El coronavirus cambió, en unas pocas semanas, la rutina diaria de miles de millones de personas en todo el mundo. Uno de esos cambios fue la aceleración de la digitalización en múltiples ámbitos, entre ellos en las escuelas. De la mano de la cuarentena se implementó la educación remota.
Si bien en muchos rincones del mundo, el formato digital estaba más o menos implementado, eso que era opcional y que estaba circunscripto a determinadas cuestiones, se volvió una práctica cuasi masiva.
Se comenzaron a implementar, como nunca antes, plataformas educativas y aplicaciones de videollamadas, pero eso no es todo: también comenzó a crecer el uso de sistemas de monitoreo remoto de los alumnos cuando toman exámenes. Son programas conocidos como supervisores online (online proctors, en inglés) que comenzaron a experimentar un pico de popularidad, en algunos países como Estados Unidos.
Estos sistemas, que son contratados por escuelas y universidades, buscan asegurar que el alumno no haga trampa durante la evaluación. Para eso utilizan tecnologías como reconocimiento facial, para verificar la identidad del usuario, así como seguimiento ocular: se podría considerar sospecho que el alumno pase mucho tiempo con la vista fuera de la pantalla.
Además, el supervisor (humano) que está online de forma continua, asistiendo en este monitoreo, pueden exigirles a los alumnos que hagan un paneo, con la cámara del dispositivo que estén utilizando, para verificar que no haya alguien más en la sala proporcionándoles ayuda.
ProctorU es uno de los sistemas de monitoreo que hoy se están utilizando. Al iniciar una prueba con esta herramienta, los estudiantes tiene que identificarse, mostrar el cuarto donde están y el escritorio para demostrar que no tiene elementos a la vista para hacer trampa.
Además, durante el examen, el supervisor remoto estará escuchando a través del micrófono del alumno para asegurarse de que no busque pedir ayuda por esa vía. El supervisor también tiene acceso a la pantalla del alumno y recibe alertas cuando la persona abre una pestaña del navegador para, por ejemplo, buscar las respuestas del examen o abre una ventana con las respuestas y busca copiar y pegar esa información en la evaluación.
No sólo verifican la identidad del estudiante con el ID y el sistema de reconocimiento facial, sino que también utilizan una prueba de mecanografía: se le puede pedir a un estudiante que escriba 140 palabras al comienzo del semestre. Con este dato, luego se le pide al al alumno justo antes de la prueba que realice ese mismo test para verificar la velocidad y los ritmos de las pulsaciones de teclas del estudiante. Cualquier discrepancia se puede marcar para una inspección más cercana, según se explica en un artículo del Washington Post donde se analizó en detalle este software.
Examity también ofrece servicios de este tipo y también experimentó un gran crecimiento en el último tiempo: pasó de tener 10 supervisores online en 2014 y contar con más de mil hoy en día. Para usar esta plataforma, los estudiantes deben tener una computadora con una cámara web que funcione, una conexión a Internet estable y asegurarse de estar en una habitación donde puedan tomar el examen solo, sin interferencias ni ayuda del exterior.
Respecto de cómo está integrado el equipo de supervisores, en la página se menciona que son personas con habilidades en comunicación, conocimientos técnicos, así como profesionales universitarios. “Cada supervisor del examen ha sido entrevistado por un miembro del equipo directivo superior”, se menciona en el sitio, dando a entender que hay un proceso de selección individual.
Honorlock es otra de las compañías que ofrecen soluciones de monitoreo de exámenes. Además de contar con un supervisor online y muchas de las tecnología ya mencionadas, se menciona que un sistema de inteligencia artificial escucha las palabras clave para identificar “posibles actos de deshonestidad”, en cuyo caso se alerta al supervisor online para que intervenga en el momento.
ProctorTrack también integra visión por computadora y ofrece autenticación biométrica multifactor para iniciar sesión así como reconocimiento facial continuo durante todo el proceso.
Por su parte la empresa VU, enfocada en prevención de fraude y protección de la identidad, ofrece una combinación de machine learning y biometría para facilitar la toma de exámenes online. La compañía ofrece una solución que le permite al alumno demostrar que está frente a la pantalla a través del reconocimiento facial. Con cualquier dispositivo que tenga una cámara, el sistema puede corroborar en tiempo real si éste está frente al monitor realizando el examen y es quien dice ser, se destaca en el comunicado difundido por la empresa.
Además, es posible dar el presente con el mismo mecanismo o bien, mediante el uso de códigos únicos de seguridad, también conocidos como tokens móviles, como segundo factor de autenticación.
Beneficios y desafíos
Estos sistemas de monitoreo online buscan dar respuesta a una problemática actual: supervisar las evaluaciones que se realizan de forma remota. Uno de los grandes desafíos que conlleva este tipo de soluciones, es tomar estrategias para cuidar la seguridad y privacidad de los datos que se intercambian por esa vía. Todas las compañías aseguran instrumentar mecanismos para cuidar estos aspectos.
Pero como siempre se sabe, nada en el entorno digital es 100% infalible. Saber esto es necesario para tomar precauciones que van más allá del software en sí que se utilice y que tienen que ver con mantener los dispositivos actualizados, descargar apps sólo de tiendas oficiales y emplear segundo factor de autenticación en todas las cuentas, siempre que sea posible. Como se sabe: la seguridad no sólo se vale de contar con una infraestructura fiable, sino también de tener un usuario consicente que sepa cómo manejarse en el entorno digital.
El otro aspecto de este tipo de software es el estrés que puede generar en algunos estudiantes que se pueden sentir invadidos por este tipo de software. En un artículo de The Verge se recopilan testimonios que dan cuenta de esto. Allí se menciona que la experiencia de supervisor online monitoreando cada movimiento que se hace para muchos estudiantes resulta una experiencia “incómoda” o “intrusiva”. En el artículo del Washington Post mencionado anteriormente también se incluye testimonios en este sentido, como de un alumno que prefirió dejar de dar el examen y abandonar la materia que estaba cursando, a permitir que un sistema de monitoreo accediera a su computadora de manera remota para supervisarlo, por considerar que estaba cediendo demasiada libertad en pos de esta situación.
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