El hombre es un ser social, que debió cambiar repentinamente sus hábitos y costumbres debido a la llegada de la pandemia. Eso implicó ser parte de una medida sin precedentes como lo es el aislamiento social preventivo y obligatorio por un bien común: no contagiarse ni contagiar al resto.
A medida que la nueva enfermedad fue avanzando y de a poco instalando una “nueva normalidad” en la vida de las personas, también trajo ciertas medidas que se tienen que cumplir a rajatabla para evitar la propagación del virus. El uso del tapabocas, respetar la distancia social, una constante higiene de manos, toser con el pliegue del codo fueron algunas de las conductas a la que la población tuvo que acatar.
Sin embargo, conforme paso el tiempo, hubo algunos que acataron las reglas sin preguntar el porqué así como otros que no respetaron ni el aislamiento social preventivo y obligatorio sabiendo incluso que habría consecuencias legales y económicas. ¿A qué se debe? Para Harry Campos Cervera, médico especialista en psiquiatría y miembro de APA, la postura con la que maneje la pandemia cada persona forma parte del carácter de cada uno: “Cada individuo tiene una singularidad particular, es decir que cada uno reacciona al virus y aplica conductas de acuerdo a lo que era antes como persona, a nuestra propia singularidad y estructura psíquica. Cómo uno responde a una amenaza también tiene que ver con cómo respondemos antes”.
De hecho, un estudio de psicología publicado en Sage Journals reveló que las personas con niveles más bajos de amabilidad y conciencia eran menos propensas a respaldar las recomendaciones de salud relacionadas con el distanciamiento social y la higiene durante la pandemia y que, incluso, aquellos con rasgos como mezquindad y desinhibición, predijeron un bajo respaldo de los comportamientos de salud y la intención de exponer a los demás a riesgo a sabiendas.
“Seguramente las personas con una personalidad fóbica reaccionen con más miedo y anclarán sus fobias en todas estas medidas preventivas, los obsesivos van a tener más facilidad y desconfianza a la hora de sus cuidados así como un excesivo control en cada detalle mientras que los omnipotentes seguramente pensarán que a ellos no les tocará y serán los que tengan una tendencia a no cumplir las medidas preventivas”, aseguró el especialista.
De este modo, el estudio describió que al principio de la pandemia, los rasgos prosociales probablemente facilitaron la adaptación de la sociedad ante las medidas impuestas, y los rasgos antagónicos probablemente disminuyeron el comportamiento adaptativo y promovieron el daño a la salud de las personas. Las personas claramente antagónicas pueden haber ignorado o actuado en contra de las apelaciones de salud pública por comportamiento altruista.
En este sentido, Campos Cervera explicó que la personalidad es un rasgo que puede ser variable y que posee elementos con el cual la persona forma el carácter: “Está en la naturaleza de cada persona, no existen personalidades buenas o una malas, son formas de afrontar la vida que tiene cada uno y en ese camino se encontrarán con decisiones más o menos eficaces”
“La forma de afrontar la pandemia no es por la enfermedad en sí, se da en todos los aspectos de la vida, en el ámbito laboral, en sus hogares, con sus amistades, entre otros, ya que la personalidad tiene un componente con el cual uno va a afrontando cada situación que se presenta”, enfatizó el especialista.
A siete meses de la llegada de la enfermedad a la vida de las personas
Al igual que en distintos períodos, las necesidades de las personas van cambiando conforme pasa el tiempo. “Muchas cosas cambiaron, al principio cuando se nombraba al COVID-19 se hablaba de un enemigo invisible. Hoy lo médicos, los medios y las personas entienden un poco más sobre esta enfermedad, y el ser humano, cuanto más sabe de algo, menos miedo le tiene. Hoy sabemos que es importante respetar las medidas preventivas”, comentó el especialista.
Similar a la crianza de un niño, Campos Cervera aseguró que llegará el momento en el que las personas tendrán que salir y tomas decisiones para defenderse por sí mismos, pero con todas las herramientas de prevención y cuidado que fueron asimilando durante este tiempo de aislamiento social preventivo y obligatorio.
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