La pandemia del coronavirus está poniendo en jaque a la humanidad. Con el paso de los días y tras el anuncio de la cuarentena obligatoria en Argentina y en otros países como Italia o España, el confinamiento lleva a un cambio de hábitos que pueden provocar un malestar tanto físico como psicológico.
El mensaje fue claro: toda la población debe permanecer en sus casas. Si bien hay excepciones, hay una porción de la población a la que la cuarentena obligatoria puede afectar más que a otros: los ancianos.
“El hecho de estar en confinamiento es un cambio importante para los individuos, ni hablar para los abuelos. La tercera edad es una población más vulnerable, por eso es vital que se tomen medidas prontas en cuanto a la estimulación de las mismas para que no los afecte e impacte negativamente en sus vidas”, dijo a Infobae Pablo Bagnati, médico neurólogo del servicio de Neurología Cognitiva del Fleni (72.845)
El especialista explicó que la generación que hoy transita la tercera edad suele tener una actitud “espartana” para resistirse a ciertos cambios pero que también puede desarrollar conductas de aislamiento que se amplifican demasiado por el confinamiento obligatorio, lo que puede llegar a ser peligroso. “Por suerte hoy contamos con tecnologías que permiten una mayor conexión social que se encuentran al alcance de la mano y posibilitan un acercamiento a esa persona en todo momento”, explicó Bagnati.
En este contexto, el profesional recomendó promover conductas resilientes como retomar lecturas postergadas, terminar una serie o simplemente reponer fuerzas en el sillón y así estimular lo conductual. “Es importante ser cautelosos con la sobreinformación, ya que tantas noticias como cantidad de muertos, infectados y demás cuestiones relacionadas que sobrepasan los límites necesarios y ponen a la persona en un estado de alerta continuo desgastando el bienestar psíquico”, apuntó el profesional.
El hecho del confinamiento es similar a vivir un duelo, ya que aunque sea algo transitorio, de acuerdo al profesional, las personas atraviesan un proceso similar: “En la primera etapa se enojan y hasta pueden tener ira. En la segunda pueden pasar por un poco de depresión y finalmente se supera cuando se empieza a valor más lo que tiene a su alrededor de lo que el encierro le privó”.
En cuanto a los hábitos a los que “invita” la cuarentena, el especialista también apuntó a los hábitos sedentarios y que es importante evitarlos a toda costa: “El encierro nos lleva a abandonar en muchos casos los buenos hábitos alimenticios, el ejercicio físico y también mental por eso es importante no perder el equilibrio y tener en cuenta que la cuarentena es un factor sostenido en el tiempo y hay que volver de a poco a la rutina”.
“Es importante que el entorno de la persona mayor tenga un mensaje positivo para darle a ese abuelo o abuela, no sobreinformarlos ni tener una actitud alarmista sobre el tema. Por otro lado, siempre recomendar que si la persona está con algún síntoma, la cuarentena no significa no concurrir al médico, estar muy atentos”, enfatizó el profesional.
A pesar de que la tercera edad es una población más estoíca y acostumbrada a estar solos o a pasar más tiempo con menos estímulos, es una población de riesgo a la que, según el especialista, debemos estar atentos ya que el peligro está en que tienden a aislarse, a ser sedentarios por eso es vital el rol del entorno para con esto.
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