El uso de la tecnología como una poderosa herramienta para agilizar, cambiar la perspectiva o incluso descifrar cosas impensadas en el año 2020 es algo que se da por sentado. Sin embargo, hay industrias a las que la llegada de la tecnología no suplanta aún el valioso labor del hombre, como es en el caso de los arqueólogos, quienes intentan estudiar y descifrar los cambios que se producen en las sociedades, desde las primeras agrupaciones de humanos hasta las actuales, a través de restos materiales dispersos en la geografía y conservados a través del tiempo.
De este modo, los arqueólogos vienen decodificando jeroglíficos egipcios de la misma manera que hace 200 años. Sin embargo, para Chance Coughenour, manager del programa de Arqueología digital de Google Arts & Culture, es posible agilizar el proceso e incluso brindar una herramienta de la mano de la inteligencia artificial que ayude a los expertos a trabajar.
En este contexto, Coughenour y Google, en colaboración con el Centro Australiano de Egiptología de la Universidad Macquarie, Psycle Interactive y egiptólogos de todo el mundo crearon Fabricius la primera herramienta digital, que permite interpretar el antiguo lenguaje de Egipto de forma interactiva.
El lanzamiento de la herramienta fue en el marco del aniversario del descubrimiento de la Piedra Rosetta, la herramienta que develó por primera vez el misterio de los antiguos jeroglíficos egipcios. Los antiguos egipcios usaron este sistema de escritura hace más de 4000 años para registrar sus historias, pero sólo un grupo selecto sabía cómo leerlas y escribirlas.
“El objetivo principal de crear esta herramienta era el de experimentar con la idea de ayudar a los expertos en su trabajo de descifrar jeroglíficos. Básicamente es un experimento con el lenguaje en general. Hoy se sabe muchísimo del antiguo Egipto y de hecho ya fue descifrado el antiguo lenguaje egipcio, pero lo que intentamos hacer es proveer una herramienta para los especialistas en su arduo labor. Si lo pensamos, es como tener un diccionario de papel y pasar a un diccionario online, ese es el espíritu de la herramienta”, dijo a Infobae desde su hogar en Londres el arqueólogo Chance Coughenour.
El arqueólogo explicó que para desarrollar esta herramienta se contó con la colaboración de expertos de distintas partes del mundo y se fue probando a lo largo del tiempo hasta que finalmente Fabricius estaba lista para ser lanzada al mundo: “Fue un proceso de tres años y todo comenzó con la idea de un videojuego que tenía como objetivo mirar jeroglíficos y jugar con ellos. Hasta que, finalmente, despertó interés y decidimos que era hora de cerrar la brecha entre la arqueología y la población así como ayudar a los expertos”.
Sin embargo, la aplicación fue más allá e incluso también está diseñada para que cualquiera pueda descubrir de manera interactiva el fascinante idioma a través de tres puertas de enlace dedicadas: Primero, puede “Aprender” sobre el idioma del antiguo Egipto siguiendo una breve introducción educativa en seis pasos. En segundo lugar, Fabricius te invita a “Jugar” y traducir palabras y mensajes en jeroglíficos listos para compartir con quien deseen. En tercer lugar, también permite trabajar ofreciendo nuevas herramientas para la investigación académica, con el objetivo de ayudar a especialistas a interpretar y descifrar los jeroglíficos egipcios.
“A pesar de que la función principal de la herramienta está dirigida a los expertos y para que los estudiantes la puedan utilizar con fines académicos, también quisimos hacerla accesible para todos, tanto para el que quiera aprender todo sobre los jeroglíficos, como sobre los símbolos que muchas veces vemos en collares o en remeras, o incluso al tipear frases o emojis y crear propios mensajes para poder compartirlos”, enfatizó el especialista.
Por el momento, la aplicación está disponible en inglés y en árabe. “Queremos ver como es recibida la herramienta en estos idiomas y explorar si se puede hacer accesible a idiomas como español, francés, entre otros”, comentó Coughenour.
A pesar de que la herramienta se lanzó hace cuatro días, la respuesta tanto de los expertos como del público en general fue muy positiva: “Nos sorprendió pero sabíamos que iba a ser bienvenida por los expertos ya que trabajamos con ellos desde un principio y para ellos. Fue un desafío que pudimos resolver. Y de hecho, ya nos avisaron que esta herramienta se utilizará en otoño en la Universidad de Macquarie de forma online y que incluso un estudiante hará su doctorado sobre esta herramienta. Es muy reconfortante”.
“El deseo que tengo para el público en general es que aprendan un poco sobre el mundo de los jeroglíficos y lo interesante que es, y el hecho de que fue un lenguaje y un sistema de escritura que duró 3.600 años, incluso más tiempo que los lenguajes que se hablan actualmente. Pero también diré que mi esperanza es que los expertos vean que es una herramienta, y que de ninguna manera reemplaza a los elementos que utilizan en su trabajo profesional, sino que complementa al trabajo que hacen. Al final del día la decisión es utilizar una tecnología que sugiere una respuesta pero el último en elegir lo que es correcto es el experto y que de ninguna manera puede hacerse sin su trabajo”, concluyó Coughenour.
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