Se podría decir que la doctora en Virología Laura Palermo es un ejemplo de talento y de la enorme capacidad que tienen los científicos argentinos que se destacan a lo largo y ancho de todo el mundo, en puestos, posiciones y cumpliendo funciones claves para el presente y sobre todo futuro de la ciencia.
Oriunda de Florida, partido de Vicente López, Buenos Aires, hace 14 años que vive en Nueva York. Le tocó vivir en primera persona y desde la primera línea de batalla la lucha contra el coronavirus en uno de los lugares más azotados duramente por el virus. “Trabajé en laboratorios de virología en la escuela de Medicina de Cornell, acá en Nueva York y en la Universidad de Columbia y ahora enseño en Hunter College”, contó a Infobae desde Estados Unidos y por Google Meet.
“No me enfermé de COVID-19, pero conozco muchisimos médicos, médicas, enfermeras, enfermeros, técnicos, personal de ambulancia, que se contagiaron; nefrólogos que se infectaron porque los pacientes COVID necesitaban muchos diálisis. En ciertos momentos no había suficientes equipos de protección personal (PPE, en inglés), escaseaban las máscaras N95, barbijos etc., y los contagios entre el personal de la salud eran altos”, relató, recordando los tétricos días a fines de marzo y mediados de abril en donde colapsó el sistema sanitario de la ciudad de Nueva York, se superaban los mil muertos diarios y se cavaban gigantescas fosas comunes en la isla Hart. Los hospitales, abrumados por el trabajo y las muertes, con sus morgues colapsadas, colocaban cuerpos en camiones refrigerados estacionados cerca de sus entradas.
Hoy, cinco meses después del gran pico agudo que azotó a la ciudad, acumula 451 mil casos y 33 mil muertos; sin embargo, en los últimos días, el gobernador Andrew Cuomo afirmó que el estado cuenta ahora con un nivel de transmisión de COVID-19 lo suficientemente bajo incluso como para reanudar las clases presenciales. A pesar de la situación particular en ese estado, hace pocos días, Estados Unidos superó los 5 millones de casos y California encabeza los casos confirmados, con 574 mil infectados, seguido por Florida con 542 mil y Texas tercero con 518 mil.
Además de tener un doctorado en Virología en la Universidad de Cornell (Ithaca, NY) Palermo es profesora del programa de Biología Humana, en la universidad Hunter College de la City University de Nueva York. Consultada por este medio, se refirió a su experiencia de docencia en tiempos de COVID: “Hoy por hoy no conozco a nadie enfermo, un indicio de que el virus está circulando menos en la ciudad de Nueva York. En estos tiempos tuvimos que enseñar a través de las plataformas online y cada clase había relatos de los estudiantes -en marzo, abril, mayo- me contaban como ellos mismos o familiares se enfermaban”. “Lamentablemente, muchos estudiantes de Hunter College- CUNY (que es la universidad pública de la ciudad de NY al estilo UBA), sufrieron la pérdida de familiares y como clase lo hablábamos y compartíamos a nivel grupo entre nosotros ya que no podian visitar a sus familiares en el hospital. Los pacientes sufrian solos en terapia intensiva”, recordó emocionada Laura.
En diálogo con Infobae y desde Nueva York, la prestigiosa viróloga argentina Laura Palermo analizó la factabilidad de que podamos esperar rebrotes de casos, qué sucede con los anticuerpos, en donde “la comunidad científica no sabe por cuánto tiempo dura la inmunidad al COVID-19”, las diferencias entre los distintos sistemas inmunológicos y la advertencia sobre la “flexibilidad” del SARS-CoV-2 y su “capacidad de crecer en diferentes órganos”.
-¿Se podría esperar un rebrote?
-Depende del virus y de nuestro sistema inmune. Es decir, cómo respondemos. Si tomamos barrios determinados de Nueva York -por dar un ejemplo- en donde el 50% de la población tiene anticuerpos, tal vez lo que se llama inmunidad de rebaño. Tal vez esa población ya tiene un 70% expuesto o al menos un 50%, con lo cual esa población sin ninguna vacuna disponible ya está protegida, y tal vez eso es parte también de lo que estamos viendo: comportamiento social correcto, utilización de barbijo y además una exposición tan grande que se generó una inmunización de rebaño tan grande que el virus no tiene a dónde ir, es decir, se le restringió la población, no tiene a quién infectar.
No hay gran movilidad de gente, es decir no hay un ingreso desesperado de gente de otros estados por ingresar a Nueva York. Con lo cual no hay una predicción de que va a suceder un nuevo brote en el próximo mes, ni en septiembre ni en octubre. Ahora yo no sé qué puede pasar en noviembre, es difícil de predecir, porque no sabemos esta inmunidad por cuánto dura, es decir, si esta inmunidad es parcial y temporaria. Tal vez hay una posibilidad de que volvamos a la misma situación de antes tal vez en noviembre. Es muy difícil de pronosticar esa parte, no sabemos. La comunidad científica no sabe por cuánto tiempo dura la inmunidad en una persona.
-¿Qué visualiza sobre la Argentina en relación a la lucha contra el coronavirus?
-Argentina está viendo cómo la cantidad importante de casos le va pasando a otros países y de forma lenta y progresiva les viene llegando el pico, pero hay que aprender de los otros casos de Italia, Nueva York -que si bien es un Estado, es tan grande que se parece a un país-. También lo podemos analizar en relación al caso de Perú, hay diferencias dramáticas que uno ve.
El país está viendo el pico y va a llegar, falta todavía un mes más. Lamentablemente los números y todas las predicciones sugieren que en el país vamos a ver más y más casos al menos hasta principios de septiembre. Es una curva muy parecida a la italiana, pero retrasada hacia agosto, septiembre. Ahora en particular en tiempos en que estamos en 7 mil, 8 mil casos, con esa tendencia, que no parece bajar mañana. Todos los números sugieren que va a haber todavía un poquito más de aumento, va a llegar a un plato, a una meseta, y después va a ir bajando. Me inclino a pensar que es a mediados de septiembre, y para octubre, noviembre, van a llegar a números más bajos.
-¿La curva comenzará a descender de forma lenta y progresiva?
-Claro, comenzará a descender paulatinamente. Es una curva un poquito diferente que la que vemos en otros países. Si uno la compara con la curva de Nueva York que fue aguda. Nueva York colapsó, sobre todo el sistema de salud. Nadie quiere volver a eso, nadie quiere ver los camiones frigoríficos en la puerta de los hospitales, eso no se lo recomiendo a nadie. Nadie quiere ser Nueva York.Pasamos por un momento muy malo, y contamos con una densidad de población similar a la de Buenos Aires. Hay 8 millones de habitantes acá en la ciudad, con lo cual uno no quiere para Buenos Aires eso, y no estamos viendo este extremo todavía, ni va a suceder en la Argentina, ya que la curva allí no parece tener la misma agudeza que se sufría acá en Nueva York, lo cual es bueno. Tal vez es parte de esta cuarentena larga y tediosa que está viviendo la nación.
-¿Fue importante la cuarentena temprana?
-La curva en Argentina yo entiendo que es terrible y que va a haber casos, y que los casos van a aumentar hasta mediados de septiembre, pero es una curva que si bien es alta y hay sufrimiento y hay muerte por supuesto, no es una curva aguda como la que vimos en Nueva York, y creo que las medidas que tomó el país fueron útiles.
-¿Considera que el manejo de la pandemia en la Argentina durante estos seis meses fue bueno?
-Yo creo que Argentina hizo bien en su momento en una cuarentena temprana. Yo también participé de una cuarentena en Nueva York, y sé que es muy duro. Creo que la estrategia fue correcta, en ese momento era lo mejor que se podía hacer. Es difícil saber qué hubiera pasado si no hacíamos est. Un argumento que yo escucho mucho es que por ahí fuimos muy extremistas demasiado temprano y ahora seguimos sufriendo. Es verdad que se está sufriendo, pero yo no puedo decir que fue una estrategia incorrecta entrar en una cuarentena tan temprana. Si Argentina no hubiera tomado la decisión que tomó que es una cuarentena temprana, hubiéramos visto para el país un caso terrible como el peruano.
Perú es el sexto país con más casos COVID-19 positivos en el mundo, con 490 mil confirmados. Con más de 21 mil muertos, es el quinto con más fallecidos per cápita a nivel global
-Hablando en particular del virus, ¿qué es lo más peligroso y sorprendente del SARS-CoV-2?
-Este virus fue sorprendiendo a todo el mundo, a los médicos, en un principio y a toda la población luego. Tiene la capacidad de crecer en diferentes órganos. Otros virus son muy específicos, necesitan determinadas proteínas, determinados receptores que solo existen en determinados tejidos celulares. Es muy flexible, y es capaz de infectar las células de nuestros pulmones, de infectar nuestro sistema gastrointestinal, hay gente que tiene diarrea, vómitos; es un virus que ha llegado a generar problemas neurológicos en determinados pacientes. Tiene una flexibilidad y una capacidad de adaptación que es sorprendente.
El problema del virus es que es nuevo, no tenemos todas las herramientas puestas a punto, y además tiene una capacidad flexible de infectar diferentes órganos, con lo cual nos sorprendió y lo que generó es que los médicos no sabían cómo responder y a veces sobreestimaban a un paciente, no pensaban que tenía esta enfermedad porque no tenía los síntomas clásicos de una pulmonía, la tos, etc., y en verdad tenían la misma enfermedad, solamente que con otra sintomatología. Es un virus muy interesante para ser estudiado, muy peligroso para tenerlo como paciente.
El SARS-CoV-2 es un virus muy interesante para ser estudiado, muy peligroso para tenerlo como paciente
-¿Qué sugiere la evidencia científica en cuanto al origen del virus SARS-CoV-2?
-Toda la comunidad científica dice que este es un virus que como muchos virus emergentes saltan de un huésped a otro huésped. Qué el huésped original son los murciélagos. Todavía no se sabe cuál es el huésped intermediario, ese animal del cual saltó del murciélago a ese animal y de ahí al humano. Todavía no se sabe. Lo que se sugiere es que esto sucedió hace unos 20 años más o menos.
Después tenemos todas las teorías conspirativas que dicen que el virus se generó en un laboratorio de Wuhan. Por supuesto hay muchos elementos que le dan de comer a esa teoría conspirativa: un laboratorio que se dedica a estudiar coronavirus, de murciélagos, que tiene una historia de haber tenido problemas de seguridad, donde hubo problemas de que perdieron algún virus y se escapó, entonces hay muchos detalles que le dan alimento a la teoría conspirativa. Por eso vemos determinados políticos que utilizan ese argumento para promover su propia política. Pero por ahora no hay ninguna evidencia que determine que fue un virus hecho a mano por un humano, de forma conspirativa, para matar a gran parte de la humanidad.
-¿Para cuándo podríamos tener la vacuna, teniendo en cuenta que 7 de ellas están muy avanzadas?
-Es histórico, en un punto, tener tantas opciones. Estamos hablando de 7 vacunas, 7 candidatos que están en fase 2-3, en tiempo récord. Hay varios puntos históricos. Es histórico el hecho de que tan rápido tengamos 7 candidatos. Ya eso es impresionante, no es común. Esto no sucedió, para otras enfermedades: hemos tardado años y décadas para desarrollar una vacuna. Es sorprendente que en menos de un año haya 7 candidatos en fase 3. Es sorprendente e histórico también el hecho de que muchas de estas 7 vacunas que se nombran son en verdad diferentes estrategias, estamos nadando en una riqueza de vacunas, no es común eso también: algunas están hechas de forma más tradicional, con un virus inactivado.
Ya son más de 20 millones los casos confirmados de coronavirus en todo el mundo y 745 mil los fallecidos, según la Universidad Johns Hopkins
Pero también vemos cosas innovadoras como vacunas a MRNA, hechas de genoma, con lo cual eso es innovador. Entonces tenemos varios elementos históricos: la velocidad; el hecho de tener candidatos hechos con diferentes estrategias; la cantidad de dinero que fue colocado en estos proyectos. Lo que las compañías proponen y parecería que fuera correcto es que vamos a tener resultados en un par de meses y muchas de las estrategias están siendo ayudadas para que ni bien haya resultados positivos se empiece a producir la vacuna en cantidades masivas.
-¿Cuándo usted estima que podría estar lista para ser distribuida?
-Si hay algún candidato que tiene resultados positivos y lo sabremos en un par de meses, es posible que tengamos un candidato a principios del 2021. Tenemos que saber si son efectivos o no y eso lo sabremos en un par de meses.
Si hay algún candidato que tiene resultados positivos y lo sabremos en un par de meses, es posible que tengamos vacuna contra coronavirus a principios del 2021
-La ciencia ha avanzado en dos vías muy importantes: las terapéuticas y las vacunas contra COVID-19. ¿Qué nos puede decir en relación a los tratamientos?
-Tuvimos algunos fallidos: toda la historia con la hidroxicloroquina. Fue un proyecto que parecía ofrecer alguna solución. Lamentablemente no fue cierto. Yo no le tenía fe porque sabía que era una droga muy tóxica para las células. Lamentablemente no funcionó.
Hoy por hoy, las estrategias que se están siguiendo son anticuerpos, obtenidos por plasma de gente que ya sufrió la enfermedad. De forma muy abrupta en Estados Unidos hubo un proyecto muy grande en tres diferentes universidades para promover el uso del plasma convaleciente, pero no se hicieron estudios con grupo control. Lamentablemente no hubo un experimento bien hecho para demostrar que es efectivo. Ahora el proyecto es hacerlo bien, de manera correcta. El consorcio que lo estaba haciendo aquí en Nueva York decidió no hacerlo en la ciudad, por la poca cantidad de casos recientes y no tiene sentido hacerlo éticamente. Por esto se promovió hacerlo en Brasil, donde se necesita, y el plasma recolectado aquí fue mandado al país sudamericano, con un objetivo más ético para ver si es efectivo con un grupo placebo.
También una empresa muy grande de aquí de Estados Unidos está haciendo anticuerpos de forma artificial, hechos en laboratorio. Se trata de la compañía Regeneron, que recibió un subsidio muy grande por parte del Gobierno para hacer un anticuerpo en un laboratorio.
Por otro lado está el remdesivir, que hay que testearlo y todavía no se sabe si es efectivo. Estas son a grandes rasgos las grandes avenidas que se están usando.
-¿La dexametasona también se está evaluando, verdad?
-Exacto. Estamos hablando de un fármaco que es para bajar la respuesta inmunológica de un paciente. Lo que hay que pensar estratégicamente es que estas drogas no pueden ser utilizadas en cualquier momento, en cualquier paciente. Este tipo de drogas como cualquier corticoides va a tener que ser utilizado una vez que el paciente está en una fase más avanzada, y donde la respuesta inmune es el problema, ya no es el virus, no es la infección, sino la respuesta inmune. Y ahí es cuándo podemos utilizar corticoides como la dexametasona, que es muy barata, muy efectiva, pero hay que utilizarla en determinados momentos.
Y yo creo que eso va a ser la clave del éxito, va a haber que utilizar determinados antivirales para determinados casos, para determinados momentos de la infección, y tal vez pase lo mismo con las vacunas. Tal vez no todas van a ser efectivas para toda la población y va a haber que utilizar una estrategia y utilizar determinadas vacunas para el grupo pediátrico, es decir los niños; otro tipo de vacunas para los mayores de edad, dado a que tienen un sistema inmune diferente. Entonces va a haber que ser muy estratégico y es bueno tener muchas alternativas, tener como un cóctel de drogas para poder elegir quién recibe qué.
-¿Es decir que no todas las personas tienen la misma respuesta ante una misma vacuna? ¿Qué sucede con los anticuerpos en estos subgrupos?
-Correcto. En relación a las vacunas, vamos a tener algunos datos preliminares en unos dos meses, dado a que a final de julio empezaron todos los experimentos de fase 3. Aquí se les da la vacuna a 30 mil personas y se las monitorea a lo largo del tiempo. En dos meses tendremos resultados preliminares para ver si efectivamente esa vacuna es efectiva. Por ahora, lo que vemos es que muchos de estos (proyectos) candidatos son seguros, no son peligrosos, no son tóxicos, no hay un efecto secundario terrible más allá de un poco de dolor en el brazo o malestar, pero no tienen efectos secundarios terribles.
Ahora lo que necesitamos es un número más grande, es decir 30 mil personas, y utilizando voluntarios de los diferentes grupos que mencionamos. Con ellos vamos a ver cómo la vacuna es efectiva o no diferencialmente. Es decir, esta vacuna ¿es útil para todos, para adultos, para niños, para ancianos? Lo vamos a saber alrededor de octubre, noviembre o diciembre, cuando estas compañías liberen la información, la publiquen o nos compartan los datos.
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