El ensayo clínico europeo “Discovery”, destinado a probar la efectividad de cuatro moléculas o combinaciones de moléculas contra COVID-19, entre ellas la discutida “hidroxicloroquina”, tuvo un tropiezo, un apagón que según especialistas interviene en un contexto donde aún persisten las controversias.
Si bien los primeros resultados se esperaban entre el 4 y 5 de abril, de acuerdo a lo confirmado el lunes 30 de marzo por la ministro de Investigación de Francia, Frédérique Vidal, la prueba quedó pendiente, lo que refleja un comienzo difícil. Además el retraso alimenta la preocupación y confusión, en especial alrededor de las metodologías utilizadas y las moléculas en competición.
Mientras se entable una guerra contra la epidemia, el resumen del ensayo “Discovery”, sobre cuatro puntos de un experimento a gran escala, es esperado como un veredicto, algo nunca tan deseado en la historia de la medicina.
Esta prueba clínica europea, evalúa la eficacia y la seguridad de varios tratamientos en formas graves de contaminación por el nuevo coronavirus, incluida la cloroquina antipalúdica, tema de debate actual en la comunidad médica mundial.
Algunos pacientes están recibiendo Remdesivir (un tratamiento desarrollado para tratar el Ébola), otros son medicados con Kaletra (un antirretroviral utilizado para tratar el VIH) solo o en combinación con beta interferón (una proteína natural) producido por el cuerpo en respuesta a infecciones) y un grupo final recibe cloroquina.
Los médicos reacios a utilizarla
Según una encuesta realizada entre 6.200 médicos independientes en 30 países, un tercio de los profesionales afirman recetar hidroxicloroquina a sus pacientes sospechosos de estar infectados con COVID-19.
La duda continua entre la comunidad medica y cientifica. Así surge de los datos de una encuesta estadounidense internacional dirigida por Sermo, una comunidad de intercambio de información entre médicos que cuenta con 800,000 miembros en todo el mundo.
El sitio invitó a los profesionales a fines de marzo a responder espontáneamente veinte preguntas simples después de ingresar su identidad profesional, incluida: “¿Qué prescribe a sus pacientes sospechosos de ser positivos para COVID-19 y a qué dosis?” Las respuestas llegaron a 6.200 consultados de 30 países, incluidos 2.576 en los Estados Unidos y 2.305 en Europa (771 en Italia, 439 en España, 277 en Francia).
Los consultados debieron elegir entre 15 opciones de tratamiento presentadas por los investigadores de Sermo, entre las cuales se encuentran las moléculas anti-VIH y anti-Ébola incluidas en el ensayo Discovery pilotado por Inserm, el instituto publico cientifico y tecnologico del gobierno de Francia. Y su respuesta fue concreta: si en su mayoría recetan analgésicos (56%) para tratar los síntomas de la enfermedad, el 41% de los médicos confía en la azitromicina y el 33% con hidroxicloroquina. Luego están los tratamientos para la tos (30%) y los expectorantes (24%). En el caso de los resultados en España, los médicos fueron los más convencidos del “protocolo del doctor Didier Raoult”: el 64% ofreció el antibiótico allí y el 61% ofreció hidroxicloroquina.
La mitad de los médicos italianos hicieron lo mismo, seguidos por los chinos (43%) y los mexicanos (38%), y un quinto (21%) por los profesionales estadounidenses, mientras que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) sólo autorizó recetarla el 29 de marzo, el día después de la investigación de Sermo. Bajo el calor de la controversia que divide a la comunidad médica y los científicos, los franceses fueron más tímidos en prescribirla, alcanzando al uso de la hidroxicloroquina a solo a un 20% de los consultados, si bien es el doctor Rault en Marsella su principal defensor. Pero son los médicos británicos, los más reacios al antipalúdico: solo el 8% ha recetado hidroxicloroquina.
Los investigadores en Sermo también preguntaron a los médicos cuáles de los medicamentos que recetan fueron los más efectivos. En general, el 37% señaló el antipalúdico, principalmente en China (44%) y en Europa (37%), las regiones del mundo donde los profesionales de la salud tienen la mayor perspectiva sobre los tratamientos. En el número 2 se encuentran los antibióticos pulmonares (32% en general), casi a la par con los analgésicos (31%).
Una iniciativa para usar la hidroxicloroquina
Una apelación de personalidades médicas y académicas de Francia, que ya está tomando estado europeo - y se espera mundial - fue lanzada por el ex Ministro de Salud France Philippe Douste-Blazy, y firmada por figuras como Patrick Pelloux o la ex Ministra de Salud Michèle Barzach, pide una flexibilidad urgente de las posibilidades de prescripción de hidroxicloroquina.
Según el pedido, los mapas publicados por la Salud Pública de Francia muestran una tasa de mortalidad mucho más baja entre las personas hospitalizadas en Marsella que en el resto del territorio, lugar donde está el Instituto Méditerranée del controvertido doctor Didier Raoult, infectólogo impulsor de la hidroxicloroquina.
En vista de los datos científicos internacionales, así como las experiencias de campo de los médicos en contacto directo con la infección y los nuevos datos científicos controlados pendientes, las autoridades italianas y estadounidenses tomaron decisiones terapéuticas audaces en esta área.
Subrayando que la automedicación debe evitarse a toda costa, el petitorio abierto en change.org urge al Primer Ministro francés, Édouard Philippe confirme en los próximos días, la utilización general del tratamiento, un paso para que el mundo lo comience a utilizar.
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