Un mundo en confinamiento, economías inestables y una ciencia mundial que corre velozmente y de manera mancomunada para encontrar la cura. Todo esto y más provocó la crisis sanitaria mundial por el brote de COVID-19, la enfermedad causada por el SARS-CoV-2.
En un contexto de pura disrupción, Infobae inauguró el segmento de diálogo virtual “Pensar AMÉRICA en tiempos de pandemia” con la participación de: Eduardo Fidanza, sociólogo y analista político; Rafael Díaz, médico cardiólogo, científico e investigador del Instituto Cardiovascular de Rosario y director de ECLA (Estudios Clínicos Latinoamericanos); Santiago Levin, médico psiquiatra y director de la Asociación de Psiquiatras Argentinos; y Laurie Ann Ximénez, doctora en ciencias médicas y microbiología de la Universidad de Harvard.
El número de casos confirmados de coronavirus en todo el planeta superó los 40 millones, aunque los expertos señalaban que eso era apenas la punta del iceberg del impacto real de una pandemia que ha trastocado la vida personal y laboral en todo el mundo. El hito se alcanzó el lunes por la mañana, según la Universidad Johns Hopkins, que recopila datos oficiales de todo el mundo.
¿Qué está haciendo la ciencia para derrotar al COVID-19? ¿Cómo será el mundo de la pospandemia? Estas y otras preguntas buscaron responder los especialistas en un simposio especial que comenzó pasadas las 20 horas de esta noche y finalizó luego de 60 minutos. La llegada de las vacunas como escudo protector global, la “otra pandemia” y otras inquietudes que nos deja este tiempo socio-histórico de pura disrupción fueron algunos de los tópicos que desarrollaron los expertos bajo una mirada psicoanalítica, científica y la sociopolítica sobre la pandemia.
Por regiones, América sigue siendo la más devastada, con unos 17,6 millones de infectados, seguida del sur de Asia (7,7 millones) y Europa (6,6 millones). En cuanto a mortalidad, América acumula más de 586.000 decesos, mientras que Europa ha registrado 244.000 y en el sur de Asia se contabilizan más de 124.000.
“Se trata de una enfermedad nueva que no entendemos ni conocemos bien. Esta pequeña partícula proteica o ‘bichito’ es realmente muy inteligente. Pensar que en febrero estaba confinado en Asia y hoy Rosario está explotado de infecciones virales... Definitivamente a América no le está yendo para nada bien: la mitad de los casos y de la mortalidad del mundo pertenecen a la región”, dijo el médico cardiólogo Rafael Díaz, dando comienzo a la rueda de exposiciones. Y continuó: “¿Qué hizo la ciencia? Generó luz pero también oscuridad”.
Para Díaz, “el virus SARS-Cov-2 y la enfermedad COVID-19 han impactado el mundo tal cual lo conocíamos. Definitivamente no se trata solo de una enfermedad infectocontagiosa. No es posible explorar la pandemia desde una perspectiva exclusivamente biológica; se requiere comprender la interacción del virus, el huésped y su contexto social”.
En su intervención, el especialista destacó que “el huésped es un ser humano que puede o no tener patologías asociadas y se desarrolla en diferentes condiciones sociales. ‘Sindemia’ es el concepto que integra estas tres variables: virus, huésped y contexto social. El virus potencia su virulencia en presencia de patologías asociadas en el huésped y asimismo se potencia en el contexto de vulnerabilidad social o habitacional. Se requiere entonces de un abordaje multidisciplinario que integre ciencias biológicas y sociales”.
El segundo en brindar su punto de vista fue Eduardo Fidanza, sociólogo, analista político y director Poliarquía: “Desde la sociología, estamos ante un hecho social contundente en la medida que se impone a nosotros independientemente de nuestra voluntad. No es un hecho gozoso, es una enfermedad y como tal nos provoca miedo”.
Según manifestó el experto, en América Latina la pandemia ocurre “en un contexto de problemas estructurales profundos: pobreza, déficit de vivienda, déficit sanitario, problemas de infraestructura y de acceso, y falta de capacitación. Todo esto ha generado problemas en la prevención, en la detección, en el tratamiento y en el seguimiento de los casos infectados”.
“¿A qué nos referimos cuando hablamos de la pospandemia? La pospandemia puede significar un regreso rápido a la vida que teníamos si en los primeros meses del 2021 empiezan las vacunaciones y hay una respuesta positiva. Un segundo escenario es que el 2021 sea un año de transición. Pero también puede ocurrir que las vacunas fallen, que haya problemas de viabilidad y distribución, y también que nos enfrentemos a un escenario de la reaparición de este tipo de virus. Nos veríamos obligados a convivir con él en un escenario inimaginable”, indicó.
Sin embargo, para la microbióloga Laurie Ann Ximénez, “todavía es muy temprano para hablar de pospandemia”. Ximénez se detuvo en la problemática de especular sobre la llegada de una vacuna y aportó que “antes de hablar sobre lo que va a pasar después hay que hablar sobre lo que debemos hacer ahora”.
“Los países en Latinoamérica -Argentina y México incluidos desde luego-, tenemos una problemática que es social, económica y política, notablemente diferente a los países europeos, a Norteamérica o a los países asiáticos sin dudas. Pero hay una cosa que es fundamental y que todos los países sí compartimos, que es que se tenía una noción clara de lo que se tenía que hacer para que este problema no llegara al punto en el que se encuentra ahora y no se hizo”, dijo.
Y añadió: “No tenemos excusas porque tuvimos tiempo y el aprendizaje de otros países. Vimos lo que pasó en China y después en el Sudeste Asiático. Presenciamos las catástrofes que sucedieron en Europa mientras acá permanecíamos invictos. Tuvimos esa oportunidad para aprender y la desperdiciamos. Porque se podía aprender tanto de los que lo hicieron bien como de los que lo hicieron mal”.
La pandemia mundial de COVID-19 afecta y afectará nuestras vidas para siempre. El registro de lo traumático comenzó a manifestarse en las personas como ansiedad, pánico y diferentes formas de congoja y tristeza. “La actual pandemia de coronavirus tomó a toda la humanidad por sorpresa. Detuvo, literalmente, al mundo entero y produjo daño, no de manera homogénea sino principalmente a las personas más vulnerables (en lo biológico pero sobre todo en lo social). Su duración está siendo mucho mayor a la prevista, lo que nos obliga a pensar una nueva estrategia para la etapa que viene”, aseguró Levin llegado el momento de enunciar su perspectiva.
“Es indispensable -continuó- hacer un panorama más abierto sobre lo que significa esta crisis inédita. Es la primera crisis que se transmite virtualmente 24/7. Incluso parece un capítulo sacado de la serie Black Mirror. La pandemia nos viene a mostrar el estado desquiciado de nuestra civilización actual: la enorme cantidad de pobreza, la irrespetuosa relación de los seres humanos con el ambiente que nos rodea y la escasa capacidad de afrontar catástrofes de este tipo”.
“Esta pandemia nos coloca frente a un montón de desafíos. Mientras se aguarda una vacuna segura y eficaz, y en ausencia de un tratamiento médico específico, solo quedan las medidas de cuidado sanitario. Como las mismas son de esquiva comprensión y sobre todo de difícil sostenimiento, el instrumento sanitario principal para esta etapa es una política de comunicación social estatal. Una campaña que debe ser diseñada con objetivos muy específicos, con evaluación permanente, y diseño estratificado. Las palabras constituyen al mundo; utilicémoslas a nuestro favor para frenar el avance de la pandemia y disminuir el costo en vidas”, agregó Levin.
En una segunda parte del debate, los moderadores compilaron las preguntas de los lectores para que los expositores las pudieran responder. Consultado sobre la incertidumbre del futuro que provocó la pandemia, Fidanza explicó: “La incertidumbre es un componente de la vida cotidiana y la inseguridad forma parte de nuestra vida. Tememos a los accidentes, a perder al trabajo, a los acontecimientos sociales y políticos y no existe una base de confianza suficiente”.
Más tarde, Díaz analizó la situación de las dos avenidas principales que tienen el vilo al mundo: la de los fármacos y la de las vacunas. “La ciencia generó en nueve meses evidencias que normalmente se pueden generar en 5 años. ¿Qué quiere decir generar evidencia médica? No hablar más en verbos potenciales. ¿Aceptamos los tratamientos compasivos? Claro. ¿Tienen estos evidencia suficiente? No. Es muy poco probable que un tratamiento resuelva el problema de COVID-19. Va a ser un cóctel de drogas entre las cuales se van a encontrar los antinflamatorios. Creo que la vacuna va a ayudar. El problema es que si tenés un efecto adverso serio se acabó la vacuna. El 50% de eficacia se va a lograr y va a ayudar al resto de las cosas que hagamos”.
Para concluir el debate, los especialistas participaron de una especie de cierre en conjunto. “Confío en que las sociedades van a protestar pacíficamente para señalar las necesidades”, dijo Fidanza. Por su parte, Díaz declaró: “El mundo va a cambiar y ha cambiado para bien. El público general es consciente de lo que significa la palabra riesgo. ¿Será que este mundo nos mandó un mensaje de aviso que deberíamos desacelerar un poco?”.
“¿Cómo hacemos para convivir con esto? Manteniendo la serenidad para que tenga lugar el pensamiento crítico. Debemos distinguir a los falsos comunicadores de los verdaderos. Es necesario no olvidarnos de cuidarnos todo el tiempo. El cuidado que como sociedad nos merecemos en la región latinoamericana es el que va a permitir que haya la menor cantidad de muertes. No renunciemos -y menos en este momento- al derecho que todos tenemos a imaginar un futuro mejor”, finalizó Levin.
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