Ingenieros del MIT diseñaron un concepto para la propulsión de aviones que estiman eliminaría el 95 por ciento de las emisiones de óxidos de nitrógeno, una fuente de polución ambiental que emiten, entre otros vehículos, los aviones.
El diseño está inspirado en los sistemas de control de emisiones utilizados en los vehículos de transporte terrestre. En la actualidad, muchos camiones diésel cuentan con sistemas de control de emisiones posteriores a la combustión para reducir el óxido de nitrógeno generado por los motores.
Los detalles del diseño se publicaron en la revista Energy and Environmental Science. Los autores del artículo son Prakash Prashanth, Raymond Speth, Steven Barrett, Sebastian Eastham y Jayant Sabnins, integrantes del Laboratorio de Aviación y Medio Ambiente del MIT.
Los aviones en la actualidad son propulsados por motores a reacción que se encuentran debajo de cada ala. Cada motor cuenta con una turbina de gas que impulsa una hélice para mover el avión a través del aire mientras los gases de escape de la turbina fluyen hacia atrás. “Debido a esta configuración, no ha sido posible utilizar dispositivos de control de emisiones, ya que interferirían con el empuje producido por los motores. En el nuevo diseño híbrido-eléctrico, o turbo-eléctrico, la fuente de energía del avión seguiría siendo una turbina de gas convencional, pero estaría integrada dentro de la bodega de carga”, se destaca en el artículo publicado en el sitio de noticias MIT News.
La turbina de gas, en vez de alimentar directamente las hélices, accionaría un un generador en la bodega para producir electricidad, que luego impulsaría eléctricamente las hélices ubicadas en las alas del avión. De este modo, las emisiones producidas por la turbina de gas se introducirían en un sistema de control de emisiones, muy similar a los de los vehículos diésel, para que así los gases tóxicos no vayan directo a la atmósfera.
Los investigadores calculan que si se implementara un sistema eléctrico híbrido de este tipo en un avión Boeing 737 o Airbus A320, por el peso adicional del sistema se requeriría aproximadamente un 0,6% más de combustible para volar el avión. Es decir que no tendría un gran impacto en este sentido.
“Esto sería muchas, muchas veces más factible de lo que se ha propuesto para los aviones totalmente eléctricos”, dijo Barrett en el artículo mencionado. Y añadió: “Este diseño agregaría algunos cientos de kilogramos a un avión, en lugar de agregar varias toneladas de baterías, lo que supondría una magnitud de peso extra”.
¿El próximo paso? Diseñar un avión de cero emisiones que no emita óxido de nitrógeno ni otras sustancias químicas como el dióxido de carbono que tiene un impacto nocivo en el medio ambiente.
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