Investigadores del grupo de Interfaces Futuras de la Universidad Carnegie Mellon, en Pensilvania, Estados Unidos, modificaron un casco de realidad virtual de modo tal que sea capaz de simular la sensación de un beso, entre otras cosas.
El sistema recrea la sensación táctil dentro y alrededor de la boca del usuario para que experimente diferentes sensaciones. Los investigadores adaptaron unas gafas de VR con una serie de transductores ultrasónicos que se centran en la boca del usuario. El casco funciona sin la necesidad de accesorios adicionales.
Los transductores son capaces de emular diferentes tipos de movimientos y presiones, que varían en magnitud e intensidad. Pueden recrear la sensación de un objeto deslizándose o rozando los labios e incluso imitar la sensación de una fuente de agua recorriendo los labios.
Este hardware háptico puede ser utilizando en diferentes escenarios. Así como permite recrear la sensación de un beso, podría ser empleado en el marco de algún videojuego o película de horror virtual en la cual se sienten arañas caminando por el rostro, según se muestra en el video institucional. O bien podría desarrollarse un software que reproduzca la sensación de cepillarse los dietes.
A su vez, se podría implementar para generar experiencias virtuales gastronómicas, ya que el usuario puede sentir cómo los alimentos o bebidas ingresan y se deslizan por la boca.
Incluso, los investigadores hicieron demostraciones en la cual el usuario siente la fuerza del viento en sus labios mientras recorre virtualmente un camino, arriba de una moto. Hay incluso experiencias que recrean la sensación de llevarse un cigarrillo a la boca y fumar.
Puede haber tantos usos como quepan en la imaginación, pero lo cierto es que la posibilidad de utilizar esta tecnología para experimentar besos virtuales probablemente sea de los más interesantes. Y recuerda a otros desarrollos que buscan lograr lo mismo. Es el caso de Kissenger, una funda para teléfono que simula besos.
La funda está hecha a base de siliconas y funciona junto con una aplicación. Ambos usuarios deben descargar la plataforma en sus móviles y contar con ese soporte que integra sensores, capaces de medir la fuerza que ejercen los labios al besar. Esa información es enviada a la app que transmite la información a la app también instalada en el celular del otro usuario. De esa manera se experimenta un beso virtual. Una forma de “vencer” las limitaciones que supone la distancia en el amor y otras forma de coqueteo.
Este producto, que se presentó en 2016, fue desarrollado por Adrian David Cheok, quien inicialmente había creado una cabeza de silicona con labios que fue evolucionando, hasta dar paso a este gadget, bastante más práctico y portátil.
Con el tiempo, continuó avanzando con su desarrollo y cambió no sólo su estética sino que también sumó más tecnología para lograr un efecto más realista. El producto hoy es más pequeño y reproduce sensaciones hápticas en varios puntos de los labios del usuario.
“Diseñamos una serie de micro actuadores lineales colocados estratégicamente en la superficie de entrada para replicar las fuerzas y los movimientos de los labios humanos durante los besos”, aclararon los desarrolladores, en un comunicado difundido en 2019.
Cabe señalar que la estimulación táctil y vibratoria se utiliza en varios sistemas hápticos como pueden ser los controladores de videojuegos o joysticks. También en sillas y otros productos. Lo interesante de estos dos productos mencionados es que buscan utilizar esta información, codificada en patrones, para recrear sensaciones cada vez más realistas en un acto tan humano e íntimo como el de besarse. ¿Se convertirá en norma para las relaciones a distancia? El tiempo lo dirá.
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