Desde el inicio de la pandemia por el COVID-19, los expertos en infectología se encargaron de destacar que los niños no integran los grupos de riesgos de la enfermedad, es decir que no tienen más posibilidades de contraer la infección ni de desarrollar un cuadro grave en caso de adquirir la infección. Salvo que padezcan alguna comorbilidad que los haga más susceptibles al SARS-CoV-2, los menores parecían estar “a salvo” en la actual crisis sanitaria.
Hoy quedó demostrado que los niños sí se contagian de coronavirus y que, incluso, pueden transitar la enfermedad con algunas dificultades. Lo cierto es que la infección por COVID-19 se manifiesta de manera similar a otras enfermedades respiratorias en niños. Aunque los niños manifiestan muchos de los mismos síntomas de infección que los adultos, algunas diferencias son notables. Según los CDC , los niños pueden ser menos propensos a tener fiebre, pueden ser menos propensos a presentar fiebre como síntoma inicial y pueden tener sólo síntomas del tracto gastrointestinal.
La Academia Americana de Pediatría elaboró un documento donde explica que los encargados de formular políticas también deben considerar la creciente evidencia sobre COVID-19 en niños y adolescentes, incluido el papel que pueden desempeñar en la transmisión de la infección. El SARS-CoV-2 parece comportarse de manera diferente en niños y adolescentes que otros virus respiratorios comunes, como la influenza, en los que se basa gran parte de la orientación actual sobre el cierre de escuelas.
Aunque los niños y adolescentes juegan un papel importante en la amplificación de los brotes de influenza, hasta la fecha, este no parece ser el caso con el SARS-CoV-2. Aunque quedan muchas preguntas, la preponderancia de la evidencia indica que los niños y adolescentes tienen menos probabilidades de ser sintomáticos y menos probabilidades de tener una enfermedad grave como resultado de la infección por SARS-CoV-2. Además, los niños pueden ser menos propensos a infectarse y propagar la infección.
En este sentido, el médico infectólogo Omar Sued, director de investigaciones de Fundación Huésped (MN 91262), adelantó que “el virus afecta a los niños, pero no produce en ellos formas graves de la enfermedad ni mortalidad, entonces es posible que muchos se hayan infectado y no hayan tenido alta fiebre ni grandes síntomas y por tanto no se reportaron”.
“Por otro lado, al no haber requerido internación ni muerto ninguno ha pasado inadvertida la infección”, agregó el presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, quien resaltó que “no hay una causa biológica identificada que permita pensar que no son afectados por este virus”.
¿Cuál es la situación de la enfermedad con los niños?
La infección por SARS-CoV-2 suele cursar en ese grupo etario en forma leve, con escasos síntomas o en forma asintomática. “Los pacientes suelen presentar fiebre no muy alta (37,5° / 37,8°), tos, cuadros respiratorios altos (que afectan la garganta, oídos y/o nariz), síntomas gastrointestinales como vómitos y diarrea y, en contadas ocasiones, manifestaciones en la piel”, aseguraron desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) en un comunicado.
En la gran mayoría de los casos, la infección evoluciona favorablemente en pocos días y sin complicaciones, y entre quienes sí tuvieron complicaciones, la mitad presentaba alguna enfermedad preexistente de base, respiratoria, metabólica o cardíaca. Sin embargo, desde la SAP aconsejaron no relajar las medidas de prevención como el distanciamiento (entre 1,5 y 1,8 m), el uso de tapabocas y el lavado frecuente de manos, para evitar la propagación del contagio en los adultos mayores.
“Si bien el 15% del total de los casos que muestran nuestras estadísticas es muy superior al 2% reflejado en países de Europa o en China, los niños y adolescentes son el grupo menos afectado por el coronavirus SARS-CoV-2. Incluso se sabe que cuatro o cinco de cada diez niños fueron contagiados por adultos, generalmente sus padres o sus contactos cercanos”, sostuvo la médica infectóloga pediatra Gabriela Ensinck, secretaria del Comité de Infectología de la SAP. A la fecha, en nuestro país se detectaron unos de 4 mil casos en niños y adolescentes, 46% de 0 a 9 años y 54% entre 10 y 20 años.
Pero, pese a que la enfermedad suele ser menos agresiva con ellos, desde la institución instaron a extremar los cuidados, ya que -sobre todo los niños y adolescentes asintomáticos- son un grupo que involuntariamente contribuye con la transmisión comunitaria de la enfermedad.
En este sentido, un estudio científico publicado en la revista médica JAMA Pediatrics, es el primero en describir las características de los pacientes con COVID-19 pediátricos gravemente enfermos en América del Norte. El coautor del estudio Lawrence C. Kleinman, profesor y vicepresidente de desarrollo académico y jefe de la División de Salud, Calidad e Implementación de la Población de Salud, Calidad e Implementación del Departamento de Pediatría en la Escuela de Medicina Rutgers Robert Wood Johnson señaló que “Si bien es más probable que los niños se enfermen gravemente si tienen otras afecciones crónicas, incluida la obesidad, es importante tener en cuenta que los que no presentan enfermedades crónicas también están en riesgo. Los padres deben seguir tomando el virus en serio”.
El papel de los niños en la propagación de la enfermedad
El documento elaborado por la APP, incluía una serie de recomendaciones para las instituciones educativas de cara al regreso de las clases en el país estadounidense. De este modo, ¿Hay riesgo de un rebrote en los colegios tras su apertura?
Un estudio de un grupo de casos en los Alpes franceses describió a un niño de nueve años que asistió a tres escuelas y a una clase de esquí mientras mostraba síntomas de COVID-19, pero no infectó a una sola persona. “Sería casi inaudito que un adulto se exponga a tantas personas y no infecte a nadie más”, aseguró Alasdair Munro, investigador pediátrico de enfermedades infecciosas en el Hospital Universitario de Southampton, Reino Unido.
Por otro lado, un informe australiano de una investigación en curso sugiere que es limitado y mucho más bajo que con otros virus respiratorios, como la influenza. Entre más de 850 personas que habían estado en contacto con 9 estudiantes y 9 miembros del personal confirmaron tener COVID-19 en escuelas primarias y secundarias en el estado de Nueva Gales del Sur, solo se registraron dos casos de COVID-19 entre esos contactos, ambos en niños.
Las medidas que recomiendan desde la APP, van desde el distanciamiento social, uso de tapabocas, distancia entre escritorios, pasillos unidireccionales para reducir el contacto cercano, limpieza y desinfección constante de ambientes así como ventilación de la misma, entre otras. Sin embargo, el documento también explica que los formuladores de políticas deben reconocer que las políticas de COVID-19 están destinadas a mitigar, no eliminar, el riesgo. Ninguna acción o conjunto de acciones eliminará por completo el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2, pero la implementación de varias intervenciones coordinadas puede reducir en gran medida ese riesgo.
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