Las recientes misiones que la NASA ha realizado en Marte con el envío de diversos rover, siendo Perseverance el último en llegar al planeta rojo, tienen un solo objetivo principal: intentar recolectar muestras que permitan determinar si hubo o no vida en dicho planeta, el más cercano a la Tierra.
Por medio de la recolección de pequeños trozos de roca, así como de varios descubrimientos en las formas del suelo marciano, la Agencia Espacial de Estados Unidos determinó un hallazgo histórico en la historia de la investigación espacial: Marte tuvo agua.
Al determinar esta teoría como una verdad, se dio un paso más hacia el posible descubrimiento de un pasado biológico en Marte pues, según los científicos, lo más seguro es que donde hubo agua también pudo haber vida.
Sin embargo, este tipo de hallazgos así como algunos que han hecho otras agencias espaciales o la misma NASA pueden llegar a convertirse en malentendidos que no solo afectan las “reglas de juego” al momento de estudiar y determinar una pista como posible prueba de vida en el espacio, sino que también podrían causar errores mentales entre los fanáticos de este tipo de investigaciones.
Pensando en esto, un grupo de expertos de la Agencia Espacial norteamericana ha propuesto a toda la comunidad científica que se desarrolle una estrategia o marco con el cual poder medir la validez de una prueba de vida y así no determinar de forma indiscriminada que una roca, territorio o forma representa un hallazgo biológico.
En un artículo publicado en la revista Nature, Jim Green, el científico en jefe de la NASA, y su equipo proponen crear “una escala de muestra para usar como punto de partida para las discusiones entre cualquiera que lo use, como científicos y comunicadores”.
“Hasta ahora, hemos preparado al público para que piense que solo hay dos opciones: es vida o no es vida (…) Necesitamos una mejor manera de compartir la emoción de nuestros descubrimientos y demostrar cómo cada descubrimiento se basa en el siguiente, para que podamos llevar al público y a otros científicos en el viaje”, explicó por su parte Mary Voytek, directora del Programa de Astrobiología de la NASA en la Sede de la NASA en Washington y coautora del estudio.
Para entender mejor esta propuesta, los científicos la relacionaron con “la escala de nivel de preparación tecnológica” que usa la NASA para determinar si una nave espacial u otra clase de tecnología está lista o no para poder ejecutarse. Así con la nueva escala de “vida en el espacio”, los investigadores podrán determinar si pueden o no tildar un descubrimiento como prueba o si por el contrario es mejor no alarmar al mundo.
“Tener una escala como esta nos ayudará a comprender dónde estamos en términos de búsqueda de vida en lugares particulares y en términos de las capacidades de las misiones y tecnologías que nos ayudan en esa búsqueda”, añadió Green.
Finalmente, la NASA explicó que lo importante de este nuevo marco es poder contextualizar de mejor manera el conocimiento entre toda la población y que los científicos puedan establecer medidas claras, lógicas y universales en relación con la astrobiología.
“Los autores esperan que en el futuro, los científicos noten en los estudios publicados cómo sus nuevos resultados de astrobiología encajan en dicha escala. Los periodistas también podrían hacer referencia a este tipo de marco para establecer expectativas para el público en las historias sobre nuevos resultados científicos, de modo que los pequeños pasos no parezcan grandes saltos”, concluye la NASA.
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