Alemania aparece como un ejemplo a seguir en el manejo de la pandemia. Con poco más de 160 mil casos de coronavirus confirmados y 6500 muertes, los números de la enfermedad son mucho menores per cápita allí que en la mayoría de los países europeos. Tanto, que se ganó los aplausos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su labor sanitaria en el control del COVID-19.
Así, mientras las encuestas en ese país sugieren que la mayoría de los alemanes aún aceptan y siguen casi en su totalidad las restricciones actuales, el debate sobre la reapertura se volvió familiar en ese y otros territotorios que están viendo un número cada vez menor de nuevos casos y muertes a causa de esta enfermedad.
“La mayor parte de la presión para la apertura proviene de los líderes empresariales”, más que del público en general, reconoció Cornelia Betsch, experta en comunicación de salud en la Universidad de Erfurt, quien sin embargo señaló que en las últimas semanas la preocupación por la economía y la idea de que la crisis aumentará la desigualdad “se ha mantenido muy alta, mientras que las preocupaciones por abrumar al sistema de salud han disminuido”, según publicó esta semana la revista Science.
Al respecto, Angela Merkel, quien no se caracteriza por ser alarmista, en un discurso del 23 de abril al parlamento, advirtió que el impulso del país para aliviar las restricciones frente al coronavirus era un juego peligroso. “No apostemos lo que hemos logrado y arriesguemos un revés”, instó la canciller ante una audiencia que no eran realmente los miembros del Bundestag, sentados a dos metros de distancia, sino los líderes de los Länder o estados alemanes, que al igual que los gobernadores en los Estados Unidos, tienen el poder de decidir si reabrirán escuelas, tiendas, iglesias y cafeterías, y cuándo piensan que es el momento.
El médico neurólogo Conrado Estol se volvió casi una voz de consulta obligada en tiempos de coronavirus. Con formación médica en los EEUU, la pandemia lo estimuló a aglomerar datos, analizar papers del mundo, desglosar curvas e indicadores y consultado sobre este tema por Infobae destacó que “la OMS creó una plataforma para analizar las diferentes medidas implementadas por diferentes países para controlar la pandemia de COVID-19, a través de la cual aplicando herramientas estadísticas para analizar big data podrán asignar el valor que cada medida tuvo individualmente”.
Analizarán información de hasta 170 medidas en 50 países y así evaluarán desde el aislamiento, la distancia física y el uso de máscaras hasta el uso de señales en el piso para marcar las distancia entre individuos. “Debido a la gran variabilidad de medidas implementadas, su grado de cumplimiento en cada región y el momento en que se iniciaron, resulta imposible identificar su valor si esto no es analizado con metodología científica”, explicó Estol, y ejemplificó: “Holanda y el Reino Unido reaccionaron tarde luego de considerar la ‘inmunización en rebaño o masiva’. Alemania y Austria tomaron medidas agresivas tempranas comparadas con las mismas medidas, pero adoptadas tardíamente por Italia y España. Los países orientales fueron aún más severos con sus decisiones. En general los países más pobres reaccionaron más rápidamente que los de altos ingresos probablemente por temor a que sus sistemas de salud más débiles no pudieran enfrentar exitosamente la pandemia”.
Este análisis también incluirá las medidas usadas para la salida progresiva del aislamiento y el estudio de casos especiales. "Japón, donde la distancia física, higiene, dejar los zapatos fuera de la casa son costumbres usadas desde antes de la epidemia, está observando un aumento de casos", manifestó el especialista, quien se preguntó: "¿Puede ser que sea debido a su alta densidad poblacional? ¿O a que levantaron las medidas de aislamiento muy temprano?".
Suecia, siguió Estol, “nunca implementó medidas de aislamiento y mantuvo abiertos bares y restaurantes. Si bien tuvieron un número mayor de muertes que otros países escandinavos, no alcanzaron la cifras de Italia o España. Sin embargo, su cultura es tradicionalmente de baja socialización y hasta 50% de los hogares tienen una sola persona. Quizás su cultura lograba así un distanciamiento superior al de otros países que imponían medidas de aislamiento”.
Por último -evaluó- “Alemania impresiona como un ejemplo a seguir”. “Hace una semana comenzaron a relajar medidas de aislamiento cuando alcanzaron un índice de contagio (R) menor a uno, lo que significa que cada día tiene un menor número de infectados que el día previo. Pero aún prohíben reuniones públicas de más de dos personas”, puntualizó, al tiempo que destacó que “ellos atribuyen gran parte de su éxito a realizar gran cantidad de testeos (y este fue un factor que ningún país cuestionó). Gracias a este plan de testeo extenso detectaron que de un R de 0,7 pasaron en pocos días a uno de 0,9 lo que todavía les da margen para mantener las medidas de relajación adoptadas mientras no superen el valor de uno”.
Qué variables debe seguir de cerca la Argentina para plantear su propio modelo
El médico infectólogo Eduardo López es uno de los integrantes del comité de expertos que asesora al Gobierno durante la pandemia, y sobre qué modelo debería mirar la Argentina para planificar su “reapertura”, dijo a Infobae que “en primer lugar, en esta fase de segmentación geográfica se está haciendo una primera flexibilización de la cuarentena al permitirse a las provincias poder ejecutar actividades recreativas a la población, en las que se habilitó a los adultos mayores y los niños”.
“Para pasar a la próxima etapa hay que evaluar varias variables”, precisó el especialista, para quien “desde el punto de vista sanitario, la aparición de nuevos casos, especialmente en las jurisdicciones en las que la curva no es aplanada pero va en ascenso, si bien no es exponencial, como CABA, el conurbano bonaerense y Chaco”. “En esos lugares el número de casos se duplica cada 10/12/15 días (Italia y España duplicaron cada 3 o 4 en el peor momento de la pandemia) y por otro lado el conurbano comenzó a tener diferencia respecto a la curva de CABA, con casi un 30% más de casos, siendo que si se mira la curva desde el inicio, las dos jurisdicciones empezaron superpuestas”. Dicho eso, López aseguró: “En este punto, el objetivo para pensar en reabrir es tratar de que la duplicación de casos sea cada 20/25 días”.
“El tiempo de duplicación es consecuencia de la causa (v.g. los infectados) que hay que controlar y por eso no es indicador ideal (aunque da una idea de cómo van las cosas) -sugirió Estol-. El indicador más valioso es la disminución de infectados y el parámetro usual es definir que haya menos infectados cada día en días consecutivos durante 14 días seguidos”.
Otro indicador que hay que observar, según el infectólogo, “es cómo está el porcentaje de ocupación de camas del sistema de salud, ya que si ya está ocupado la mayoría y se libera la cuarentena podría provocar el colapso sanitario que se quiso evitar desde el primer día”.
En tercer lugar, “debe monitorearse de cerca a los lugares donde se habilitaron las salidas recreativas y constatar que no aumente el número de casos”.
Y manifestó: “Un dato no menor es que en el país está por comenzar el invierno y se sabe que en clima frío el virus tiene más facilidad de transmisión; los datos disponibles hablan de que entre 5 y 11 grados es la temperatura óptima para su transmisibilidad, con valores de humedad debajo del 50%”.
“Otro punto que tenemos que tener en cuenta es el de algunos de los lugares críticos, como los geriátricos, ya que en España por ejemplo, entre el 20 y el 30% de la mortalidad fue en pacientes de geriátricos”, agregó.
Y tras destacar que “en principio la prolongación de la cuarentena hace que el pico se corra”, el especialista citó un trabajo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, según el que “en la Argentina va haber pico no tan alto como en otros países, pero podría haber pequeños brotes a través del tiempo”, teniendo en cuenta que el virus no infectó a todos y aún no hay vacuna disponible.
El camino del testeo
“Tenemos que aumentar el testeo”, enfatizó Estol. “Es verdad que cuesta conseguir los kits y que la logística es compleja, pero países como Uruguay, Chile, Ecuador, Perú, Colombia, Costa Rica y Panamá testean más que la Argentina, por lo que tendría que poder aumentarse los números de testeados, que es la base para la salida del aislamiento; lo fue en todos los países a los que les fue bien”.
Para él, “el objetivo principal debe ser testear más para identificar infectados y buscar sus contactos y aislarlos. Todo el resto (abrir colegios, shoppings, restaurantes, gimnasios, etc) es secundario a la identificación de infectados”.
En ese sentido, López destacó que en el país los casos detectados son alrededor de 170 por día y enfatizó en el hecho de que “se cuadruplicó el número de tests realizados, de 500 hace tres semanas a un promedio de 2 mil diarios en la última semana”.
Para finalizar, reconoció, que “la preocupación está puesta respecto de la situación en el conurbano y CABA, donde se concentran el 83% de casos del país”. “En el resto del territorio la curva está aplanada y en ese sentido, es probable que este nuevo criterio de segmentación geográfica permita alguna liberación de actividades comerciales primero en el interior del país”.
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