En enero de 2020 Google anunció su intención de deshacerse de las “cookies” de terceros dentro de Chrome en aras de cumplir ese objetivo en el 2022, pero hace unos pocos días la compañía aclaró que pospuso esa meta para cumplirse un año después de lo prometido.
Desde su anuncio ya varios usuarios y empresas se han preocupado por lo que eso pueda significar para la plataforma y el internet como tal, pues el navegador emblema de Google se ha posicionado como uno de los más usados en años recientes y el cambio que este reciba podría determinar lo que el resto de compañías decidirán en un futuro.
Para comprender lo que significa tal decisión es importante primero comprender qué son las “cookies” y cómo afectan el uso de internet de todos los usuarios en el día a día.
Una cookie es un pequeño fragmento de texto que los sitios web envían a los navegadores desde los que se accedan. A diferencia de lo que muchas personas han llegado a creer, estos fragmentos no son malignos ni peligrosos, todo lo contrario, pues permiten que los sitios recuerden información sobre las visitas de los usuarios.
Por ejemplo, a la hora de acceder a una página como Facebook o YouTube, el sitio web requiere de las cookies para recordar datos como qué cuenta es la que está usando el servicio desde ese computador, qué palabras de búsqueda se usaron y qué preferencias de interfaz ha programado previamente el usuario. Son elementos como estos los que hacen que sea más fácil volver a visitar determinadas páginas y usar todos los servicios que ofrecen.
Algunos de los usos más comunes de las cookies son para recordar los idiomas de preferencia, contar el número de visitas que recibe una página y hacer procesos de registro en una variada selección de plataformas.
Ahora, es importante recordar que existen tipos distintos de cookies según su uso y proveniencia. Las cookies originales o de primeros, son aquellas enviadas al sistema por el dominio que se está visitando para agilizar y facilitar la navegación y futuras visitas como las mencionadas anteriormente.
Por otra parte, las cookies de terceros son las enviadas al dispositivo por parte de un tercer dominio, es decir, ajeno a la página que se está visitando, y son usadas habitualmente para “rastrear” los hábitos del usuario en internet y ofrecerle publicidad personalizada. Es justo en este aspecto que se notaría un claro efecto una vez Google haga efectiva su decisión.
El uso de cookies ha sido desde hace unos años un tema bastante controversial, principalmente por la recopilación de datos de usuarios que pueden ser considerados como información delicada relacionada a temas de privacidad. Esto junto a múltiples casos de publicidad intrusiva es lo que ha llevado a que varias páginas web tengan que hacer la consulta tradicional de si el usuario acepta las cookies la primera vez que accede al sitio.
En contraparte, el uso de cookies de terceros es una herramienta fundamental para la publicidad actual, pues su gran mayoría se maneja a través de internet y se personaliza detalladamente gracias a la información recopilada de esa forma. El eliminar este tipo de cookies de un navegador tan usado como Chrome, le daría una vuelta entera al mercado publicitario actual.
Chrome no es el primer navegador en tomar esta decisión, tales medidas ya habían sido adoptadas por otros bastante reconocidos como Safari y Firefox. Sin embargo, el navegador de Google cuenta actualmente con 64% de cuota del mercado, lo que significa que, si este se une a tal cambio, los publicistas tendrán los espacios disponibles para el uso de cookies considerablemente reducidos.
Google es consciente de lo abrupto que puede llegar a ser el cambio y por esa misma razón la empresa ha hecho invitaciones a que los reguladores de internet, los portales y hasta la industria publicitaria en sí se vayan preparando para un “futuro libre de cookies” en este tiempo que falta para que se efectúe el cambio.
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