Según Donald Trump, es mucho más que un medicamento: es una “bendición de dios”. Para el presidente de los Estados Unidos, el fármaco de Regeneron no se trata de algo que alivie los síntomas, sino de “una cura” para el COVID-19. “Quiero que todos reciban el mismo tratamiento que yo”, dijo en un video de cinco minutos que grabó en los jardines de la Casa Blanca. Con ese video, Trump terminó de catapultar al primer plano a la farmacéutica estaodunidense. Convertida en estrella, Regeneron comenzó a ser estudiada en detalle, y enseguida llamó la atención médicamente.
REGN-COV2 es parte de una clase de terapias biotecnológicas conocidas como anticuerpos monoclonales. Varias compañías están utilizando esta tecnología para crear copias de anticuerpos humanos contra el nuevo coronavirus. Pero aunque haya sido el tratamiento elegido por Trump, el fármaco es un tratamiento experimental que aún se encuentra en ensayos clínicos.
George Yancopoulos y Leonard S. Schleifer, fundadores de Regeneron Pharmaceuticals, se refirieron este miércoles, entre otras cosas, a la necesidad de apuntar a una distribución específica, a la importancia de la llegada de una vacuna para limitar la necesidad de tratamiento y a los problemas en la producción del cóctel terapéutico en la Cumbre STAT 2020, donde los más altos referentes del sistema de salud estadounidense disertan y buscan una solución a la actual crisis del coronavirus.
El 29 de septiembre, la compañía publicó una descripción de los primeros resultados de los primeros 275 voluntarios en el estudio de pacientes no hospitalizados. Más adelante, aseguraron que su cóctel experimental redujo los niveles virales y mejoró los síntomas en pacientes con COVID-19 no hospitalizados, aumentando sus posibilidades de convertirse en un tratamiento para la enfermedad que ha matado a más de un millón de personas en todo el mundo. “Tenemos la esperanza de que muy pronto se otorgue la aprobación y aguardamos una decisión final”, dijo Schleifer, cofundador y director ejecutivo de la compañía.
Pero, ¿cómo funciona? Los anticuerpos del REGN-COV2 atacan la superficie de la espiga de proteína del SARS-CoV-2 y neutralizan su capacidad de infectar las células sanas. De acuerdo con Regeneron, el bloqueo de esta interacción entre el virus y las células del infectado detiene el proceso infeccioso y ayuda a reducir los altos niveles de carga viral, generalmente asociados con una mayor severidad de la enfermedad causada por el coronavirus.
Los resultados de las investigaciones sugieren la efectividad del fármaco en el tratamiento de pacientes con una respuesta inmunológica insuficiente: aquellos que a pesar de estar infectados, no han generado suficientes anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y presentan altos niveles de carga viral por un mayor período de tiempo.
“Nuestros datos sugieren que hay personas que tienen un mayor riesgo y para quienes el tratamiento tendrá más beneficios; lo que es más importante, no es necesario que, según los datos, solo apuntemos el medicamento a esas personas desde el punto de vista del beneficio y la seguridad porque realmente parece que el tratamiento es seguro y no estaríamos poniendo en riesgo a los pacientes que no se beneficiarían tanto de él. Por lo tanto, el beneficio-riesgo en estas primeras etapas parece ser muy favorable para todos y si tratáramos a todos en promedio probablemente beneficiaría a toda la población”, advirtió Yancopoulos, cofundador y jefe científico de Regeneron Pharmaceuticals.
“Sin embargo -continuó-, inicialmente, creemos que el medicamento se administrará a las personas que corren mayor riesgo. La razón de la focalización es simplemente no desperdiciar el medicamento en personas que no se beneficiarán tanto de él. Y eso sin dudas va a ser un desafío logístico”.
Donald Trump, el “candidato ideal” para la cóctel experimental
Según advierten los investigadores, el cóctel de anticuerpos monoclonales REGN-COV2 demostró ser “particularmente efectivo” en pacientes que cursan las primeras etapas de COVID-19, tienen una carga viral alta, muestran síntomas leves a moderados y cuyo cuerpo aún no produjo anticuerpos, algo que es “absolutamente esencial”.
Como Trump cumplía con todas estas condiciones, tras extensas discusiones con su equipo médico decidieron seguir adelante porque era el “candidato ideal”. La Casa Blanca se puso en contacto con ellos el 1 de octubre, solo dos días después de haber anunciado los resultados de los ensayos clínicos. “Fue una decisión instintiva. El Presidente cumplía con los criterios de aplicación por ‘uso compasivo’ y era un gran candidato basado en los datos científicos. Y le fue muy bien”, destacó Schleifer.
Los médicos del mandatario optaron para suministrarle 8 gramos del cóctel de anticuerpos, es decir la dosis más alta posible. “La dosis habitual administrada a los pacientes es de 2,4 gramos. Fue su decisión, tal vez demasiado entusiasta, dirigida a darle al Presidente el mejor resultado posible y un período de cobertura más grande, tal vez, aunque estas son cosas de las que aún no tenemos una imagen completa”. Y agregó: “Lo único que sabemos con certeza es que la dosis más alta no conlleva prácticamente ningún riesgo para el paciente”, manifestó Yancopoulos en una entrevista con el medio griego Ekathimerini.
El propio mandatario, quien tras el tratamiento se recuperó en un tiempo récord, aseguró que es inmune al coronavirus “tal vez durante mucho tiempo, tal vez poco tiempo, tal vez de por vida”. El destacado científico greco-estadounidense confirmó que si el cóctel “se administra en el momento adecuado, puede reducir el nivel de carga viral en un 99%. La protección que proporciona también dura varios meses”.
Tratamientos y una vacuna
Finalmente, Yancopoulos explicó por qué el tratamiento con anticuerpos no será suficiente por sí solo para derrotar el coronavirus, sino por el contrario también se requerirá una vacuna. “Por supuesto, la esperanza es que una vacuna esté -con el correr del tiempo y durante el próximo año- para limitar la drástica necesidad de tratamiento al reducir las cifras de los niveles catastróficos en los que nos encontramos ahora. Pero todos entendemos que esto va a tomar tiempo, que va a ser un proceso que evoluciona y que estamos en las primeras etapas”.
“Los anticuerpos se administran a personas que ya están enfermas para tratarlas. El propósito de una vacuna es proteger a las personas para que no se infecten y se puede administrar a millones de personas en todo el mundo, lo que no es posible con un cóctel de anticuerpos”, dijo. Por eso, “en cierto sentido, una vacuna es más útil porque contribuirá a construir un poderoso muro de inmunidad contra el virus”. Sin embargo, aclaró, “siempre hay personas vulnerables o ancianas, y en esos casos la efectividad de una vacuna es menor”, por lo que la eficacia de un tratamiento con anticuerpos en esos casos “podría ser mayor”.
“Esperamos producir al menos dos millones de dosis del tratamiento de anticuerpos al año. Puede que todavía no sea suficiente, pero es un comienzo y seguiremos intentando maximizar las capacidades de producción. Creo que ahora todo el mundo debería tener muchas esperanzas de que nuestra industria realmente haya comenzado a proporcionar soluciones y herramientas potenciales para contraatacar. Dependerá de todos nosotros en la sociedad y los responsables políticos poder descubrir cómo maximizar los beneficios para la mayoría de la gente”, finalizó el especialista.
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