Romina P. es alumna de una escuela secundaria, está en 3° año. Pensó que las clases virtuales la iban a ayudar, porque no iba a tener más problemas con las burlas de sus compañeros. Sin embargo, la siguen dejando de lado, nadie quiere trabajar en grupo con ella y cada vez que se conecta, alguien le cambia el nombre de usuario y le pone “gorda fea”. En el grupo de Whatsapp del curso, se comparten memes y stickers de personas gordas y la etiquetan.
Similar es lo que le sucede a Agustín R., que está en 5° grado. Empezó las clases con nervios, ansiedad y miedo, ya que los años anteriores sufrió mucho por situaciones de acoso escolar. Hace dos meses que no va a la escuela y solamente ve a sus compañeros en algunas clases virtuales. Ya le dijo a su papá que está más contento y que prefiere no volver a la escuela, no volver al aula, porque en su casa nadie puede molestarlo.
Desde que empezó el aislamiento social preventivo y obligatorio, el promedio de consultas diarias, al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), creció un 40%. Tras el comienzo de la pandemia y de forma más feroz en las últimas semanas, las redes sociales han visibilizado más mensajes de odio, agresiones y amenazas.
En el marco del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el diálogo y el desarrollo, que se conmemora el 21 de mayo, y ante un hecho trascendental en la historia de la humanidad que conmociona al mundo por la pandemia del COVID-19, Ariel Dorfman, fundador y director de la fundación Encontrarse en la Diversidad, explicó a Infobae que trabajar en la reflexión acerca de los mecanismos de exclusión y de la desigualdad, con el objetivo de diseñar estrategias que permitan desarmarlos y construir caminos en la dirección de una sociedad plural, enriquecida y potenciada por las diferencias es vital y más aún en tiempos de pandemia.
Y es que el acoso virtual, la pérdida de autonomía de las personas con discapacidad, la complejidad de hacer compras en familias monoparentales, son algunas de las tensiones con las que está conviviendo la población y que, lejos de desaparecer en este contexto, empeoran. Niños y niñas que no quieren volver a clases, por miedo a que el acose de manera virtual aumente al regresar al aula; mujeres que se encuentran encerradas junto a sus maltratadores y que corren riesgo cada minuto; personas sin agua, sin conectividad, sin ingresos debido a la imposibilidad de trabajar, entre muchas otras situaciones. No es lo mismo para todos.
Es por eso que la fundación Encontrarse en la Diversidad destaca la importancia de hablar, escuchar, aprender, enseñar, debatir, intercambiar sobre estos temas. Porque, para desarticular las prácticas de discriminación, primero hay que hacerlas visibles. "Hoy más que nunca, nos parece imprescindible hablar sobre estos temas. ¿Por qué? Porque las fronteras, las identidades, las migraciones, las culturas se pusieron en jaque a nivel global. Porque nos dimos cuenta que necesitamos de esos otros y esas otras y que somos necesitados. Porque la pandemia nos enseña que solamente haciéndonos responsables por esos otros es cómo podemos salvarnos”, sostuvo Florencia Fisch, directora de Educación de la fundación.
Promover la diversidad, los derechos y la inclusión es fundamental para luchar contra el acoso virtual, escolar, laboral. Educar en la diversidad en las escuelas, en casa, en espacios públicos, en la virtualidad, es la forma que encuentra la Fundación para seguir repensando, romper prejuicios y estereotipos así como construir nuevas formas de vincularse sin violencia, sin machismos, sin discriminación.
“A diferencia del virus, la discriminación no es biológica, no se transmite por contacto. La discriminación es aprendida, es enseñada. Y, por lo tanto, es posible des-aprenderla. Se puede aprender a promover la diversidad, a generar ambientes más inclusivos, a garantizar todos los derechos para todas las personas. Encontrarse en la Diversidad sostiene que es importante seguir difundiendo, comunicando, aprendiendo y enseñando. Porque al igual que con el virus, de construir prácticas de discriminación y promover la diversidad es solo posible si nos hacemos responsables por otros y por otras, tan distintos y tan parecidos a nosotros mismos", concluyó Dorfman.
La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural se aprobó en 2001 y a continuación, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 21 de mayo como el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, a través de su resolución 57/249 de diciembre de 2002.
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