Como la mayoría de las enfermedades respiratorias, el nuevo coronavirus se propaga en pequeñas gotas de humedad que transportan partículas de virus. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades advierten que las mismas son expulsadas cuando las personas enfermas tosen o estornudan. Sin embargo, según un artículo que se publicó en la revista Science, recientemente la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos advirtió a la Casa Blanca que solo respirar o hablar podría propagar el SARS-CoV-2.
Un destacado miembro de la Academia Nacional de Ciencias (NAS por sus siglas en inglés) y ex decano de la Escuela de Salud Pública de Harvard, el doctor Harvey Fineberg, le dijo a la CNN que si bien las máscaras quirúrgicas deben reservarse para los trabajadores de la salud, él mismo usará un pañuelo u otro tipo de cubre boca y nariz.
Aunque los estudios actuales no son concluyentes, “los resultados de los estudios disponibles son consistentes con la aerosolización del virus de la respiración normal”, escribió Fineberg, quien dirige un comité permanente sobre enfermedades infecciosas emergentes y amenazas de salud del siglo XXI, en una carta a Kelvin Droegemeier, jefe de la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca.
Hasta ahora, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU y otras agencias de salud han insistido en que la ruta principal de transmisión del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) es a través de las gotas respiratorias más grandes, de hasta 1 milímetro al otro lado, que la gente expulsa cuando tose y estornuda. La gravedad pone a tierra estas gotitas dentro de 1 o 2 metros, aunque depositan el virus en superficies, de las cuales las personas pueden recogerlo e infectarse al tocarse la boca, la nariz o los ojos. Pero si el coronavirus puede suspenderse en la niebla ultrafina que producimos cuando exhalamos, la protección se vuelve más difícil, fortaleciendo el argumento de que todas las personas deben usar máscaras en público para reducir la transmisión involuntaria del virus de los portadores asintomáticos.
El debate comenzó cuando los investigadores informaron a principios de este año en The New England Journal of Medicine que el SARS-CoV-2 puede flotar en gotas de aerosol, de menos de 5 micras de ancho, durante un máximo de 3 horas, y permanecer infeccioso. En su revisión, Fineberg y sus colegas de NAS señalaron otros estudios, incluido uno reciente realizado por Joshua Santarpia y colegas del Centro Médico de la Universidad de Nebraska que encontró evidencia generalizada de ARN viral en salas de aislamiento de pacientes tratados por COVID-19. El ARN viral apareció en superficies difíciles de alcanzar, así como en muestras de aire a más de 2 metros de los pacientes. La presencia del ARN indica que el virus puede propagarse a través de aerosoles, concluyeron Santarpia y sus colegas, aunque no encontraron partículas virales infecciosas.
El doctor Anthony Fauci, miembro de la fuerza de trabajo de coronavirus de la Casa Blanca y destacado experto en enfermedades infecciosas, aseguró que hacer que los estadounidenses se cubran el rostro en público o no es una “discusión muy activa” entre el comité.
La investigación sigue siendo mixta sobre si las máscaras quirúrgicas funcionan tan bien como los barbijos N95 y si los de tela hacen mucho para prevenir la infección, pero Fauci señaló que podrían ser protectores, y ciertamente no harán daño, siempre y cuando los trabajadores médicos tengan suficientes.
De acuerdo a un informe de la OMS llamado Consejos sobre la utilización de mascarillas en el entorno comunitario, en la atención domiciliaria y en centros de salud en el contexto del brote de nuevo coronavirus (2019-nCoV), cuando no está indicada, la utilización de mascarillas médicas, surgen gastos innecesarios, se obliga a adquirir material y se crea una falsa sensación de seguridad que puede hacer que se descuiden otras medidas esenciales, como la higiene de las manos. Además, si no se utiliza correctamente, la mascarilla no reduce el riesgo de transmisión.
Sin embargo, en una videoconferencia con periodistas organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la doctora Seon Kui Lee, directora de la División de Evaluación de Riesgos y Cooperación Internacional del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC), dio algunos consejos para contener la pandemia en base a la exitosa experiencia coreana.
"En cuanto al uso de mascarillas por parte del público, nosotros recomendamos que las usen solamente quienes tienen síntomas. Pero como el COVID-19 muestra muy pocos síntomas en muchos casos, también recomendamos su uso a quienes por su trabajo estén en contacto con mucha gente”.
Aunque los expertos que defienden su uso creen que el impacto en la limitación del contagio probablemente sea modesto, aseguran que los mensajes oficiales desalentándolo deberían cambiar. “Es realmente una intervención de salud pública buena que no se ha usado”, argumentó K.K. Cheng, profesor de salud pública y atención primaria en la Universidad de Birmingham. “No es para protegerse a uno mismo. Es para proteger a la gente de las microgotas que salen del propio tracto respiratorio".
Agregar esa medida al lavado de manos, la práctica de la distancia social y la permanencia en el hogar salvo para acciones esenciales podría sumar a la lucha contra la pandemia. “Cuando la gente sale e interactúa, es probable que arrojen algo de saliva”, dijo Cheng a la publicación sobre ciencias. “No quiero causar temor, pero cuando la gente habla, respira y canta —no hace falta estornudar o toser— salen estas microgotas”.
El Ministerio de Salud de la Nación en Argentina recomienda “tomar dos metros de distancia” con las personas, pero ante la pandemia del coronavirus, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos no han establecido ninguna medida precisa sobre la distancia que debemos mantener los unos de los otros.
En el resto del mundo, el gobierno australiano recomienda mantener una separación con otras personas de al menos 1,5 metros como una de las medidas de “distanciamiento social” pensadas para limitar la propagación del nuevo coronavirus. Y a los estadounidenses se les aconseja que se mantengan a más de dos metros de distancia el uno del otro. Sin embargo, los estudios de la Universidad de Nebraska y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) descubrieron que el virus puede viajar mucho más lejos.
El doctor Fineberg aseguró que él mismo comenzará a usar algún tipo de máscara en público como medida de precaución contra la contracción del virus, especialmente en espacios relativamente cerrados como los supermercados. “No voy a usar una máscara quirúrgica, porque los médicos los necesitan”, dijo el ex decano de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
En un informe científico publicado en su sitio web el 27 de marzo, la Organización Mundial de la Salud dijo que no hay pruebas suficientes para sugerir que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire, excepto en determinados contextos médicos, como cuando se intuba un paciente infectado.
Pero los expertos que trabajan en enfermedades respiratorias y aerosoles transmitidos por el aire dicen que reunir pruebas inequívocas de la transmisión por el aire podría llevar años y costar vidas. No debemos “dejar que la perfección sea el enemigo de convencer”, sostiene Michael Osterholm, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota en Minneapolis.
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