Desde la década de 1970, la mayoría de los países impusieron normas contra la comercialización del tabaco entre los jóvenes; muchos han prohibido los anuncios de cigarrillos en la televisión y la radio. Han pasado años desde que la industria tabacalera prometió dejar de atraer a los jóvenes a fumar cigarrillos. Philip Morris International dice que está "diseñando un futuro libre de humo" y British American Tobacco afirma que está "transformando el tabaco" en un producto más seguro.
Pero mientras la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) evalúa los planes para reducir la nicotina en los cigarrillos, lo que los hace menos adictivos, Big Tobacco (las "cinco grandes" compañías más grandes de la industria tabacalera mundial: Philip Morris International, British American Tobacco, Imperial Brands, Japan Tobacco International y China Tobacco) ha aprovechado al máximo el tiempo para utilizar las redes sociales como medio de promoción de sus marcas en todo el mundo.
"Toda esta expansión y explosión, no tanto del cigarrillo tradicional que se mantiene en sus valores habituales (inclusive con una ligera disminución del consumo), sino de los cigarrillos electrónicos se transformará en un problema de salud a largo plazo. La industria vislumbra que este consumo masivo dentro de 20 años concluirá en una multiplicación de la internación de pacientes, fundamentalmente por EPOC, cáncer de pulmón y por enfermedad cardiovascular", explicó en diálogo con Infobae Francisco Toscano, médico cardiólogo (MN 95.358), miembro de la Fundación Cardiólogica Argentina.
En las principales ciudades del mundo, como Río de Janeiro, El Cairo, Yakarta y Milán, las compañías tabacaleras organizan eventos extravagantes diseñados para conectarse con los jóvenes. A menudo con alcohol, música en vivo y anfitriones atractivos, estos eventos lujosos no escatiman gastos mientras buscan nuevos compradores para sus productos de tabaco.
¿El problema? Esas personas que asisten a las fiestas son jóvenes influyentes, cuidadosamente seleccionados, a quienes se les anima a compartir fotos de sus glamorosas aventuras patrocinadas por el tabaco con amigos y seguidores en las redes sociales usando hashtags atractivos como #iamonthemove y #decideyourflow. Y aunque los influencers tienen más de 18 años, sus seguidores en las redes sociales son mucho más jóvenes.
"El consumo de tabaco es un factor de riesgo de seis de las ocho principales causas de mortalidad en el mundo. Es el único producto de consumo que daña a todas las personas expuestas a él y mata a la mitad de los que lo consumen", advirtió sobre el consumo de tabaco Hernán Provera, coordinador del Área de Prevención Cardiovascular y Cesacion Tabáquica de INEBA, en diálogo con Infobae.
Restricciones a la comercialización
Los ejecutivos del tabaco siempre han creído que la supervivencia y el éxito continuos de sus empresas dependen de una cosa: convencer a los jóvenes de que compren sus productos. Sin importar el medio, el mensaje a menudo era el mismo: encontrar maneras de llegar a nuevos y jóvenes fumadores potenciales.
En 2005, la Organización Mundial de la Salud prohibió la publicidad del tabaco en 168 países signatarios. Para el año 2010, los EE.UU. habían cerrado una gran cantidad de las lagunas publicitarias y de tabaco preferidas de Big Tobacco. Con los medios convencionales en su mayoría prohibidos, ¿qué debía hacer Big Tobacco? Los medios sociales se ajustan a sus necesidades publicitarias a la perfección.
"El consumo de tabaco es la causa principal de muerte evitable y se calcula que cada año mata a más de 5 millones de personas en el mundo. La mayor parte de estas ocurren en países de ingresos bajos y medianos. De persistir las tendencias actuales, en 2030 el tabaco mataría a más de 8 millones de personas por año", aseguró Provera.
Si bien las compañías tabacaleras se cuidaron de respetar la letra de la ley (los influencers involucrados en estos puestos poseen la edad legal para fumar en sus países) las redes sociales tienen un entorno público que lo convierte en una forma de transmisión efectiva y en gran medida no regulada.
Si bien puede ser difícil para los gobiernos mantenerse al tanto de los medios de comunicación en estos tiempos de rápido cambio, deben hacerlo si desean evitar que las tasas globales de tabaquismo y sus problemas de salud vuelvan a aumentar.
"Hay que tener en cuanta el daño que produce el cigarrillo o los derivados del tabaco y el compromiso a largo plazo. La salud pública va a verse afecta nuevamente por una explosión de toda la patología cardiopulmunar, por llamarla de alguna manera. Este pico del consumo que se está produciendo en la actualidad se está proyectando a 10 a 15 años de pico de enfermedad cardiorespiratoria. A nivel salud, internación y costos, económicamente hablando es muy poco conveniente", concluyó Toscano.
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