La inmunidad colectiva es la única solución a largo plazo para el COVID-19, según asgeuran algunos expertos. Incluso si estuviera la vacuna en los próximos meses, muchos epidemiólogos ponen reparos en su efectividad como solución definitiva. Por eso, cada vez se abre más el debate sobre el escudo que supondría la inmunidad de rebaño.
Raj Bhopal, profesor emérito de salud pública en la Universidad de Edimburgo, en un reciente artículo publicado en la revista Public Health in Practice, presenta el concepto del “zugzwang” a la estrategia frente a la pandemia. Esta palabra, es un término en el ajedrez que indica una posición en la partida, una jugada forzada, en algunos casos desventajosa, pero que debe ser examinada a pesar de lo desagradable que pueda ser.
El profesor Bhopal sostiene que incluso si se encuentra una vacuna, puede no funcionar bien para las personas mayores y las personas con afecciones de salud subyacentes. Asimismo, los efectos secundarios también podrían ser complicados para la salud de los niños y jóvenes que contraer la infección en primer lugar.
La inmunidad de rebaño entiende que suficientes personas se vuelven resistentes a una enfermedad, a través de la vacunación o la exposición previa, y esta no puede propagarse significativamente entre el resto de la población. Por eso, sin una vacuna disponible para COVID-19, la inmunidad de rebaño depende de que suficientes personas de la población se infecten para disminuir el impacto de la enfermedad.
Pero la idea provoca “hostilidad y controversia”, ya que generalmente se interpreta que permite que la pandemia se desarrolle sin control ni intervenciones. Para Bophal, en su artículo, el concepto debe “revisarse”.
“Si no se encuentran vacunas seguras y efectivas y medicamentos preventivos y terapéuticos que salvan vidas, los bloqueos prolongados resultan imposibles y la pandemia no desaparece espontáneamente, la inmunidad de la población es la única solución a largo plazo”.
El profesor Bhopal, que ha asesorado al Gobierno britanico en temas de salud pública, dijo que la tasa de infección del 40-50 por ciento que se necesita para lograr la inmunidad colectiva podría alcanzarse permitiendo que COVID-19 se propague entre personas jóvenes y sanas.
"Permitir la infección en aquellos con muy bajo riesgo mientras se hace más seguro para ellos y para la sociedad en general necesita consideración, pero actualmente es tabú", dice su artículo.
En el mismo sentido, se expresó el profesor Eric Caumes, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del hospital Pitié Salpêtrière de París, en dialogo con Infobae. “Todavía estamos corriendo tras la epidemia en lugar de anticiparla”, sostuvo.
¿Qué sugiere al decir que debe dejarse a los jóvenes contagiarse? “La observación de los jóvenes muestra que no toman ninguna precaución especial que se pueda entender dada la levedad general de la enfermedad en ellos. Las grandes reuniones de jóvenes son imprescindibles y las autoridades no hacen nada para evitar estas reuniones. Por lo tanto, es posible que no queramos ver, y eso es lo que hacen nuestras autoridades políticas. O podemos intentar pensar en ello”.
Para Caumes es preferible intentar abordar el tema de los jóvenes y sugiere “dejar que se contaminen entre sí con la condición de que no vean a sus padres ni a sus abuelos”. “En este caso, deben ser conscientes de los riesgos para ellos, incluso frente a la posibilidad, ciertamente rara, de formas graves del coronavirus”, explica. “Incluso el riesgo que constituyen para otros al transmitir el virus a las personas frágiles que los rodean, padres y abuelos, amigos”.
El epidemiólogo, uno de los más prestigiosos en Francia y que se encuentra al frente del departamento de infecciones de un hospital insignia en la capital gala, sostiene que a pesar de los riesgos “el beneficio potencial es ver cómo se acumula la inmunidad en este grupo de jóvenes antes de que regresen a la escuela, secundaria, la universidad”.
Para los que promueven el desafío de lograr el escudo inmunológico vía contagio, una propagación en poblaciones determinadas no significa abogar por prescindir de todas las medidas de control, como lavarnos las manos, mantener nuestra distancia y hacer todo lo que se nos recomienda.
De acuerdo a lo que postulan, “las personas mayores tienen mucho que ganar con los bloqueos y mucho que perder con la infección. En tanto que los jóvenes tienen mucho que perder con los bloqueos y no mucho que perder con la infección”. Bhopal afirma: “Nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a proteger a las personas que están en alto riesgo”.
Los modelos de no confinamientos
El concepto de inmunidad de rebaño generó una reacción violenta cuando fue mencionado por primera vez por el consejo Científico del Reino Unido en marzo. Sir Patrick Vallance, jefe del comité, defiende en su momento que un grado de inmunidad de rebaño ayudaría a la población británica a medida que COVID-19 se propaga.
Sin embargo, el Gobierno de Boris Johnson se movió rápidamente para distanciarse de sus comentarios con el secretario de salud Matt Hancock insistiendo en que la inmunidad colectiva es un “concepto científico, no un objetivo o una estrategia”.
Un estudio reciente de la Universidad de Oxford sugiere que el Reino Unido ya podría haber alcanzado un nivel suficiente de inmunidad colectiva para detener una segunda ola de coronavirus. Además científicos dijeron que el “umbral” de la inmunidad del rebaño puede haberse reducido porque muchas personas ya pueden ser inmunes a la enfermedad sin haberla contraído.
El trabajo dirigido por la científica Sunetra Gupta explica que tan solo el 20 por ciento de la población puede necesitar resistencia al virus para evitar que se propague una nueva epidemia.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Sussex han advertido que las predicciones de que se puede alcanzar la inmunidad de rebaño cuando menos del 40 por ciento de la población ha sido infectada son “optimistas” y poco confiables.
En Suecia, prematuramente parecen revertirse los malos resultados. Las autoridades comienzan a mostrarse satisfechas, ya que las tasas de infección por COVID-19 están disminuyendo. Recordemos que este país ha elegido un camino diferente en la lucha contra el coronavirus, eligiendo la inmunidad colectiva, en lugar del confinamiento, lo que le ha valido críticas, en particular de otros países que los acusan por un error flagrante.
Anders Tegnell, el epidemiólogo responsable de diseñar la política sueca, dijo: “En todos los demás lugares, en Alemania, los Países Bajos, Austria y Dinamarca, el número de casos está aumentando nuevamente. Pero en Suecia, la situación está mejorando. En los últimos dos o tres días, no ha habido nuevos casos de infección y la tasa de mortalidad también está disminuyendo”.
Incluso los resultados económicos empiezan a prevalecer sobre los sanitarios. Los suecos están satisfechos con la gestión del gobierno frente a la pandemia: su economía ha sufrido menos que en el resto de la zona euro. El producto interno bruto cayó un 8,6% en el segundo trimestre, según la oficina de estadísticas de Estocolmo. En la zona del euro, fue del 12,1%.
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