Cuando se busca transaccionar con criptomonedas o NFT es necesario contar con una billetera digital para este tipo de activos. Son herramientas para interactuar con la blockchain o red de bloques y administrar las criptos a través de ellas: comprar, vender, transferir, etc.
Antes que nada es importante entender que hay dos tipos de claves: las públicas y las privadas. Las claves públicas son datos como el número de una cuenta bancaria o una dirección de correo, que pueden ser compartidos a otros usuarios para así poder realizar transacciones. En síntesis, identifican la cuenta.
Las claves privadas, en cambio, como su nombre lo indican no se pueden compartir públicamente. Son claves, que funcionan como las contraseñas, y permiten acceder a los activos o a los fondos alojados en la red.
Estas están formadas por una secuencia de números y letras que se derivan de la frase inicial o semilla que se genera cuando se configura por primera vez una billetera cripto. Esa frase semilla consiste en una serie de 12 o 24 términos fáciles de recordar que sirven como recuperación de las claves privadas de una billetera.
Existen dos grandes tipo de billeteras cripto: con custodia y sin custodia. En el primer caso, hay terceros que almacenan las claves privadas, en tanto que en las segunda, esa información queda en manos del propietario.
Beneficios y contraindicaciones
Uno de los beneficios de las billeteras sin custodia es que el propietario tiene todo el control y esto puede ser visto como algo positivo por algún tipo de personas.
Están abiertas para ser utilizadas por todo el mundo y no es necesario verificar la identidad de la persona (con nombre apellido, documento) para abrir una cuenta y comenzar a operar.
Los costos de operación son bajos y son las billeteras que se comenzaron a usar desde un comienzo cuando surgió el Bitcoin y otras monedas cripto.
Sin embargo, estas billeteras también pueden representar un problema si no se toman ciertos recaudos. Si las claves privadas se pierden, por ejemplo, ese usuario ya no tendrá acceso a sus criptoactivos.
Se estima que cerca del 20% de los 18,5 millones de Bitcoins existentes están en billeteras a las cuales sus usuarios no pueden acceder por haber perdido sus claves.
También podría ocurrir lo mismo si la persona que tiene ese dato fallece y no dejó la información consignada en ningún sitio. Sus herederos no podrán acceder a esos datos.
Trust Wallet, Coinbase y MetaMask son algunos ejemplos de billeteras sin custodia. Como ya se mencionó, en estos casos el usuario debe hacerse cargo de recordar sus claves privadas y la frase semilla. Esa información se puede escribir en un papel y guardarla en una caja fuerte o almacenarla en un dispositivo no conectado a la red.
A diferencia de ese tipo de productos, en las billeteras con custodia, las claves privadas son administradas por un tercero. Por eso, si se opta por esta opción, es importante elegir un proveedor de confianza.
El beneficio de estas billeteras es que se podrá acceder a los activos si se olvida la contraseña, ya que se ofrece un servicio de atención al cliente y diferentes mecanismos para verificar la identidad de la persona.
En este tipo de productos, usualmente se requiere validar la identidad del usuario y el sistema posiblemente le solicite que suba una documentación, se haga una foto o grabe un video, por ejemplo, para verificarlo.
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