Una de las premisas instaladas desde el inicio de la pandemia es que aquellas personas con factores de riesgo como enfermedades preexistentes, edad avanzada, entre otras, eran las más propensas a atravesar la enfermedad con mayor dificultad, mientras que los niños, adolescentes y adultos jóvenes no lo padecerían de la misma manera.
Esto provocó que muchos jóvenes no respetaran las medidas dispuestas por los distintos organismos para prevenir la propagación del coronavirus COVID-19, desde el cumplimiento estricto del aislamiento social preventivo y obligatorio hasta medidas como la desinfección de superficies o higiene de manos, dado que es una enfermedad que en teoría no los afectaría de forma grave.
Sin embargo, en los últimos días hubo mayor evidencia de que son cada vez más los jóvenes de países europeos -así como de Estados Unidos- los que contrajeron la enfermedad, dejando de lado el mito de que a los jóvenes “no los afecta la enfermedad”. De hecho, a pesar de los datos iniciales de China que mostraban que las personas mayores y las personas con otras afecciones de salud eran las más vulnerables, los jóvenes -desde los veintitantos hasta principios de los cuarenta- están gravemente enfermos. Muchos requieren cuidados intensivos, según datos de Italia y Francia. El riesgo es particularmente grave para aquellos con dolencias que aún no se han diagnosticado.
En este sentido, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos a mediados de marzo encontraron que aproximadamente la mitad de los pacientes con COVID-19 tenían 55 años o más, a pesar de que solo el 29% de la población del país tiene esa edad. Sin embargo, con el tiempo, los datos se han establecido para reflejar que casi el 70% de las personas que dieron positivo al 30 de mayo eran menores de 60 años.
Para el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), de ninguna manera se puede atribuir el adjetivo de invencibles a los más jóvenes: “No es verdad que son menos susceptibles, de hecho, la mayoría de los casos registrados corresponden a jóvenes adultos; es verdad que los casos de mortalidad son notablemente menos, pero no significa que no deban tomar todos los recaudos”.
Por otro lado, según un estudio publicado en la revista médica JAMA Pediatrics, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes tienen un mayor riesgo de complicaciones graves por COVID-19 de lo que se pensaba anteriormente, y las personas con afecciones de salud subyacentes tienen un riesgo aún mayor.
“Las personas más jóvenes de ninguna manera son completamente inmunes a los efectos del SARS-CoV-2 ni tienen un riesgo cero de manifestaciones graves”, dijo Jay Butler, gerente de incidentes de la respuesta COVID-19 de los CDC. “Y entre los jóvenes, ese riesgo es elevado en aquellos con enfermedades subyacentes o condiciones de salud, que incluyen patologías como diabetes u obesidad”, enfatizó.
En Argentina, de acuerdo con datos aportados por la cartera que comanda el ministro Ginés González García, hay una tasa de incidencia de 63% casos confirmados cada 100.000 habitantes. Del total de afectados, el 50,6% son hombres, mientras que el 49,4% son mujeres. El promedio de edad de los contagiados es de 36 años, y el 9 por ciento corresponde a trabajadores de la salud. En cuanto a la tasa de mortalidad, la edad media de las personas fallecidas es de 74 años.
SEGUÍ LEYENDO: