Entre las idas y vueltas, las dudas, las certezas y los mitos infundados que surgieron desde el inicio de la pandemia por coronavirus, sin dudas uno de los que más daño hizo a la salud fue el hecho de que se desaconsejara el uso de ibuprofeno en el tratamiento de la enfermedad.
Durante las primeras fases de la pandemia surgieron preocupaciones acerca de que este fármaco comúnmente utilizado para tratar el dolor débil y la fiebre, pueda conducir a un curso más severo de la enfermedad por coronavirus.
Fue el 14 de marzo,cuando el ministro de Salud de Francia Olivier Véran publicó en su cuenta de Twitter que la toma de antiinflamatorios como el ibuprofeno y la cortisona podría ser un factor agravante de la infección por COVID-19 que se sembró la duda a nivel mundial.
Y pese a que días más tarde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y algunas autoridades reguladoras como la Agencia Europea de Medicamentos (AEM, por sus siglas en inglés), el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en España y la Health Products Regulatory Authority (HPRA) en Irlanda manifestaron que no existe evidencia actualmente que permita afirmar un agravamiento de la infección por COVID-19 con el ibuprofeno u otros antiinflamatorios no esteroides (AINEs), la primera idea había calado hondo.
Ahora, un estudio danés publicado en la revista PLOS Medicine, confirmó que “no se encontró que el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides como el ibuprofeno para el manejo del dolor empeore los síntomas del nuevo coronavirus”.
“El ibuprofeno no daña, por el contrario, es un potente antiinflamatorio no esteroideo, que puede ayudar enormemente a la mejoría clínica y a evitar la progresión a ventilación mecánica en SARS-CoV-2”, había asegurado en junio a Infobae el médico especialista en medicina interna, neumonólogo e investigador clínico Alexis Doreski (MN 141740).
Para el estudio, los investigadores pudieron obtener datos sobre 9.326 residentes daneses que dieron positivo al coronavirus entre el 27 de febrero y el 29 de abril. Aquellos que usaban la medicación antiinflamatoria 30 días antes del test de COVID, fueron juntados con cuatro personas que no consumían durante la fecha del test y los resultados estuvieron basados en la edad, el sexo, las comorbilidades que sean relevantes y el uso de las drogas prescriptas seleccionadas.
“Teniendo en cuenta la evidencia disponible, no hay razón para retirar el uso bien indicado de AINE durante la pandemia de SARS-CoV-2”, insistieron los autores .
“Sin embargo, siempre se deben considerar los efectos adversos bien establecidos de los AINE, en particular sus efectos renales, gastrointestinales y cardiovasculares, y los AINE deben usarse en la dosis más baja posible durante el menor tiempo posible para todos los pacientes”, aclararon.
Es decir, a pesar de los hallazgos del estudio, las personas con enfermedad renal crónica, insuficiencia cardíaca y antecedentes de accidente cerebrovascular y úlceras de estómago generalmente deben evitar tomar AINE, o hacerlo bajo estricto seguimiento médico.
El estudio Liberate con ibuprofeno lipídico oral en 230 pacientes COVID-19 positivos, realizado en el King´s College de Londres con fondos del NHS, ya había propuesto al fármaco como “un tratamiento de bajo costo evitar la progresión de los pacientes hacia el respirador”.
“El ibuprofeno tiene propiedades antiangiogénicas”, aseguró Doreski a este medio. En un estudio publicado en New England Journal of Medicine el 21 de mayo se observó en siete autopsias de pacientes fallecidos por COVID-19 que la enfermedad genera angiogénesis intususceptiva. “Esto significa generación de un nuevo capilar sanguíneo a partir de un capilar existente”, precisó el investigador, y reforzó: “Existen estudios desde 2005 que afirman que el ibuprofeno tiene estas cualidades”.
Para finalizar, la OMS emitió un informe científico en el que asegura que “en la actualidad no hay evidencia de eventos adversos graves, utilización aguda de atención médica, supervivencia a largo plazo o calidad de vida en pacientes con COVID-19, como resultado del uso de AINE”.
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