El número de victimas mortales por los cigarrillos electrónicos en Estados Unidos ascendió de manera notable en los últimos días. Por el momento, el registro de victimas es de diecisiete personas por lesiones pulmonares relacionadas con el consumo de cigarrillos electrónicos, según informaron este martes las autoridades sanitarias.
En Argentina, luego de que se conocieran recientemente más de 200 casos de enfermedades respiratorias graves relacionados con el uso de cigarrillos electrónicos en los Estados Unidos, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) volvió a manifestar su preocupación por el riesgo del uso de estos dispositivos y su daño a las vías respiratorias.
Lo cierto es que desde hace un tiempo, la AAMR, junto a otras sociedades científicas, emitió comunicados pronunciándose en contra de su uso como herramienta para la cesación tabáquica y advirtiendo sobre el creciente consumo en adolescentes.
En el país, aunque están prohibidos por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), se venden libremente. Y, si bien aún no se reportaron casos, “es fundamental advertir a la población sobre el riesgo de su uso”, aseguró la AAMR en un escrito.
De acuerdo al Instituto para el Control Global del Tabaco, en el mundo hay 21 países que restringen la venta de los cigarrillos electrónicos con nicotina: Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Costa Rica, República Checa, Dinamarca, Estonia, Fiji, Finlandia, Francia, Hungria, Jamaica, Japón Malasia, Nueva Zelanda, Noruega, Filipinas, Portugal, Suiza y Suecia. A esta cifra se le suma India, que prohibió la venta a raíz de la dependencia que generaba este dispositivo en los jóvenes.
El cigarrillo electrónico (también conocido como vaporizador, vapeador o su nombre en inglés e-cigarette), consta de un recipiente en forma de cigarrillo o similar, una batería interior para generar calor y una carga con una solución líquida que al calentarse produce un vapor que vehiculiza diferentes sustancias para ser inhaladas (vapear). La solución líquida está compuesta por nicotina, saborizantes y otros productos químicos, que al calentarse no sólo generan aerosoles de nicotina sino otros productos químicos que resultan tóxicos (carcinógenos) para la salud.
Diversos estudios realizados revelan que el aerosol que emanan los cigarrillos electrónicos contiene cuatro grupos de tóxicos y compuestos cancerígenos llamados carbonilos, compuestos orgánicos volátiles, nitrosaminas y metales pesados. También se encontró que poseen más cromo, plomo y níquel que los cigarrillos comunes. Existe evidencia documentada de que el aerosol de los cigarrillos electrónicos provoca daños en el pulmón como neumonías y lesiones similares al enfisema, que es una de las enfermedades que causa la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Por otra parte, del análisis de diferentes estudios se observa que los dispositivos electrónicos de liberación de nicotina permiten también la inhalación de otras sustancias (saborizantes, cocaína, drogas sintéticas y derivados de cannabis, entre otras) que, además del poder adictivo, suman nuevas toxicidades potenciales.
En Estados Unidos, se prohibió en el estado de Nueva York la venta de estos dispositivos con saborizantes. Casi cinco millones de adolescentes consumen productos del tabaco, especialmente cigarrillos electrónicos, en Estados Unidos de acuerdo con un reporte del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Lo cierto es que la salud respiratoria demanda respirar aire limpio. La inhalación directa o de segunda mano de humo y/o aerosoles generados por dispositivos electrónicos de liberación de nicotina u otros dispositivos representa una amenaza a la salud respiratoria. Todas las estructuras que componen el aparato respiratorio están hechas y perfectamente dispuestas para cumplir con una de las principales necesidades que tenemos los seres humanos: la respiración del aire limpio y oxigenado; sin ella, la vida no sería posible.
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