Antes de descargar cualquier aplicación o comenzar a utilizar un servicio sería recomendable leer los términos y condiciones de uso para entender a qué nos estamos comprometiendo. Estos acuerdos detallan los datos a los que acceden las plataformas, el uso que le darán así como otras cuestiones vinculadas a los derechos y responsabilidades que tienen tanto los proveedores del servicio como los usuarios.
¿Pero quién se toma el tiempo para consumir toda esa información? Leer las 15260 palabras de los términos y condiciones de Microsoft llevaría poco más de una hora. Casi lo mismo que “Macbeth”, de Shakespeare. En cuanto a Tik Tok o Spotify, el tiempo necesario sería de 35:48 minutos y 31:24 minutos, respectivamente. Los datos surgen de un análisis realizado por Visual Capitalist que incluyen 21 de las plataformas más populares y fueron compilados en un gráfico que se reproduce a continuación:
Visual Capitalist consideró que una persona lee unas 240 palabras por minutos y en función de ese dato calculó cuánto se demoraría en leer los términos y condiciones de algunas de las plataformas online más populares. La extensión y, en ocasiones, la dificultad que implica digerir esta información ha sido fruto de análisis y controversias hace años.
El documental Términos y condiciones (Terms and conditions may apply) del año 2013 y dirigido por Cullen Hoback pone el foco no sólo en la longitud de los acuerdos sino en en la compleja jerga legal que se incluyen en muchos de estos acuerdos que publican las compañías.
En el último tiempo, algunas de las plataformas más populares fueron adaptando y re escribiendo sus términos y condiciones para facilitar la lectura de esta información por parte de los lectores. Aún así, un usuario necesitaría en promedio 250 horas para leer todos los acuerdos de todos los servicios que emplea en sus celulares o computadoras.
Al analizar cada uno de los servicios, según el ranking de Visual Capitalist, la empresa que se destaca en la lista es Microsoft, que tiene el documento más largo de todos, como ya se mencionó. Hay que destacar que esa cantidad de palabras cubre todos sus productos y servicios, que son muy variados.
En segundo y tercer lugar están Spotify y Niantic (Pokémon Go), con acuerdos de 8.600 y 8.466 palabras respectivamente, que llevarían poco más de 35 minutos leer. El cuarto y segundo puesto es para Tik Tok y Apple, cuyos documentos se leerían en poco más de media hora.
Las plataformas cuyos acuerdos tienen menor cantidad de palabras son Instagram, Netflix y Dropbox. En estos casos bastarían 11 minutos para leer la información. YouTube, Amazon, Google, Facebook y Linkedin están bastante cerca de estas métricas también con tiempos que van desde 13 a 18 minutos.
Cabe señalar que este estudio se hizo sobre la base de los textos en inglés y que en castellano puede haber pequeñas variaciones en el conteo final que puede diferir en una o dos decenas de palabras pero que no modifica en mayor medida el conteo y el ranking establecido.
Otro punto importante es que en este caso se están teniendo en cuenta los términos y condiciones de uso, donde no siempre se suele incluir de forma completa la política de privacidad. En muchos casos esto es un apartado diferente que requiere otro tiempo extra de lectura.
La dificultad de la lectura
Más allá de la extensión de los textos, también vale la pena analizar la dificultad de los términos empleados. Y para eso, en el informe se emplea la prueba de legibilidad de Flesch-Kincaid o prueba nivel de facilidad de lectura de Flesch, un sistema que evalúa la facilidad de comprensión de un documento en inglés empleando la siguiente fórmula:
206.835 -1.015 (total de palabras/total de oraciones) - 84,6 (total de sílabas/total de palabras)
La prueba otorga al texto un valor dentro de una escala de puntos. Cuanto más elevado sea el resultado, más fácil será comprender el documento. Un resultado de entre 51 y 56 implica que para leer el texto se requiren habilidades de comprensión que se esperan de un alumno de entre décimo y doceavo grado, o sea los últimos años de secundaria o educación pre universitaria. Un número menor de 51 implica que se requiere tener una capacidad lectora de un universitario para comprender fácilmente el texto.
Según estas métricas, Facebook (56) , Google (56), Instagram (54) , Linkedin (54), Microsoft (54), Snapchat (54) y Dropbox (51) incluyen los documentos legales más sencillos de entender con métricas que van entre 56 y 51, con lo cual estos textos podrían ser comprendidos sin dificultad por alumnos de los últimos años de secundario.
El resto de los servicios analizados, con métricas que van desde 50 a 36 reportan un dificultad de lectura mayor. En este sentido, los acuerdos más complejos de comprender son los de Slack (36), Niantic (36), Twitter (39), Uber (40) , Zoom (42) , Spotify (44) y Tik Tok (44).
Qué información se encuentra en estos acuerdos
En estos documentos se le explica al usuario qué dato se recopilarán y de qué modo serán utilizados. Además de dar cuenta del tipo de servicios se ofrece, la responsabilidad y derechos que existen en relación al contenido publicado. También se explica cómo rescindir el acuerdo, entre otras cuestiones. La forma y el contenido puede variar en cuanto a detalles y especificaciones.
Entender a qué se compromete el usuario cuando decide utilizar un servicio, en el mundo analógico o en el virtual, es importante porque hace alusión a sus derechos. También porque ayuda a entender y contextualizar lo que implica el uso de cualquier producto o servicio. En definitiva, siempre se trata de hacer un análisis de costo-beneficios.
Además de todo esto, comprender ayuda a poder sostener un debate con argumentos para que el usuario pueda plantearse si realmente algún servicio solicita que se acceda a ciertas condiciones que pueden ser consideradas desmedidas o no. ¿Vale la pena otorgar estos permisos? ¿Realmente difiere mucho lo que solicita una aplicación respecto de otra?
En ocasiones surgen polémicas en torno a cómo un servicio solicita accesos a determinados permisos o le solicita tal o cual dato al usuario. En esos casos habrá que preguntarse, tras un análisis exhaustivo y responsable, cuánto difiere lo que pueda pedir un servicio de otro y cuán respetuoso o no es de los derechos de los usuarios a su privacidad y sus datos personales para, eventualmente, plantear cambios si la situación lo requiere o no.
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