El SARS-CoV-2 no discrimina, pero sin una cuidadosa consideración, la respuesta global a la pandemia de COVID-19 podría hacerlo. Los datos demográficos de pequeños estudios ya están informando sobre las consecuencias de las decisiones políticas y estrategias de investigación clínica. Las mujeres y los hombres se ven afectados por COVID-19, pero la biología y el género están dando forma a la carga de la enfermedad. El éxito de la respuesta global, la capacidad de las mujeres y los hombres de sobrevivir y recuperarse de los efectos de la pandemia, dependerá de la calidad de la evidencia que se informe sobre la respuesta y la medida en que los datos muestran diferencias en cómo afecta el virus en cuanto al género.
Global Health 50/50, iniciativa independiente que busca la igualdad de género en la salud global, rastreó los datos COVID-19 de infección y mortalidad desglosados por sexo de los 39 países más afectados. A pesar de que algunos países, incluidos el Reino Unido, los EE. UU., Rusia y Brasil, aún no han informado dichos datos, de los que sí lo tienen, no está claro si las mujeres o los hombres tienen más probabilidades de infectarse, pero más hombres mueren por COVID-19. Los resultados adversos de COVID-19 parecen estar asociados con comorbilidades, como hipertensión, enfermedad cardiovascular y enfermedad pulmonar. Estas condiciones son más frecuentes en los hombres y están relacionadas con fumar y beber alcohol, comportamientos asociados con las normas masculinas.
El estudio, impulsado por la prestigiosa publicación científica The Lancet, determinó que “las mujeres llevan un tipo diferente de carga de COVID-19. Las desigualdades afectan desproporcionadamente su bienestar y resistencia económica durante los brotes. Los hogares están bajo presión, pero el cuidado infantil, el cuidado de los ancianos y las tareas domésticas generalmente recaen en las mujeres. A su vez, las preocupaciones sobre el aumento de la violencia doméstica están creciendo. Con los servicios de salud sobrecargados y las organizaciones benéficas con pocos recursos, los servicios de salud sexual y reproductiva de las mujeres, así como la atención prenatal y posnatal, se ven afectados.
La Asociación Europea de Editores de Ciencias y otras organizaciones instan a todos los involucrados en la recopilación de datos de COVID-19 a seguir las pautas e incluir la edad y el sexo en los datos demográficos. Desde The Lancet hicieron eco de este llamado y alientan un enfoque de género en todos los esfuerzos de investigación. “Oscurecer las diferencias de sexo y género en el tratamiento y el desarrollo de vacunas podría provocar daños. La información incompleta compromete los metanálisis. Abordar las necesidades de salud de hombres y mujeres por igual ayudará a las sociedades a recuperarse y resistir futuras tragedias humanas”, advierten.
Para Global Health 50/50, “comprender el género es esencial para comprender los factores de riesgo de mala salud, muerte prematura e inequidades en salud. El brote de COVID-19 no es diferente. En este punto de la pandemia, no podemos proporcionar una respuesta clara a la pregunta de hasta qué punto el sexo y el género están influyendo en los resultados de salud de las personas diagnosticadas con COVID-19. Sin embargo, la experiencia y la evidencia hasta el momento nos dicen que tanto el sexo como el género son importantes impulsores de riesgo y respuesta a infecciones y enfermedades”.
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