La pandemia de la COVID-19 ha resaltado de manera conmovedora el papel fundamental que desempeñan las enfermeras, enfermeros y otros trabajadores de la salud para proteger la salud de las personas y salvar vidas. El nuevo informe titulado Situación de la enfermería en el mundo 2020 solicita una mayor inversión en educación, mejora en las condiciones de trabajo y fortalecimiento del liderazgo para mejorar las contribuciones de enfermeras y enfermeros a los sistemas de salud.
“Todos los días, estamos siendo testigos de la valentía, la habilidad y la dedicación de los profesionales de enfermería y de otros trabajadores de la salud, mientras sirven valientemente en la primera línea de la pandemia de la COVID-19”, afirmó Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “Las enfermeras y los enfermeros siempre han estado al frente para salvar vidas y cuidar a las personas. Pero nunca antes su valor ha sido tan claro como lo es ahora. Merecen no sólo nuestra gratitud, sino también un apoyo tangible para asegurar que sean capaces de contribuir al máximo de sus capacidades”.
El informe, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en colaboración con el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) y la campaña Nursing Now, y lanzado en el marco del Día Mundial de la Salud 2020, destaca las contribuciones y los desafíos que enfrentan los casi 28 millones de enfermeras y enfermeros del mundo, quienes representan más de la mitad de todos los trabajadores de la salud a nivel mundial.
El documento hace un llamado a la acción claro: los gobiernos deben invertir mucho más en la educación de enfermería, crear puestos de trabajo y promover el liderazgo de enfermería para garantizar que hayan suficientes profesionales en enfermería con las competencias adecuadas para contar con sistemas de salud eficaces, equitativos y sostenibles.
Enfermería en las Américas
La Región de las Américas alberga el 30% de las enfermeras y enfermeros del mundo, o unos 8,4 millones, de los cuales 87% son mujeres. En promedio, la Región cuenta con 83,4 enfermeras y enfermeros por cada 10.000 habitantes, más del doble del promedio mundial de 36,9 por cada 10.000 habitantes.
Sin embargo, la figura esconde disparidades extremas en la disponibilidad de enfermeras en diferentes países. El 87% de todas las enfermeras de las Américas se concentran en solo tres países: Brasil, Canadá y Estados Unidos, que albergan el 57% de la población total de la Región. Esto se traduce en una densidad de 80 enfermeras por cada 10.000 habitantes en esos tres países, pero contrasta severamente con las menos de 10 enfermeras por cada 10.000 habitantes en Haití, Bolivia y República Dominicana.
La Región de las Américas presenta también grandes disparidades en la distribución de enfermeras dentro de los países. En los 35 Estados Miembros de la OPS que han reportado datos sobre la distribución, solo el 36% de las enfermeras se encuentran en zonas rurales, aunque el 50% de la población reside en esas áreas.
La disponibilidad del personal de enfermería también se complica por el hecho de que varios países, especialmente en el Caribe, son exportadores de enfermeras.
Acortar la brecha de enfermería
En las Américas, alrededor del 30% de la fuerza de trabajo de enfermería tiene 55 años o más, y se espera que casi la cuarta parte de las enfermeras se jubilen en los próximos 10 años. Si bien actualmente hay 1,2 enfermeras jóvenes disponibles para reemplazar a cada jubilada, esa tasa de reemplazo será insuficiente para mantener el ritmo del crecimiento de la población.
A nivel mundial, el informe predice que el actual déficit de unos 5,9 millones de enfermeras aumentará, ya que se prevé que 1 de cada 6 enfermeras en todo el mundo se retire en los próximos 10 años.
Para reducir la brecha en enfermería para el 2030, el informe estima que los países tendrán que aumentar el número total de graduados en enfermería a razón de 8% anual de promedio y mejorar sus opciones de empleo y de retención en el sistema de salud. Esto requerirá inversiones para ampliar las oportunidades educativas y de formación, aumentar la remuneración del profesional de enfermería y mejorar las condiciones de trabajo para garantizar una mejor retención. El financiamiento de estas medidas tendría un costo de aproximadamente 10 dólares per cápita (el conjunto de la población) al año, señala el informe.
El reporte también recomienda otras áreas de acción para fortalecer la fuerza de trabajo de enfermería, incluido el desarrollo de habilidades de liderazgo en enfermería y la creación de nuevas funciones con oportunidades para ejercer esas competencias dentro de los sistemas de salud. Las políticas sensibles al género también son críticas para la retención, dado que 9 de cada 10 enfermeras en todo el mundo son mujeres. Por ejemplo, ofrecer horarios de trabajo más flexibles podría ayudar a satisfacer las necesidades cambiantes de las enfermeras durante sus carreras.
“Sabemos que se necesita un cambio transformador si queremos acortar la brecha en enfermería y capacitar al profesional de enfermería para que pueda desarrollar plenamente su potencial dentro de nuestros sistemas de salud”, sostuvo James Fitzgerald, director de Servicios y Sistemas de Salud de la OPS. “Este informe explica no solo lo que tenemos que hacer, sino por qué debemos hacerlo ahora, para ayudar a acelerar el progreso hacia la salud universal”.
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