¿Virus de laboratorio? Todo sobre los patógenos más mortales de la historia, naturales o creados por el hombre

Después de muchas especulaciones, el 21 de abril último la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que la evidencia recolectada hasta el momento sugiere que el nuevo coronavirus chino denominado SARS-CoV-2, reportado el 31 de diciembre de 2019, se originó en los murciélagos y no fue manipulado o fabricado en un laboratorio.

Varios medios estadounidenses y europeos habían señalado como posible fuente del COVID-19 a un laboratorio de Wuhan, el cual desmintió categóricamente cualquier responsabilidad.

“Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas”, aclaró la portavoz de la OMS, Fadela Chaib y agregó que el reservorio natural del virus SARS-CoV-2 eran los murciélagos y que de allí llegó a una especie “intermediaria” (se cree que fue el pangolín) de la que luego saltó al hombre.

“Muchos investigadores han podido analizar las características genéticas del virus y no han encontrado indicaciones que apoyen la idea de que el virus se haya construido en un laboratorio. No solo luchamos cada día contra la pandemia, sino también contra la infodemia”, agregó la portavoz desde en Ginebra.

Esa afirmación sirvió para aplacar la polémica en parte. Pero 8 días después, el prestigioso virólogo francés Luc Montagnier, ganador del Premio Nobel por su trabajo sobre el VIH y figura muy controvertida en la comunidad científica, aseguró que el virus SARS-CoV-2, que causa la COVID-19, fue creado en un laboratorio insertando en un coronavirus genes del VIH-1, el virus del sida.

“Hemos llegado a la conclusión de que este virus fue creado por unos biólogos moleculares que insertaron secuencias de ADN del VIH en un coronavirus como parte de su trabajo para encontrar una vacuna contra el sida. Ha habido una manipulación del virus: al menos una parte, no la totalidad. Hay un modelo, que es el virus clásico, que proviene principalmente de los murciélagos, pero al que se han agregado secuencias de VIH”, aseguró en una entrevista francesa. Y agregó: "En cualquier caso, no es natural. Es el trabajo de profesionales, de biólogos moleculares. Un trabajo muy meticuloso. ¿Con qué objetivo? No lo sé. Una hipótesis es que querían crear una vacuna contra el sida”.

Para respaldar su teoría, Montagnier citó el estudio de un grupo de investigadores del Instituto Indio de Tecnología de Nueva Delhi, que halló “un parecido extraño” y que “tiene pocas posibilidades de ser fortuito” en las secuencias de aminoácidos de una proteína de SARS-CoV-2 y del VIH-1. Sin embargo, el estudio publicado en un sitio web donde los científicos comparten análisis en curso sin esperar la verificación de expertos, fue posteriormente retirado por sus autores.

Una oleada de críticas hacia Montagnier proveniente de científicos de todo el mundo se hizo escuchar. Principalmente de su colega francés Olivier Schwartz, jefe del departamento de virus e inmunidad del Instituto Pasteur de Francia, que aseguró que “los estudios sobre los genes del virus muestran claramente que no fue un virus producido por seres humanos en un laboratorio”.

Así también lo asegura un estudio científico publicado en Nature Medicine, donde el doctor Kristian Andersen, profesor asociado de inmunología y microbiología en Scripps Research aseguró que si los científicos hubieran diseñado este virus deliberadamente, no habrían elegido mutaciones que los modelos de computadora sugieren que no funcionarán. “La naturaleza es más inteligente que los científicos, y el nuevo coronavirus encontró una forma de mutar que era mejor, y completamente diferente, de todo lo conocido. Además, la estructura molecular general de este virus es distinta de los coronavirus y, en cambio, se parece más a los virus encontrados en murciélagos y pangolines que habían sido poco estudiados. Si alguien buscara diseñar un nuevo coronavirus como patógeno, lo habría construido a partir de la columna vertebral de un virus que se sabe que causa enfermedades”, aseguró.

La polémica se instaló a nivel mundial y muchos recuerdan las teorías conspirativas de otros virus que han causado mucho daño, además de cientos de muertes, que algunos especulan que fueron creados en laboratorios como los conocidos agentes químicos.

Las epidemias causadas por los virus tuvieron su inicio cuando los seres humanos se volvieron dependientes de la agricultura y de la ganadería y comenzaron a vivir en comunidades más densamente pobladas hace unos 12.000 años, en el período Neolítico.

Dos de los virus más antiguos que infectaron al hombre son el de la viruela y el sarampión, que aparecieron en Europa y el Norte de África hace miles de años. Y posteriormente fueron llevados a Asia y América a comunidades y tribus que no tenían ninguna resistencia natural a estos patógenos, causando graves epidemias y devastaciones. Desde 1580 se han registrado graves pandemias de gripe. Y en 1918-1919, surgió la gripe española, en la que murieron de 40 a 50 millones de personas en menos de un año.

Louis Pasteur y Edward Jenner fueron los primeros en desarrollar vacunas para protección contra las infecciones virales. La naturaleza de los virus no se conocía hasta la invención del microscopio electrónico en la década de 1930, fue entonces cuando la ciencia de la virología cobró un gran impulso.

Aunque el interés científico en los virus surgió a raíz de las enfermedades que causan, la mayoría de ellos son beneficiosos. Los virus inducen la evolución mediante la transferencia de genes entre especies y juegan un papel importante en los ecosistemas y son esenciales para la vida.

La realidad es que sea cual sea el origen de los mismos, millones de personas han muerto a causa de su aparición. De los virus más mortales que se conocen, podemos enumerar:

1-SIDA: el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, tiene su origen por el contagio del VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana), que fue clasificado por primera vez en 1981, en la República del Congo.

A medida que la infección progresa, interfiere más con el sistema inmunitario, aumentando el riesgo de infecciones comunes como la tuberculosis, además de otras peligrosas, y hasta tumores que raramente afectan a las personas con un sistema inmunitario indemne. El VIH se contagia principalmente por el sexo (incluido sexo anal y oral), transfusiones de sangre contaminada, agujas hipodérmicas y de la madre al niño durante el embarazo, parto o lactancia. La enfermedad hasta ahora no tiene una cura definida y requiere de continuo tratamiento de por vida. Aproximadamente unos 35 millones de personas son las que han muerto a causa de contraer el virus.

2- Gripe A (H1N1): causada por una variante del virus Influenza A, subtipo H1N1, surgió en el planeta en 2009 y causó unas 200.000 muertes. Esta pandemia también fue objetada como creada en un laboratorio, pero estudios científicos internacionales demostraron que el origen de la infección fue una variante de la cepa H1N1, con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana que sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o heterocontagio) de los cerdos a los humanos, para después permitir el contagio de persona a persona. Cesó tras 14 meses, después de irrumpir en China, y haber dado la vuelta al mundo. La pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución (11-21 % de la población mundial infectada).

Hepatitis B: es una infección contagiosa del hígado que puede dar lugar tanto a un cuadro agudo como a una enfermedad crónica. Los modos de transmisión más habituales son el contagio del feto por virus de la madre durante el parto y el contacto con la sangre u otros líquidos corporales. El número de personas crónicamente infectadas por este virus son aproximadamente 360 millones, lo que la convierte en la infección más común en todo el mundo.

Hepatitis C: se trata de una enfermedad infectocontagiosa que afecta directamente al hígado. El virus, también conocido como VHC, tuvo su aparición por primera vez en 1992 y hasta el momento, ha afectado a más de 170 millones de personas en todo el mundo, de las cuales un gran número portan el virus sin saberlo. El virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre, y la mayoría de las infecciones se producen por exposición a pequeñas cantidades de sangre a través del consumo de drogas inyectables, de prácticas de inyección o de atención sanitaria poco seguras y de la transfusión de sangre y productos sanguíneos sin analizar. Se estima que hay en el mundo actualmente unas 71 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C.

Ébola: es una infección viral que pertenece a la familia de los filovirus, altamente contagiosa y afecta severamente tanto a animales como a los seres humanos. Normalmente los síntomas comienzan entre los dos días y las tres semanas después de haber contraído el virus, con fiebre, dolor de garganta, dolores musculares, y dolor de cabeza. Por lo general, siguen náuseas, vómitos y diarrea, junto con fallo hepático y renal. En ese momento, algunos pacientes empiezan a sufrir complicaciones hemorrágicas. El virus puede contraerse por contacto con la sangre o los fluidos corporales de animales infectados (generalmente monos o murciélagos de la fruta). Su aparición fue en el año 1976, cerca del río Ébola en Zaire, África. No existe tratamiento específico y es considerado un excelente agente biológico para fines militares o terroristas, por su gran rapidez y sus altas tasas de mortalidad (50 al 90 por ciento). Una vacuna está siendo probada actualmente en África.

Gripe A (H5N1): apareció en Hong Kong, en el año 1997 y se cree que el contagio a seres humanos se da por el contacto con aves de corral infectadas u objetos contaminados por sus heces, y no existe una cura definitiva; solamente tratamiento. La enfermedad conocida como gripe aviar tiene un alto grado de mortalidad entre los humanos.

SARS: el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) es una enfermedad provocada por un coronavirus distinto del causante del COVID-19, el SARS-CoV-2. Entre noviembre de 2002 y julio de 2003, un brote registrado en el sur de China terminó con 8.098 personas infectadas en 17 países y causó casi 800 muertes. Es una enfermedad que tuvo su aparición en 2002, en Guangdong, China, siendo su tasa de mortalidad muy alta. Se la conoce como neumonía atípica y no existe cura, por lo que requiere tratamiento médico intenso.

MERS: el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente también es causado por un coronavirus. El primer caso en 2012 se encontró en un hombre de Arabia Saudita de 60 años que padecía una neumonía aguda. Murió de insuficiencia renal en junio de 2012. Se extendió en varios países asiáticos y causó 850 muertes.

Armas químicas creadas en laboratorios

A diferencia de los virus que tienen su nacimiento en la naturaleza, el hombre sí ha podido experimentar en laboratorios agentes químicos con alto poder de destrucción de vidas. Su utilización se popularizó durante las dos Guerras Mundiales, y convirtieron los campos de batalla de Europa en un matadero. Se usaron también en otras guerras como Vietnam, y han sido empleadas en ataques terroristas cómo el que tuvo lugar en el metro de Tokio. A continuación, las 5 armas químicas más mortíferas creadas por el hombre.

Gas VX: se trata de un compuesto químico que ataca al sistema nervioso central. Contiene compuestos organofosforados (porque afecta a la transmisión de los impulsos nerviosos dentro del sistema nervioso) y se manifiesta en forma de convulsiones, hasta llegar a la parálisis general. El agente químico fue creado en Reino Unido y su función era la de servir como pesticida. Pero nunca fue aprobado por su alto grado de toxicidad. Pero terminó siendo adoptado como arma por el ejército de Estados Unidos, aunque su uso fue prohibido en 1993. Una dosis de solo 0,9 miligramos debilita a su víctima, y a partir de 10mg resulta mortal.

Gas sarín: Creado en Alemania en 1938, también con la intención inicial de ser utilizado como pesticida, su apariencia es la de un líquido incoloro e inodoro que se evapora rápidamente cuando se calienta. Pero una sola gota del tamaño de un alfiler puede matar a un adulto. Los síntomas cusados por el sarín comienzan a manifestarse con dolores de cabeza, salivación y secreción de lágrimas, seguidos de una parálisis progresiva de los músculos que puede conducir a la muerte. Fue conocido por haber sido utilizado en el ataque terrorista al metro de Tokio en 1995, y también por el gobierno de Siria contra las fuerzas rebeldes, según denunciaron los Cascos Blancos de la ONU.

Fosgeno: fue usado por primera vez durante la Primera Guerra Mundial en combinación con gas de cloro el 19 de diciembre de 1915, cuando Alemania dejó caer 88 toneladas de gas contra las tropas británicas, causando 120 muertos y 1069 intoxicados. Representó el 80% de todas las muertes por ataques químicos. El fosgeno es un agente químico muy peligroso para el tejido pulmonar. Los probables síntomas iniciales son tos, ahogo, opresión en el pecho, náuseas y vómitos. Y, en algunos casos, también la muerte, aunque su potencia letal es inferior a la del VX. Es muy fácil de fabricar, lo que lo convierte en el arma química más accesible de todas.

Gas Mostaza: Sintetizado por el científico alemán Wilhelm Steinkopf en 1917, fue utilizado en la Primera Guerra Mundial. Los alemanes lanzaban proyectiles con mostaza nitrogenada líquida que, al caer, impregnaban a algunos soldados enemigos. Estos, desconocedores del peligro latente, se guarnecían en las galerías de trincheras donde, al evaporarse el agente químico, afectaba a todo el que no escapase a tiempo al exterior. Su nombre se debe al peculiar olor a mostaza podrida que deja, y afecta especialmente a los ojos, las vías respiratorias y la piel, primero como irritantes y luego como veneno para las células del cuerpo. Cuando la piel está expuesta a este gas, se enrojece y se quema, y aparecen grandes ampollas que se transforman en dolorosas úlceras. Los ojos se hinchan y las personas afectadas se quedan ciegas a las pocas horas de la exposición. Curiosamente, no siempre resulta mortal, pero deja a sus víctimas gravemente lisiadas.

Novichok 5: se trata del agente nervioso más mortífero que existe, y que sus efectos son entre cinco y ocho veces superiores a los del gas VX. Se trata de un compuesto desarrollado en la Unión Soviética a finales de los años 70, como arma binaria, lo que significa que las máscaras antigás no son efectivas contra él. Sus efectos provocan la contracción continuada de los músculos hasta acabar induciendo un paro cardíaco que causa la muerte. Su uso en la guerra contra Afganistán y Chechenia fue denunciado a la ONU por las tropas de ambos países.

SEGUÍ LEYENDO: