Bien dicen que la humanidad aprende de su pasado, por eso la pregunta ¿Qué habría ocurrido si en la pandemia de COVID-19 no hubieran existido los avances científicos y médicos actuales? puede responderse comparando las anteriores con la presente.
En diciembre de 2019 se notificó oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que en Wuhan (provincia de Hubei, China) había un conglomerado de casos de neumonía causados por un nuevo coronavirus. A partir de entonces todo se transformó significativamente en el mundo.
El vertiginoso cambio de vida de los humanos, desacostumbrados desde hace más de un siglo a una pandemia, hizo que olvidaran la importancia de la ciencia y dieran por hecho que esta les ayudaría a salir adelante.
Aunque no estaban equivocados, pues solo bastó un año para la distribución mundial de vacunas, olvidaron que el panorama pudo ser peor si los avances hubieran sido distintos a los actuales. De acuerdo con la Dra. Jessica González, académica de la Universidad de La Salle de México, hubo tres factores que no existieron en el pasado y que fueron los pilares que ayudaron al combate mundial de COVID-19.
“Hemos tenido un avance muy importante, concentrados en tres puntos: primero el equipo de protección de los médicos, en segundo las medidas sanitarias y de higiene y por último el acceso a medicamentos y vacunas”, dijo la profesional a Infobae.
Equipo de protección médico
La historiadora, Marisol Hernández de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), rememoró a Infobae que en los dos años que estuvo presente la gripe española murieron millones más de 50 millones de personas, en una población global de 1.800 millones -actualmente hay más de 5 millones de decesos por COVID-19 en una población mundial de 7.8000 millones, es decir la letalidad es del 2 por ciento-.
Es decir, ocasionó más muertes que las registradas en la I Guerra Mundial, la cual estaba terminando justo cuando se desató la pandemia.
Por su puesto, los contagios hacen que la enfermedad atraviese fronteras. En ese sentido, para ayudar a mitigarlos las personas deben tener el mínimo contacto (confinamiento) y usar equipo de protección.
En el pasado no hubo tanta facilidad para que las personas adquirieran cubrebocas, guantes o gel antibacterial. Eso fue peor en el caso de médicos, quienes atendieron enfermos sin equipos que los aislara del virus.
En ese sentido, ha sido de gran importancia que todo el personal médico tenga acceso a cubrebocas, mascarillas de plástico, guantes, batas y trajes aislantes. Aunque muchos los portaban murieron sin embargo, la cifra hubiera sido mayor si no hubieran contado con ellos.
Medidas sanitarias y de higiene
El equipo de protección sanitario está estrechamente relacionado con las medidas sanitarias y de higiene. En esta pandemia, uno de los principales consejos de las autoridades fue lavarse las manos constantemente; y en caso de no tener agua, desinfectarlas con gel antibacterial.
Ambos fueron importantes, pero en el pasado las personas no tenían un acceso fácil a ninguna, lo que quiere decir que los contagios se propagaban aún cuando tuvieran distanciamiento social el cual, según la historiadora, también fue algo que derivó en discriminación y xenofobia.
Acceso a medicamentos y vacunas
Respecto al tema, la doctora señaló que en el pasado el tratamiento contra la enfermedad no fue rápido, lo que contribuyó a que aumentara la mortalidad. Es de subrayar que aunque el primer antibiótico para la gripe española fue descubierto en 1928, la primera vacuna estuvo disponible hasta la década de los 40.
En cambio, en la actualidad los países que tuvieron los primeros brotes de COVID-19 pudieron comenzar a emplear tratamientos farmacológicos como el remdesivir, y a su vez compartirlos anticipadamente al mundo científico y médico para que se siguieran usando o probando.
Otro factor del pasado, es que los avances científicos solían ser polémicos y de poca importancia. Por ejemplo, la historiadora recordó que en 1885 el médico español Jaime Ferrán desarrolló la primera vacuna contra el cólera pero fue hasta 14 años después que comenzó a inyectarse. La tardanza se debió en gran parte por complicaciones ocasionados en el ideal religioso.
Por otro lado, Hernández dijo que los tratamientos médicos eran completamente distintos, pues mientras en la actualidad incluso los gobiernos de algunos países hicieron campañas médicas para diagnosticar y tratar a los pacientes en sus casas con aparatos tecnológicos, antes usaban tratamientos bruscos como las sangrías (hechas por el médico o sanguijuelas) durante las oleadas del cólera.
Es decir, además de que tardaban muchos años en que los avances científicos fueran tomados en cuenta por los gobiernos, el contexto social también contribuyó a una práctica lenta en contra de las pandemias, dando como resultado una mayor cantidad de muertes.
Gracias a estos tres grandes factores médicos y científicos actuales que fueron rápidos en realizarse y comunicarse entre países u organizaciones sanitarias, el resultado de decesos por COVID-19 no fue tan grave.
“Sí es muy importante la diferencia que han hecho todas estas medidas con nosotros, porque si bien tuvo un impacto inicial, durante los siguientes picos de contagios que hemos tenido también se han podido controlar mejor (los contagios y decesos) conforme vamos evolucionando y aprendiendo”, aseveró la doctora.
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