Cómo funcionan las colmenas inteligentes y los drones abeja para polinizar campos

La tecnología generó diferentes opciones para solucionar la caída de la población de esta especie y su impacto en la biodiversidad así como en la provisión de alimentos.

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Se estima que, en Estados
Se estima que, en Estados Unidos, hubo una disminución de un 60% de colmenas entre 1947 y 2008. (Foto: Greenpeace)

Las abejas son responsables del 80% de la polinización mundial: se estima que 7 de cada 100 cultivos son polinizados por las abejas, cuya población se viene reduciendo en el último tiempo.

Se estima que, en Estados Unidos, hubo una disminución de un 60% de colmenas entre 1947 y 2008, según se publica en un artículo de Greenpeace. A su vez, entre los cultivos que requieren la polinización de las abejas, el número de colonias de abejas por hectárea se redujo en un 90 por ciento desde 1962.

El principal motivo de esta drástica caída es la agricultura industrial, así como los cambios climáticos y los parásitos. El monocultivo y los pesticidas así como la destrucción del hábitat natural afecta la biodiversidad en todas sus formas y las abejas no escapa a esta realidad.

Ante esta situación, desde la tecnología se están desarrollando diferentes soluciones para este problema que, entre otras cuestiones, afectará la biodiversidad y la provisión de alimentos a nivel mundial.

En 2017, un grupo de científicos japoneses liderados por el químico Eijiro Miyako desarrollaron un drone que puede polinizar flores de forma muy similar a como lo hacen las abejas. Fueron de los primeros pero no son los únicos. La compañía Dropcopter se encarga de la polinización aérea utilizando drones.

Los vehículos distribuyen polen para lograr la polinización vegetal. Esto permite compensar no sólo la baja de abejas sino que también sirve de ayuda en las zonas más frías donde se reduce la actividad de esta especie es menor.

Robobee tiene el tamaño de
Robobee tiene el tamaño de un clip, pesa una décima de grano y cuenta con músculos artificiales.

Por otra parte, un equipo de investigación de la Universidad de Harvard creó RoboBee, un pequeño robot capaz de volar que podría usarse, eventualmente para polinizar cultivos, así como para misiones de búsqueda y rescate. El robot tiene el tamaño de un clip, pesa una décima de grano y tiene músculos artificiales que se contraen cuando se les aplica una carga eléctrica.

Más allá de estos proyectos que buscan crear dispositivos capaces de desempeñar las tareas de las abejas, existen proyectos tecnológicos que buscan mejorar el hábitat y condiciones de vida de esta especie para que la población no siga disminuyendo.

Tal es el caso de la iniciativa que, desde 2018, lleva adelante Oracle junto con The World Bee Project (El Proyecto Mundial de Abejas), que tiene el objetivo de mejorar el hábitat de las abejas polinizadoras y generar un entorno más sustentable para la preservación y desarrollo de esta especie.

En el marco de este proyecto, Oracle le proporciona a esta entidad almacenamiento en la nube así como herramientas de análisis potenciado por inteligencia artificial. Cabe señalar que The World Bee Project es la primera organización privada en lanzar una iniciativa global de monitoreo de las abejas melíferas con el objetivo mencionado.

La compañía Dropcopter utiliza drones
La compañía Dropcopter utiliza drones para polinizar campos.

En este sentido, la red recopila datos de diferentes entornos por medio de colmenas interconectadas y equipadas con sensores IoT, que permiten hacer un monitoreo acústico que permite interpretar la salud y el comportamiento de las colonias. El proyecto permite a los investigadores “escuchar” a las abejas, analizando complejos datos capturados dentro de las colmenas inteligentes, incluido el movimiento de las alas y sus otras extremidades.

También hay sensores que permiten registrar factores como humedad, temperatura y peso de la colmena, que inciden también en la salud de las abejas. Todos estos datos son luegos procesados para así tener una visión más completa y rica de las abejas polinizadoras.

Una vez que la información fue validada por la base de datos de The World Bee Project, se carga en la nube de Oracle donde es analizada por medio de inteligencia artificial. Estos datos, una vez que son procesados, le sirven a la entidad para tener una mayor comprensión sobre la relación que existe entre las abejas y los diferentes entornos.

El poder computacional junto con la recolección de grandes volúmenes de información (big data) son el puntapié inicial para ayudar a entender mejor qué ocurre en el entorno y poder dar una solución más certera a este problema. Pero eso no es todo: Oralce y The World Bee Project también generaron una iniciativa, basada en blockchain para lograr mayor trazabilidad en la miel y asegurarse de que la calidad del producto sea buena y sin agregados.

Los investigadores ven los datos
Los investigadores ven los datos recopilados por sensores IoT que son cargados en la nube y procesados por soluciones que integran machine learning.

Según una investigación realizada por Food Safety News, el 76% de la miel vendida en establecimientos y mercados de Estados Unidos es falsa y no contiene polen, e incluso, en algunos casos contiene toxinas que pueden causar enfermedades graves a los consumidores. Con el uso de una red de Tecnología de Contabilidad Distribuida (DTL) basada en Oracle Blockchain Platform, cada proveedor y participante de la cadena de suministro de miel cargará, de forma inmutable, la información que le corresponde a cada etapa.

Estos datos serán recopilados para poder rastrear la miel desde la colmena hasta su destino final. De este modo, se podrán garantizar que el origen de la miel producida es de fuentes ecológicas y sustentables. La etiqueta “BeeMark” apuntará además a revisar la trazabilidad del producto e incluirá información de interés adicional, como datos científicos y ecológicos.

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