La ivermectina es un medicamento utilizado para tratar algunas infecciones parasitarias en humanos, y también se usa en animales, aunque bajo otra fórmula. Un médico israelí, experto en enfermedades tropicales, está probando esta droga en ensayos clínicos, ya que cree que podría reducir la duración de la infección por coronavirus.
Se trata del profesor Eli Schwartz, fundador del Centro de Medicina del Viaje y Enfermedades Tropicales del Centro Médico Sheba, Tel Hashomer. Lanzó un ensayo clínico de la droga ivermectina, un agente antiparasitario de amplio espectro que también sirve para tratar distintos virus.
Según explicó a The Jerusalem Post, como al principio todo el mundo estaba hablando de la hidroxicloroquina, ellos decidieron buscar otras medicaciones, y consideraron algunas drogas que podrían tener una actividad antiviral. Así, seleccionaron la ivermectina, que está siendo probada en pacientes con casos leves y moderados, para ver si es posible acortar la duración de la enfermedad, para que puedan testear negativo antes, y así volver rápidamente a sus vidas normales.
Actualmente, las personas que son infectadas con coronavirus deben permanecer en aislamiento total por por lo menos dos semanas, y este período a veces se extiende hasta cuatro o seis semanas hasta que el test da negativo. Los científicos esperan establecer la eliminación viral dentro de los seis días posteriores a la intervención. Schwartz también está monitoreando si el medicamento puede ayudar a acelerar la reducción de los síntomas.
Por ahora, 26 personas se han anotado en el estudio aleatorizado. El profesor espera reclutar unas 100, y busca a pacientes interesados en los “hoteles de coronavirus” administrados por el estado.
El 8 de abril, Science Direct publicó un estudio donde se asegura que el medicamento, in vitro, puede inhibir la replicación del nuevo coronavirus en 48 horas. Es decir, la prueba no se realizó dentro de un organismo vivo, sino con implementos de laboratorio.
Al respecto, en diálogo con la agencia, el químico farmacéutico chileno Rubén Hernández aseguró que ese resultado fue posible porque “la ivermectina inhibe una proteína necesaria para que el coronavirus ingrese al núcleo celular y comience su replicación”.
Vivian Luchsinger, viróloga de la Universidad de Chile, explicó que en este experimento en laboratorio, la ivermectina logró inhibir “una proteína que participa en el movimiento de proteínas entre el núcleo y el citoplasma de la célula. Además, la ivermectina tiene una función antiinflamatoria. Sin embargo, no está claro aún cuál es la acción directa sobre el nuevo coronavirus”.
De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), la ivermectina no está aprobada para el tratamiento del COVID-19 y llama a no consumirla, a menos que sea recetada por un médico. “No debe tomar ningún medicamento para tratar o prevenir el COVID-19 a menos que se lo haya recetado su proveedor de atención médica”, señala el organismo.
Respecto al estudio sobre los efectos observados en el estudio in vitro contra el COVID-19, la FDA destaca: “Estos tipos de estudios de laboratorio se usan comúnmente en una etapa temprana del desarrollo de fármacos”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aún no existe un medicamento que cure o prevenga el contagio del COVID-19.
En conversación telefónica con AFP, el asesor regional de Asuntos Regulatorios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), José Peña, explicó que la ivermectina, junto a la cloroquina e hidroxicloroquina, están en tratamientos que solo tienen estudios de caso y no han sido probado en estudios clínicos aún.
“Cuando nosotros decimos que hay evidencia científica es porque hubo estudios clínicos controlados: un estudio serio y robusto donde hay un grupo (de pacientes) de control y un grupo experimental, donde haces correr el experimento y los comparas”, explicó Peña.
En cambio, un estudio de caso quiere decir que “corrieron con un grupo de pacientes solo con ese producto, pero no se ha comparado. Que funcione en algunos pacientes no es suficiente evidencia, por eso es que las autoridades regulatorias insisten mucho en la robustez de los estudios clínicos. Si no, puede ser un caso casi anecdótico”.
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