Aunque en el mundo cristiano la Navidad suele verse como una época de armonía y felicidad, hay personas para las que se convierte en sinónimo de tristeza y depresión.
El estrés por las compras y los preparativos de la celebración, así como altas expectativas acerca de cómo deberíamos sentirnos son algunos de los factores que predisponen a ciertas personas a presentar depresión navideña.
Según información publicada en el portal "UNAM Global", la llamada depresión navideña podría deberse al trastorno afectivo estacional, una patología que aparece cuando los días son más cortos que la noche y se asocia a la incidencia de la luz que llega a nuestros ojos.
Cuando disminuye la luz, baja también la producción de serotonina (hormona de la felicidad).
Fue el psiquiatra Norman Rosenthal quien acuñó el término de "trastorno afectivo emocional" (TAE) en 1984.
El TAE se convierte en una condición médica cuando impide a la persona continuar con sus actividades cotidianas y en algunos países se ofrecen terapias de luz para tratarla.
También se ha establecido una diferencia entre el TAE y la "tristeza de invierno", que implica un cambio en el estado de ánimo mucho menos definido.
Existen ciertos factores que pueden desencadenar nuestra tristeza, pero también hay manera de sentirnos mejor.
Te presentamos unos datos.
CAUSAS:
Problemas económicos
Consumo de alcohol y drogas
Pérdida de un ser querido
Problemas familiares
Falta de empleo
SÍNTOMAS:
Aislamiento
Apatía o enojo ante los festejos
Pensamientos de negatividad
Nostalgia excesiva o tristeza profunda
Alteraciones de sueño
Cambios de peso o apetito
CONSEJOS:
Evitar el aislamiento. Mantener contacto con seres queridos.
Realizar actividad física.
Aumentar nuestra exposición al sol. De ser posible, hacerlo tan temprano como se pueda.
No crear altas expectativas acerca de la fecha. Es decir, no esperar que con la llegada esta época todos nuestros conflictos se resolverán.
Mantener un estilo de vida sano durante todo el año.
Encender la luz media hora antes de que te levantes.
Cuidar nuestra ingesta de alimentos altos en azúcar, pues la baja del nivel de serotonina estimula el consumo de esos productos.
En México, según datos de 2010 del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, 10% de la población mexicana presentaba depresión.
La depresión navideña es transitoria y se espera que una vez pasadas las celebraciones de fin de año la persona pueda retomar sus actividades y se sienta mejor.
Sin embargo, si la depresión persiste, se recomienda consultar a un especialista.
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