¿Cómo y cuándo comenzó todo? En diciembre de 2019 cuando se reportó un brote de neumonías graves en la ciudad de Wuhan, China. Los estudios de los pacientes revelaron que se trataba de un nuevo coronavirus humano que se denomina coronavirus-2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2). En pocos meses la infección se diseminó rápidamente. Avanzado el mes de marzo ya afectó a 146 países en el mundo con más de 164 mil casos confirmados.
Los coronavirus (CoV) conforman una familia de virus que en los humanos causan infecciones respiratorias de distinta gravedad: desde el resfrío común leve, hasta el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) o el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS).
La infección con SARS-CoV-2 se llama COVID-19, puede ser asintomática o puede causar enfermedad con síntomas desde leves a moderados o graves. Según lo observado en China, la mayoría de los pacientes tenían entre 30 y 80 años y el 80% de los casos fueron leves. El período de incubación es de 2 a 14 días, con una media de 5 días y los síntomas más comunes son la fiebre, la tos, el cansancio y la dificultad respiratoria. Las formas graves comprometen el pulmón causando neumonía. Las personas con más riesgo de enfermar son los mayores de 60 años y aquellas con enfermedades preexistentes.
Las principales medidas de prevención son:
-Lavado de manos frecuente con agua y jabón o alcohol en gel
-Distanciamiento o aislamiento social en especial en las personas con factores de riesgo (restricción de reuniones, de viajes, suspensión de las clases)
-Uso de barbijo solo en las personas que presentan síntomas (fiebre o tos) y sus cuidadores. Es importante seguir las indicaciones para un uso correcto de las mascarillas según las Guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
-Ventilar los ambientes
-Desinfectar superficies y utensilios de cocina con una dilución de lavandina (4 cucharaditas de té en 1 litro de agua) o alcohol etílico diluido al 70% (tres partes de alcohol y una de agua).
En cuanto al tratamiento, existen varias drogas que se evalúan en estudios clínicos en el mundo. En la Argentina, especialistas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) elaboraron un consenso provisorio para el tratamiento farmacológico de la neumonía por COVID-19 sobre la base de la escasa evidencia disponible hasta el momento. Las recomendaciones son:
Lopinavir/Ritonavir (un antiviral inhibidor de proteasa que se utiliza para el tratamiento del VIH). La dosis recomendada es 400mg/100mg cada 12 horas vía oral.
Esta combinación fue efectiva en pacientes con SARS. (Fuente: Tsui E et al. Treatment of severe acute respiratory syndrome with lopinavir/ritonavir: a multicentre retrospective matched cohort study. Hong Kong Med J. 2003)
También se puede utilizar la combinación Darunavir/Ritonavir (600mg/100mg) cada 12 horas.
Hidroxicloroquina 400 mg cada 12 horas. Esta droga se usa hace más de 70 años para el tratamiento de la malaria y también tiene acción antiviral. (Fuente: Colson P et al. Chloroquine and hydroxychloroquine as available weapons to fight COVID-19. Int J Antimicrob Agents. 2020:105932.)
El Remdesivir es otro antiviral potencial pero no se encuentra aprobado, ni disponible en Argentina. El consenso también recomienda el tratamiento preventivo con Lopinavir/Ritonavir o Darunavir/Ritonavir, en las personas mayores de 60 años o con comorbilidades que tuvieron un contacto estrecho con una persona infectada. Todas estas recomendaciones son dinámicas y se actualizarán de acuerdo a la nueva evidencia que surja. La OMS no recomienda el uso de corticoides para el tratamiento de CoVID-19.
Por su parte, no se demostró un aumento del riesgo de complicaciones en pacientes infectados con COVID-19 que recibieran inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina y los bloqueantes del receptor de angiotensina 2 para el tratamiento de la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria y la diabetes. Sobre esto último, la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Argentina de Hipertensión comunicaron que es primordial que los pacientes hipertensos continúen el tratamiento antihipertensivo y el control de la presión arterial y que no existe evidencia científica hasta el momento que avale la hipótesis de aumento de riesgo para los pacientes que reciban esos tratamientos. (http://www.saha.org.ar/)
Ya hay en desarrollo y en estudio varios candidatos vacunales contra COVID-2.
La ciencia avanza y los investigadores y científicos trabajan incansablemente. También lo hacemos todos los que integramos el sistema sanitario y los comunicadores. Es importante que cada persona nos acompañe cuidándose a sí misma y a la sociedad toda.
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