La ciencia explica cuál será la personalidad de su bebé

Es posible detectar cuando un niño o niña crecerá siendo introvertida o extrovertida gracias a algunos aspectos

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La personalidad de un bebé comienza desde que crece dentro del vientre de la madre (Foto: Pixabay)
La personalidad de un bebé comienza desde que crece dentro del vientre de la madre (Foto: Pixabay)

Quienes están por tener un hijo o piensan tener uno posiblemente están interesados saber cuál será su personalidad para elegirle un nombre adecuado, o simplemente por curiosidad.

Y según la revista Science Illustrated es posible saberlo a través de la ciencia. La personalidad comienza a definirse en el cerebro del bebé antes de nacer gracias a cuatro agentes bioquímicos que son la dopamina, serotonina, testosterona y estrógenos.

“Compiten para influir en cómo se establecen los caminos nerviosos entre los diferentes centros del cerebro, y así es como la personalidad del bebé es formada”, señala.

Explica que la dopamina y la serotonina contribuyen a determinar los caminos de las señales nerviosas hacia el cerebro, y dependiendo de cuál sea el dominante, la personalidad del bebé podría ser curiosa y energética o precavida y responsable. Mientras que las dos hormonas responsables del sexo también influencian el tamaño del centro del cerebro.

Un bebé puede dar indicios de su personalidad con ciertos comportamientos (Foto: Pixabay)
Un bebé puede dar indicios de su personalidad con ciertos comportamientos (Foto: Pixabay)

Cuando la testosterona es dominante parece haber una contribución al temperamento analítico y franco, mientras que el estrógeno da un empujón a una personalidad atenta y compasiva. cabe recordar que si bien estos agentes bioquímicos definen el sexo, tanto niñas y niños tienen ambos agentes en diferentes porcentajes dentro de su anatomía.

Por ejemplo, en las niñas entre 6 y 8 años las concentraciones de testosterona comienzan a aumentar en relación a la producción cíclica de los ovarios. Es importante ya que tiene que ver los efectos fisiológicos en los tejidos reproductivos y no reproductivos femeninos.

Si bien la bioquímica que ocurre en su formación dentro de la madre, otros aspectos de la personalidad ocurren a la edad de dos años, cuando el menor comienza a desarrollar consciencia propia, habilidades sociales, sentir orgullo, pena o vergüenza y se da cuenta de sus propias necesidades.

Las personas siguen teniendo cambios de personalidad a lo largo de su vida (Foto: Pixabay)
Las personas siguen teniendo cambios de personalidad a lo largo de su vida (Foto: Pixabay)

Al inicio, el temperamento innato es crucial para determinar lo que el niño es capaz de hacer con tal de satisfacer sus necesidades. Esto cambiará a la edad 6 a 9 años, cuando las glándulas suprarrenales empiecen a producir cantidades mayores de la hormona DHEA (ayuda a producir hormonas sexuales masculinas y femeninas), que estimula el crecimiento de las neuronas del cerebro. Estas hormonas influencian la personalidad del menor a esas edades, por lo que también habrá un desarrollo de autoestima o agresividad.

Sin embargo no todo se debe a los bioquímicos naturales del cuerpo humano, pues otros investigadores señalan que también influye el entorno en el que el menor va creciendo y la forma en la que es educado.

Un estudio de neurocientíficos, publicado por el National Institutes of Health (NIH), señala que se puede predecir qué niños tendrán una personalidad introvertida o depresiva al observar su comportamiento.

Aspectos de la química cerebral pueden influir en la personalidad de los menores  (Foto: Pixabay)
Aspectos de la química cerebral pueden influir en la personalidad de los menores (Foto: Pixabay)

En ese sentido, señalan que si el menor es cauteloso, temeroso y evita las situaciones desconocidas u objetos, tienen mayor riesgo de desarrollar desórdenes sociales y trastornos de ansiedad que los niños sin inhibición del comportamiento Behavioral inhibition (BI).

“Este estudio destaca la naturaleza perdurable del temperamento temprano en los resultados de los adultos y sugiere que los marcadores neurofisiológicos como la negatividad relacionada con el error pueden ayudar a identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar psicopatología internalizante en la edad adulta”.

De tal modo, además los químicos naturales del cerebro, se deben considerar aspectos de la educación, como la asociación que el menor pueda hacer respecto al error o participación con otros individuos para determinar su personalidad.

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