Rick Smith, el creador de la pistola Taser y las cámaras corporales que usan todos los agentes de policía norteamericanos, tiene la vista puesta en el mercado militar estadounidense. Su empresa Axos, de hecho, acaba de firmar un acuerdo con la Guardia Nacional de Estados Unidos para desplegar equipos de infantería o incluso de operaciones especiales.
El objetivo es desarrollar drones capaces de disparar descargas eléctricas y grabar al mismo tiempo lo que ocurre. Los dispositivos, dotados de Inteligencia Artificial, además, podrían transcribir en tiempo real las conversaciones, enviar señales de alerta, y facilitar la auditoría del buen uso de los equipos.
Históricamente, las armas no letales no han atraído mucho a los militares. Sin embargo, Smith cree que sus dispositivos pueden colaborar en la interacción con civiles en zonas de conflicto, especialmente en entornos urbanos. “Si se puede utilizar la fuerza no letal para lograr el mismo efecto de supresión, podría ser mucho más fácil operar en más entornos”, dice.
Los futuros avances en robótica harán que las pistolas Taser y otras tecnologías no letales sean más fáciles de desplegar en entornos de combate, afirma. El despliegue en drones, por ejemplo, daría a la Taser un alcance mayor a los 7,5 metros actuales.
Según detalla el portal Defense One, Axon estima que los drones Taser estarán disponibles en tres años.
Antes, explica Smith la empresa debe tener muy claras las leyes que guiarán el camino. “Una de las preocupaciones que tiene la gente es que la policía o los militares vayan a utilizarlo en exceso. Bueno, creo que es una preocupación legítima, pero tiene solución. Y la forma de hacerlo es mediante un mayor escrutinio y supervisión”.
Lo primero, aclara, es que la decisión de disparar sólo puede recaer en una persona física.
Señala que los operadores de drones ya pilotan dispositivos pequeños y grandes con la ayuda de la transmisión de video, por lo que sería sencillo registrar los incidentes de las pistolas paralizantes desplegadas por drones para su supervisión.
Para Smith, enviar drones a una casa llena de gente es mucho más seguro que enviar hombres armados.
Explica, además, que la capacidad de desplegar una fuerza no letal también será más importante en el futuro, especialmente cuando el ejército estadounidense busque atacar objetivos en lugares donde hay menos tropas sobre el terreno.
Smith inventó la pistola paralizante a principios de la década del ‘90. Ni bien comenzaron las críticas por la posibilidad de un uso desmedido, inventó la cámara corporal para policías, que se ha convertido en un elemento básico de las fuerzas policiales norteamericanas.
Ahora, gracias a la robótica y a la Inteligencia Artificial, Axon ya está utilizando el aprendizaje automático en las grabaciones de las cámaras corporales. La empresa tiene acceso a enormes cantidades de videos porque los departamentos de policía pagan a Axon para que los aloje en Microsoft Azure. “Básicamente, todos los grandes departamentos en los que se pueda pensar, la policía de Nueva York, Los Ángeles, Chicago, D.C., alojan todos sus datos en la nube”, dijo Smith durante la reciente conferencia de la AUSA en Washington, D.C.
“Los usos específicos de la IA de Axon en este momento son limitados”, dijo Smith. El área más importante es la traducción instantánea de palabras habladas a texto. En Australia, por ejemplo, dice que la policía utiliza habitualmente la función de transcripción instantánea cuando investiga abusos domésticos. Antes, la policía tomaba nota de una declaración y pedía a la víctima que se presentara en la comisaría al día siguiente para una entrevista formal. Eso puede dar al maltratador tiempo suficiente para intimidar a la víctima para que no cuente su historia. Con la función de transcripción instantánea, explicó Smith, “toman la declaración allí mismo, en el lugar de los hechos. Simplemente los entrevistan con la cámara. Nosotros la transcribimos y luego tenemos una versión transcrita del video disponible casi instantáneamente”.
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