Los investigadores han pasado un año muy activo encontrando nuevas explicaciones. Una mejor comprensión de la transmisión dentro de los hogares podría ayudar a seleccionar mejores medidas de control durante la pandemia. Sin embargo, pocos estudios han caracterizado sistemáticamente la transmisión en hogares. Las tasas de informadas de modo aleatorio varían ampliamente y los datos sobre las tasas de transmisión de niños son limitados.
Los investigadores encabezados por el especialista Carlos Grijalba del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt de Nashville, Tennessee, EEUU, estudiaron la transmisión en aproximadamente 100 hogares en los que alguien tenía COVID-19 de abril a septiembre. Los miembros de cada domicilio completaron cuadros diarios de síntomas y proporcionaron muestras nasales y de saliva con regularidad para su análisis.
En este esquema se pudo detectar que se produjo una transmisión significativa, independientemente de si el paciente índice era un adulto o un niño. Tres cuartas partes de los miembros de cada hogar que dieron positivo al SARS-CoV-2 lo hicieron dentro de los 5 días posteriores a la enfermedad del paciente inicial.
Los autores indicaron: “Debido a que la transmisión domiciliaria del SARS-CoV-2 es común y puede ocurrir rápidamente después del inicio de la enfermedad del paciente índice, las personas deben aislarse inmediatamente al inicio de los síntomas similares al COVID, en el momento de la prueba como resultado, o bien de una exposición de alto riesgo, o en el momento de un resultado positivo de la prueba, lo que ocurra primero. Al mismo tiempo que el aislamiento, todos los miembros del hogar deberían usar una máscara cuando estén en espacios compartidos en el hogar”.
Yendo del living a la cama
Aunque muchas enfermedades respiratorias virales se transmiten dentro de los hogares, la base de evidencia para el SARS-CoV-2 es incipiente. El mismo documento expresa que en este proceso se pudo determinar que las infecciones secundarias ocurrieron rápidamente, con aproximadamente el 75% identificadas dentro de los 5 días posteriores al inicio de la enfermedad del paciente originalmente transmisor. Las tasas de infección secundaria fueron altas en todos los grupos raciales/étnicos. Se produjo una transmisión sustancial independientemente de que el paciente primario fuera un adulto o un niño.
Varios estudios han informado estimaciones de la transmisión domiciliaria, principalmente a partir de actividades de rastreo de contactos, con seguimiento y pruebas limitados de los miembros del hogar o inscripción tardía en relación con la identificación del paciente índice.
Estos diferentes enfoques para determinar las infecciones podrían explicar las mayores tasas de infección secundaria observadas en comparación con otras estimaciones.
Otros estudios en particular, los realizados en el extranjero, podrían haber encontrado tasas de infección secundaria inferior debido al rápido aislamiento de los pacientes en instalaciones fuera del hogar o la adopción diferente de medidas de control, como el uso de mascarillas, en el hogar.
Sería adecuado que, entre el protocolo domiciliario se imponga el concepto de que el aislamiento debe comenzar antes de buscar la prueba y antes de que los resultados estén disponibles porque retrasar el aislamiento hasta la confirmación de la infección podría hacer perder la oportunidad de reducir la transmisión a otros.
Al mismo tiempo, todos los miembros del hogar, incluido el paciente sospechoso, deberían comenzar a usar una máscara en el hogar, especialmente en los espacios compartidos donde no es posible un distanciamiento adecuado.
Los contactos domésticos cercanos del paciente índice también deben ponerse en cuarentena, en la medida de lo posible, en particular manteniéndose alejados de aquellos con mayor riesgo de contraer la enfermedad de manera grave.
Para complementar estas medidas dentro del hogar, los profesionales sugieren que “un enfoque potencial para reducir la transmisión del SARS-CoV-2 a nivel comunitario implicaría detectar infecciones antes de la aparición de manifestaciones clínicas; esto requeriría pruebas frecuentes y sistemáticas en la comunidad con resultados rápidamente disponibles para permitir la pronta adopción de medidas preventivas”.
Un hallazgo importante de este estudio es que menos de la mitad de los miembros con infecciones confirmadas por SARS-CoV-2 informó síntomas en el hogar en el momento en que se detectó la infección por primera vez, y muchos no lo hicieron durante los 7 días de seguimiento, lo que subraya la posibilidad de transmisión por contactos secundarios asintomáticos y la importancia de la cuarentena.
Algunas conclusiones del informe dan detalles a valorar. En primer lugar, el miembro inicial del hogar que experimentó síntomas se consideró el paciente índice, pero es posible que otros miembros del hogar se infectaron al mismo tiempo pero desarrollaron síntomas en diferentes momentos o permanecieron asintomáticos. Aunque los hogares notificaron rápidamente su situación, varias infecciones entre los miembros del hogar ya eran detectables en el momento de la notificación, lo que subraya la rápida propagación de este virus dentro de los hogares y el desafío inherente a reconstruir de manera concluyente la secuencia de transmisión.
En segundo lugar, aunque vivir en el mismo hogar puede conllevar un alto riesgo de contraer una infección, algunas infecciones pueden haberse originado fuera del hogar, lo que da lugar a tasas aparentes de infección secundaria más altas.
“Nuestros hallazgos -indica Grijalba - sugieren que la transmisión del SARS-CoV-2 dentro de los hogares es alta, ocurre rápidamente y puede originarse tanto en niños como en adultos. La pronta adopción de medidas de control de enfermedades, incluido el autoaislamiento en el hogar, la auto cuarentena adecuada de los contactos del hogar y todos los miembros del hogar que usen una máscara en los espacios compartidos, puede reducir la probabilidad de transmisión y no sólo en casa”.
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