Al menos desde marzo, cuando comenzamos a convivir con el virus, las estrategias de cuarentenas, sean estrictas o flexibles, aplanaron o amesetaron las curvas de contagios. De esta manera los confinamientos dieron tiempo para adaptar los sistemas sanitarios, evitando contagios y muertes, estrategia dirigida a esperar el hallazgo de una vacuna, un tratamiento o alcanzar la inmunidad colectiva. Entonces, las restricciones impuestas fueron la respuesta incuestionable al desafío que planteaba el SARS-CoV-2.
En un contexto donde la moderación a esta idea no era una opción que pudiera ser aceptada, las recientes proyecciones epidemiológicas y la propia evolución biológica del COVID-19 estarían dando un giro a la respuesta que hasta ahora teníamos al problema. Paradójicamente, mientras creíamos en retrasar los contagios quedándonos en casa, la propia naturaleza y propagación del virus podrían hoy ser la solución menos pensada.
Los recientes trabajos que actuarían como llave de salida al laberinto que nos propuso el coronavirus vienen de la Universidad de Oxford y del estudio conjunto que llega del Consorcio de Genómica COVID-19 y un experto de la Universidad de Birmingham.
Unidas, ambas investigaciones demostrarían un escudo inmunológico que se estaría verificando. Por un lado a partir de una reducción en gran escala de una fracción de la población que no puede transmitir el virus debido a la resistencia innata o la protección cruzada de la exposición a coronavirus estacionales. Por el otro, una mutación del virus a una versión mas rápida de propagación, pero que se observa, no causaría un mayor riesgo de muertes o estadías prolongadas por internación en hospitales.
Una mutación con impacto favorable en los humanos
El COVID-19 tiene una mutación más dominante a nivel mundial que logra rápidamente más grupos de contagios, según ha surgido de recientes investigaciones mundiales.
El profesor Nick Loman, de la Universidad de Birmingham, que forma parte del Consorcio de Genómica COVID-19, es uno de los expertos que ha descripto esta mutación, conocida como D614G, con un impacto que podría considerarse favorable en los casos que se observan en la actualidad.
Un trabajo en este sentido, que proviene de comprobaciones en Reino Unido, no cree que la nueva forma del virus cause mayor riesgo de muerte y hospitalizaciones graves y de larga estadía. Las conclusiones a las que arriba Loman es que esta propagación, aunque mas rapida, estaría ayudando.
Según el especialista, “los hallazgos se producen después de que los científicos analizaron más de 40,000 genomas en el Reino Unido y descubrieron que D614G aumenta principalmente la transmisibilidad en casos humanos”
“Existiría en la proteína espiga, que es una forma muy importante de que el coronavirus pueda ingresar a las células humanas” sostiene Loman en una entrevista a un medio británico. Además agrega que “han notado en el Reino Unido y en todo el mundo que esta mutación ha aumentado en frecuencia”.
Llamada D614G, esta mutación se propaga más rápidamente, pero según explica, “no se asocia con un mayor riesgo de muerte”. La idea que resulta de estudio indicaría que los virus que contenían la mutación de tipo G parecían formar grupos de casos más rápido, que los virus con la mutación D.
“No vimos ninguna asociación significativa con la supervivencia y la duración de las estadías en el hospital con esta mutación; no creemos que esta mutación sea importante para cambiar la virulencia. El efecto parece estar en la transmisibilidad”, concluye.
Un umbral más cercano para lograr la inmunidad de rebaño
“Si enfrentáramos la misma enfermedad, con todo lo que sabemos hoy, creo que nos encontraríamos a medio camino entre lo que Suecia y el resto del mundo han hecho” , reconoció el epidemiólogo jefe de la Agencia Sueca de Salud Pública, Anders Tegnell, quien impuso para el reino escandinavo la estrategia de lograr la comunidad de rebaño para vencer al SARS-CoV-2.
Hasta ahora se ha dicho ampliamente que el umbral de inmunidad de rebaño (HIT) requerido para evitar un resurgimiento del SARS-CoV-2 es superior al 5 por ciento para cualquier entorno epidemiológico. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, acaba de sostener que este escudo inmunológico podría reducirse en gran escala si una fracción de la población no puede transmitir el virus debido a la resistencia innata o la protección cruzada de la exposición a coronavirus estacionales.
De acuerdo a un nuevo modelo presentado por un equipo de la Universidad de Oxford, dirigido por la profesora Sunetra Gupta, tan solo el 20 por ciento de la población puede necesitar resistencia al virus para evitar que se propague una nueva epidemia.
Los responsables del trabajo piensan que el “umbral” de la inmunidad colectiva o de rebaño se ha reducido porque muchas personas ya pueden ser inmunes a la infección sin haber sido atrapadas por esta.
Según lo sostiene el documento recientemente publicado, y al que accedió Infobae, las proyecciones que se hacen para el Reino Unido por la Universidad de Oxford, indican que ya habría alcanzado un nivel suficiente de inmunidad para contener una temida segunda ola.
Al comienzo de la pandemia, los asesores del gobierno británico sugirieron que al menos el 60 por ciento de la población necesitaría infectarse para que se lograra la inmunidad del rebaño. En cambio, Reino Unido entró en el bloqueo sobre la base de proyecciones que sugieren que permitir tales niveles de la enfermedad dejaría al sistema de salud pública del país colapsado.
“Se cree ampliamente que el umbral de inmunidad de rebaño (HIT) requerido para prevenir un resurgimiento del SARS-CoV-2 es superior al 50 por ciento para cualquier entorno epidemiológico”, dice el estudio. Pero los nuevos indicios sobre anticuerpos y defensa inmunológica deja de lado este porcentaje.
“Estos resultados ayudan a explicar el gran grado de variación regional observado en la seroprevalencia y las muertes acumuladas, y sugieren que la inmunidad de rebaño suficiente ya puede estar en su lugar para mitigar sustancialmente una segunda ola potencial”, agrega el documento.
El trabajo, que tomó estado público a través del diario inglés The Telegraph, también indica que ya varios expertos han coincidido en sugerir que un importante número de personas podrían lograr la inmunidad contra el COVID-19, a partir de cierta semejanza con otros virus, incluso hasta aquellos que pueden provocar un simple resfriado, como demuestra una investigación alemana.
Con ciudades en todas parte del mundo que ya están logrando este umbral del 20 por ciento, la relevancia del modelo de Oxford, puede ser clave para lograr un escudo frente a la pandemia. Sin embargo, la proyección aún no ha sido revisada por pares como para confirmar que cuando las personas resistentes se mezclan con personas no resistentes, el “peldaño” de inmunidad colectiva se reduce drásticamente.
Se suma que la múltiple evidencia de que la exposición a coronavirus estacionales ofrece protección contra los síntomas clínicos, permite al estudio sostener la idea que “sería razonable suponer que la exposición al SARS-CoV-2 en sí misma conferirá un grado significativo de inmunidad”.
“Por lo tanto, un segundo pico puede resultar en muchas menos muertes, particularmente entre aquellos con comorbilidades en las clases de edad más jóvenes”.
Para el profesor, John Bell, Regius de Medicina en la Universidad de Oxford, y uno de los investigadores que trabaja en el desarrollo de la vacuna también de Oxford, “probablemente habría un nivel de fondo de protección para un número significativo de personas”, cita el mismo medio británico.
Además agrega que “es probable que haya inmunidad de células T de fondo en las personas antes de que vean el coronavirus, y eso puede ser relevante para que muchas personas contraigan una enfermedad bastante asintomática”.
Según investigaciones internacionales, hasta un tercio de las personas sanas sin síntomas de coronavirus pueden haber desarrollado inmunidad a este. Hasta ahora, los esfuerzos para medir los niveles de protección contra el coronavirus se han centrado en los anticuerpos, que han demostrado ser una medida poco confiable.
Para varios epidemiólogos, que empiezan a marcar diferencias con aquellos que han hecho prevalecer sus voces en las decisiones de políticas sanitarias, se ha subestimado la cantidad de personas que tienen algún tipo de inmunidad al SARS-CoV-2. Si esto significa que estas personas están totalmente protegidas, o si van a tener una enfermedad más leve o asintomática en el futuro, aún es difícil decir.
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