Ante una nueva escalada de casos de coronavirus, particularmente en el oeste y el sur de los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) ampliaron su advertencia sobre quiénes son las personas que están en riesgo de desarrollar una enfermedad grave en caso de adquirir la infección.
“Esta pandemia no ha terminado. La herramienta más poderosa que tenemos, un arma poderosa, es el distanciamiento social”, advirtió en una conferencia de prensa el director de los CDC, Robert Redfield. Y la recomendación surge del reconocimiento de que las pruebas de serología que realizó la agencia sugieren que alrededor de 20 millones de estadounidenses, o aproximadamente el 6% de la población, contrajeron COVID-19, esto es que “por cada persona que da positivo, es probable que otros diez casos no hayan sido diagnosticados”, según el funcionario.
Además, descartó advertencias anteriores acerca de que principalmente los mayores de 65 años eran quienes enfrentaban el mayor riesgo y puso énfasis en el riesgo presentado por quienes padecen una serie de afecciones de salud, que incluyen tener un índice de masa corporal de 30 o más.
“Las personas más jóvenes de ninguna manera son completamente inmunes a los efectos del SARS-CoV-2 ni tienen un riesgo cero de manifestaciones graves”, dijo Jay Butler, gerente de incidentes de la respuesta COVID-19 de los CDC. “Y entre los jóvenes, ese riesgo es elevado en aquellos con enfermedades subyacentes o condiciones de salud, que incluyen patologías como diabetes u obesidad”, enfatizó.
La nueva guía refleja lo que se evidenció en ese país durante meses, con innumerables nuevos casos graves entre los jóvenes y aquellos con afecciones subyacentes.
Así las cosas, los Estados Unidos experimenta un nuevo aumento de casos, particularmente en el oeste y el sur. Al punto que ayer jueves, el gobernador de Texas, Greg Abbott anunció que el estado pausaría su reapertura ante brotes en todo el estado.
“Pido a las personas que reconozcan que estamos en una situación diferente hoy que en marzo, en abril, cuando el virus estaba siendo desproporcionadamente reconocido en personas mayores con comorbilidades significativas y estaba causando hospitalizaciones y muertes significativas”, dijo Redfield, quien aclaró que “hoy se está viendo más virus en individuos más jóvenes. Menos de esas personas requieren hospitalizaciones y tienen un desenlace fatal. Pero eso no es para minimizarlo”.
La nueva guía desglosa las afecciones médicas que pueden influir en la gravedad de la enfermedad en aquellas para las cuales hay evidencia sólida, y aquellas para las que la evidencia no es tan fuerte, clasificando esta última como afecciones que podrían aumentar el riesgo de enfermedad grave.
La enfermedad cardiovascular, la enfermedad renal crónica, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC, la obesidad, cualquier afección inmunosupresora, la enfermedad de células falciformes, el antecedente de un trasplante de órganos y la diabetes tipo 2 se clasifican entre las que cuentan con pruebas sólidas de un mayor riesgo de complicaciones y muerte en caso de contraer COVID-19.
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