El COVID-19 se ha extendido por todo el mundo con consecuencias sustanciales para la salud pública. Mientras que se sabe que los adultos con comorbilidades tienen mayor riesgo de enfermedad grave y muerte; se conoce poco sobre las consecuencias de la infección en mujeres embarazadas y fetos. La información sobre los resultados neonatales es escasa y se desconocen aún protocolos certeros en el manejo óptimo de la madre y el recién nacido.
Los virus respiratorios rara vez provocan la transmisión intrauterina de la infección al feto; por lo tanto, se prevé que la transmisión intrauterina de SARS-CoV-2 sea baja. Dos informes de casos que describen el aislamiento de SARS-CoV-2 del líquido amniótico y tejido placentario y el aislamiento de SARS-CoV-2 de la nasofaringe de los dos recién nacidos dentro de las 48 h de vida sugirió una probable infección congénita; sin embargo, se desconoce la tasa de infecciones de este tipo de los recién nacidos de madres positivas.
También se desconocen el riesgo de transmisión perinatal, especialmente durante la lactancia, y el riesgo del recién nacido de desarrollar COVID-19 durante ese tiempo. Varias sociedades médicas han proporcionado pautas, pero debido a la escasez de datos clínicos, difieren en las estrategias de manejo recomendadas para las díadas madre-hijo.
Un equipo liderado por Christine M. Salvatore de la División de Enfermedades Infecciosas Pediátricas del New York Presbyterian Komansky Children’s Hospital de Estados Unidos, se planteó el objetivo de hacer un seguimiento de los recién nacidos de madres positivas para el SARS-CoV-2 en el momento del parto, para dilucidar las mejores prácticas con respecto al control de infecciones e identificar los posibles factores de riesgo asociados con la transmisión.
Nacer sin corona
De los partos que analizaron por un par de meses para llevar adelante su informe, 8% de madres dieron positivo al SARS-CoV-2. De los recién nacidos pudieron sumar a su muestra sólo el 69% a los que fue posible realizar seguimiento completo.
De los recién nacidos, 50% eran mujeres, 44% nacieron por cesárea, 83% lo hicieron a término, 17% fueron prematuros y la edad gestacional promedio fue de 38 semanas. (rango 27–41). Las indicaciones más comunes para las cesáreas fueron la detención del trabajo de parto (33%) y el rastreo fetal con alguna preocupación (17%). El modo de parto no se vio afectado por los resultados de la prueba del SARS-CoV-2. 15%) de los recién nacidos fueron admitidos en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) y 85% recibieron atención neonatal de rutina.
El 26% de las madres informó que nunca había tenido síntomas y el 74% los tenían; el 46% de estas tuvo inicio de síntomas más de 2 semanas antes del parto y estaban asintomáticas en el momento de de dar a luz, y el 54% tuvo inicio de síntomas dentro de las 2 semanas previas del parto o durante el mismo. De las madres que informaron síntomas dentro de los 7 días posteriores al parto, el 82% tenía tos. Las madres con inicio de síntomas más de 2 semanas antes del parto fueron más frecuentes durante las últimas semanas del período de estudio.
De los recién nacidos, el 83% compartía habitación con las madres. De ellos, el 4% fue separado de sus madres después de 24 hs según las indicaciones clínicas. El 17% de los recién nacidos fue separados de sus madres inmediatamente después del nacimiento debido a la condición médica de la madre o a su preferencia
Vida de hogar con COVID
A los 5-7 días de vida, el 89% de los bebés fue dado de alta a sus padres y el 11% permaneció hospitalizados. El 60% fue dados de alta a un entorno donde un miembro del hogar, que no era la madre, había informado síntomas consistentes con COVID-19. En la mayoría de los casos, el miembro del hogar sintomático era un adulto y, en varios casos, más de un miembro del hogar estaba enfermo.
El uso de máscaras y las prácticas de higiene de las manos fueron realizadas por el 85% de los padres, con frecuencia o en ocasiones por el 8%, y nunca por el 4%, a pesar de las recomendaciones dadas al momento del alta hospitalaria.
Los resultados de rtPCR de un hisopo nasofaríngeo obtenido al nacer estaban disponibles para los todos los recién nacidos inicialmente identificados. El 99% tuvo un rtPCR negativo. La prueba repetida a los 5-7 días de vida reveló negativo para todos los bebés. A los 14 días de vida el 97% tuvo un resultado negativo.
“Hasta donde sabemos -explica Salvatore-, esta es la cohorte más grande de neonatos de EE. UU. nacidos de madres que dieron positivo al momento del parto y que posteriormente fueron seguidos con pruebas seriadas y clínicamente hasta un mes de vida de sus hijos. En nuestra serie de casos, en ningún lactante se detectó el virus mediante hisopado nasofaríngeo en el período posnatal inmediato, ni a los 5-7 o 14 días de vida. Además, todos los bebés permanecieron asintomáticos durante el período de estudio. Este hallazgo respalda los informes anteriores de bajo riesgo de transmisión perinatal con prácticas estrictas de control de infecciones”.
Sus datos sugieren que es poco probable que ocurra la transmisión perinatal si se toman las precauciones de higiene correctas y que el alojamiento conjunto y la lactancia son procedimientos seguros cuando se combinan con una educación parental eficaz sobre estrategias de protección infantil.
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