Los anticuerpos juegan un papel importante en la neutralización del virus y brindan protección a la persona contra la reinfección viral. La respuesta de anticuerpos a la infección por SARS-CoV-2 se ha estudiado extensamente en la sangre (suero, plasma) de pacientes con COVID-19 con el fin de conocer mejor la respuesta inmune.
Estos son componentes clave en el arsenal de inmunidad protectora contra nuevas infecciones virales como el SARS-CoV-2. Comprender su durabilidad y la compartimentación de su sistema en una población diversa son datos críticos que informan nuestra capacidad para monitorear la seroprevalencia en las comunidades, seleccionar donantes de plasma para el tratamiento y diseñar vacunas contra COVID-19.
Dos recientes investigaciones publicadas en la revista Science examinaron la respuesta de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 durante un período de 115 días en el suero y la saliva de n = 439 (suero) yn = 128 (saliva) pacientes con COVID-19.
Los nuevos informes coinciden en señalar que la inmunoglobulina G (IgG) son los anticuerpos de mayor duración detectables en la sangre y la saliva de los pacientes, al menos durante tres meses, lo que sugiere que estos “pueden servir como objetivos prometedores para detectar y evaluar las respuestas inmunitarias contra el virus”, según señala la publicación.
El primer estudio, realizado con 402 pacientes y dirigido por Baweleta Isho, de la Universidad de Canadá, afirma que los anticuerpos IgG permanecían “relativamente estable” hasta 105 días tras la aparición de los síntomas. Los datos indicaron que los niveles máximos de IgG se producían entre 16 y 30 días después de la aparición de los síntomas.
“Nuestro estudio muestra que los anticuerpos IgG contra la proteína Spike del virus son relativamente duraderos tanto en la sangre como en la saliva”, según Jennifer Gommerman, una de las autoras de la investigación y profesora de la Universidad de Toronto.
Los autores resaltan que este es el primer estudio que demuestra que los anticuerpos pueden también detectarse en la saliva, lo que sugiere que esta “podría servir como alternativa para las pruebas de anticuerpos” y aunque esta no es tan sensible como el suero, es fácil de recoger", dijo Gommerman a la agencia EFE.
En el estudio indican que la IgG específica de antígeno en ambos biofluidos se detectó al máximo a los 16-30 días de PSO (aparición posterior a los síntomas, o post-symptom onset, como lo indican sus siglas en inglés) y no disminuyó drásticamente en el nivel relativo hasta los 105-115 días de PSO. Por el contrario, las IgM e IgA específicas de antígeno se indujeron rápidamente pero posteriormente disminuyeron tanto en suero como en saliva. En suero, los anticuerpos neutralizantes alcanzaron su máximo a los 31-45 días PSO y disminuyeron lentamente hasta 105 días, con una caída más pronunciada en la última extracción de sangre (105-115 días PSO). El hecho de que estos anticuerpos puedan detectarse a niveles similares, tanto en la sangre como en la saliva, “sugiere” que esta última podría utilizarse como un biofluido alternativo para las pruebas de anticuerpos.
El segundo estudio, encabezado por Anita Iyer de la Universidad de Boston (EE.UU), midió las respuestas de los anticuerpos en la sangre de 343 pacientes con covid-19 durante un máximo de 122 días después de la aparición de los síntomas y lo compararon con las de 1.548 individuos de control muestreados antes de la pandemia.
Los resultados señalaron que los anticuerpos IgM e IgA fueron “de corta duración”, cayendo por debajo de los niveles de detección a los 49 y 71 días, respectivamente, después de la aparición de los síntomas.
Por el contrario, la respuesta de los IgG dirigidos contra la proteína Spike del coronavirus -la usa para entrar en las células humanas- “decayó lentamente en un período de 90 días” y solo tres individuos los perdieron dentro de este plazo.
Con información de EFE
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