Los países que tienen un programa de vacunación generalizado con la vacuna Bacillus Calmette-Guérin (BCG) tienen una tasa de mortalidad por coronavirus casi seis veces menor que las naciones que no lo usan, revela un estudio llevado a cabo por científicos de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health.
La vacuna BCG se inventó hace un siglo y proporciona inmunidad a la tuberculosis (TB), una infección bacteriana, pero se sabe que tiene otros beneficios. Ensayos anteriores descubrieron que las personas que reciben la vacuna tienen un sistema inmunológico mejorado y pueden protegerse de la infección. Por ejemplo, en un ensayo entre nativos americanos, la vacuna BCG en la infancia pudo ofrecer protección contra la TB hasta 60 años después de la vacunación.
A medida que las tasas de infección de TB disminuyeron, los médicos abandonaron la vacunación masiva y, en 2005, cambiaron a enfocarse solo en los más en riesgo, como los bebés con parientes infectados.
La forma precisa en que esta vacuna duradera ayuda a defenderse de otras infecciones es relativamente desconocida, pero puede ser estimulando los mecanismos innatos del sistema inmunitario. Estos llamados efectos fuera del objetivo incluyen una mayor protección contra las enfermedades respiratorias, y han sido reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vacuna de la BCG, que se aplica a los recién nacidos, puede ofrecer protección hasta los 60 años. Sin embargo, los científicos no tienen claro si los adultos que ya fueron inyectados como niños obtienen protección contra el SARS COV 2, porque aún faltan pruebas para comprobarlo.
Los expertos piensan que la razón por la cual la vacuna BCG actúa como un refuerzo inmunitario general es porque es una vacuna ‘viva’. Esto significa que está hecha con una versión debilitada del organismo que causa la tuberculosis.
“Esperamos que haya una reducción en la frecuencia y gravedad de los síntomas de la COVID-19 para el personal sanitario que se haya vacunado con BCG”, explicó Nigel Curtis, jefe de un equipo de investigadores australianos que probará a gran escala la vacuna contra la tuberculosis para comprobar si puede proteger al personal sanitario del coronavirus.
Para Peter Openshaw, profesor de medicina en el Imperial College de Londres, la vacuna BCG puede ser efectiva porque “el nivel de alerta permanece alto durante semanas o meses después de recibir la vacuna”. A su vez, “significa que es menos probable que contraiga infecciones durante ese período porque es más probable que el sistema inmunitario responda muy rápidamente si detecta un invasor extraño”.
Los investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Healthajustaron los factores que pueden sesgar los hallazgos, como la riqueza de una nación y el porcentaje de personas mayores en su población. Luego analizaron la mortalidad por millón de residentes de cada país con datos suficientes. Se realizó una estimación de la tasa de letalidad a partir de los mejores datos disponibles sobre mortalidad para los 50 principales países que informaron los eventos de casos más altos.
“Después de ajustar el estado económico del país, la proporción de la población de edad avanzada y alinear las trayectorias epidémicas de los países más afectados, la observación intrigante de una asociación significativa entre el uso de BCG y la mortalidad atribuible a COVID-19 más baja permaneció discernible”, explican sobre los hallazgos los autores de la investigación.
Los casos y muertes se compararon con los programas de vacunación para la vacuna BCG. También se encontró que la tasa de mortalidad promedio varía significativamente según la clasificación económica de un país.
La mortalidad de COVID-19 por millón para los países de ingresos medios bajos, medios altos y altos fue de 0.4, 0.65 y 5.5, respectivamente. Los investigadores llaman al hecho de que las naciones más ricas tienen una tasa de mortalidad más alta ‘contra-intuitiva’.
"Para mitigar el sesgo centrado en las curvas de tiempo de epidemia diferencial experimentadas por los diferentes países, calculamos los días a partir del centésimo caso positivo de COVID-19 para alinear a los países en una curva de tiempo más comparable '', aseguraron.
¿Será la vacuna de la BCG un tratamiento posible para prevenir el coronavirus? Todavía no es posible saberlo. Sin embargo, un equipo de investigadores australianos anunció que ha decidido probar a gran escala una vacuna utilizada durante décadas contra la tuberculosis para comprobar si puede proteger al personal sanitario del coronavirus.
La prueba de esta vacuna, el BCG, se hará entre unos 4.000 trabajadores de hospitales australianos para verificar su capacidad de reducir los síntomas de la COVID-19, precisaron los investigadores del Instituto Murdoch en Melbourne.
“Aunque originalmente se desarrolló contra la tuberculosis y aún se administra a más de 130 millones de bebés cada año, el BCG también aumenta la capacidad inmunológica básica del organismo, ayudándolo a responder a los gérmenes con más fuerza”, precisaron estos investigadores en un comunicado.
En la búsqueda para encontrar una vacuna para prevenir el COVID-19, los científicos tienen como idea principal que el sistema inmunitario detecte el material y libere los anticuerpos para atacarlos, como funcionan las mayorías de las vacunas. Sin embargo, según pudo saber Infobae, los expertos de la salud todavía tienen reparo para hablar sobre tal hipótesis porque “hay consenso de que no hay suficiente evidencia científica que la avale”.
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