos si la gente querrá vacunarse. “Siempre hay dudas sobre las vacunas. Hay dudas en la izquierda y dudas en la derecha”, dijo y añadió: “Ojalá no se convierta en algo parecido al uso de una máscara, donde una de las partes piensa que es un signo de rendición o falta de libertad”.
Gates dijo que ha estado en contacto regular con Anthony Fauci, el experto en enfermedades infecciosas más importante del gobierno estadounidense, durante toda la epidemia. Además de su enfoque en las enfermedades infecciosas, ambos especialistas comparten ser blanco de críticas e incluso teorías de conspiración sobre su trabajo.
En febrero de este año, cuando quedó claro que la epidemia saldría de China y se globalizaría, Gates no preveía que Estados Unidos, con sus recursos y conocimientos, se vería tan afectado. “Por supuesto, en ese momento, no hubiéramos pensado que Estados Unidos sería el principal país en sufrir”.
Para el copresidente de la Fundación Bill y Melinda Gates, la administración Trump se ha equivocado de otras dos formas importantes y perjudiciales. Primero, los funcionarios federales fallaron en los diagnósticos al principio de la pandemia y luego la Casa Blanca ahogó las voces de salud pública en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) que podrían haber entregado la información que las personas necesitaban para detener la propagación del virus.
“Realmente creo que a los CDC no se le permitió hacer su trabajo. En este momento, las cosas están un poco confusas. Simplemente no veo lo que me gustaría ver para una implementación bien administrada. ¿Quién esta a cargo?”, expresó a modo de crítica.
En contraste, Gates elogió a los asesores de COVID-19 que eligió el presidente electo Joe Biden. “Ha designado a un grupo de personas realmente fuerte y hemos trabajado con muchos de ellos, ya sabes, en la comunidad de salud mundial. Va a exagerar escuchando ciencia, lo cual es algo maravilloso”.
Hace dos años, mucho antes de que el COVID-19 estuviera en el radar de nadie, Gates dijo en una entrevista con STAT que había instado al presidente Trump a invertir en tecnologías para responder a una pandemia. “Mis conversaciones con Trump fueron al principio de su administración, donde dije que era fundamental que invirtiéramos en vacunas, tanto para la pandemia como para el VIH y otras cosas en las que él tuvo la oportunidad de liderar”, recordó. “No fue exactamente en la dirección que esperaba”.
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