“2019: El año de la estafa piramidal”: así calificó Chainanalysis, una compañía de análisis de blockchain que realiza investigaciones para bancos, empresas y gobiernos del mundo, en su Informe 2020 sobre cripto delito. El estudio encontró que, además, las estafas con criptomonedas crecieron a toda velocidad y llegaron hasta al menos USD 4.300 millones el año pasado, más que las de 2017 y 2018 sumadas, que totalizaron USD 3.000 millones.
Según el informe, “2019 fue el año más importante para los fraudes con criptomonedas hasta el momento. Luego de una caída en los ingresos por estafas en 2018, los timadores triplicaron y más sus ingresos en 2019”, detalló Chainanalysis. Eso implicó millones de víctimas. “La gran mayoría provino de esquemas piramidales”, siguió; no obstante, subrayó que “los scams con extorsión también crecieron significativamente por segundo año consecutivo, casi cuadruplicando si total de USD 22,5 millones en 2018”. Esa clase de estafa representa una proporción pequeña del total pero “son una amenaza aterradora que afecta a gente fuera del ecosistema de las criptomonedas”.
La cifra más impresionante, sin embargo, es que sólo seis esquemas piramidales concentraron el 92% del total de USD 4.300 millones.
The Wall Street Journal (WSJ) contó la historia de una víctima de uno de esos seis grandes fraudes. Seo Jin-ho, un agente de viajes de Corea del Sur, escuchó a una colega hablar sobre PlusToken, una plataforma que negociaba bitcoin y otras criptomonedas. Ella estaba entusiasmada: se podía ganar 10% por mes. Seo invirtió, para probar, USD 860. Como sus fondos crecían aceleradamente, su escepticismo cedió. En menos de cinco meses había centuplicado su apuesta inicial.
“Pensaba, ¿para qué voy a dejar el dinero en el banco?”, explicó a WSJ. Iba a conferencias de PlusToken, le contó a sus amigos, con la fe de un converso.
En junio de 2019, cuando Seo sólo había retirado USD 500 de sus USD 86.000 en criptomonedas, las autoridades chinas arrestaron a seis personas que se suponía que administraban PlusToken desde la República de Vanuatu, un archipiélago en el sur del océano Pacífico, por realizar un monumental scam. “El sitio dejó de funcionar”, resumió WSJ. “La gente no pudo sacar su dinero. Seo, y una miríada de otros como él, perdieron el acceso a todo”.
Entre el silencio de las autoridades tanto de China como de Vanuatu, en octubre un video de YouTube mostró a un hombre, llamado Leo, que se presentó como el director ejecutivo de la plataforma de inversiones en criptomonedas, diciendo: “Todo está bien”. Fue lo último que se supo de PlusToken. Se calcula que robó a sus víctimas unos USD 2.000 millones.
Los datos que recogió Chainanalysis le permitieron “ver que los esquemas piramidales están impulsados por las ganancias relativamente grandes que obtiene una alta cantidad de usuarios”. Detalló: “Se hicieron más de 2,4 millones de transferencias de individuos a esquemas piramidales, una cantidad que se vuelve más increíble cuando se advierte que la información refleja sólo seis” durante 2019. La cifra, además, es una estimación que podría cambiar radicalmente ya que las investigaciones criminales están abiertas todavía: “Algunos informes de medios indican que sólo el fraude de Plus Token llegó a 3 millones de víctimas”.
El trabajo incluyó otros rubros de cripto delito, como el lavado de dinero, el ransomware, el hackeo, los mercados de la red oscura y el financiamiento del terrorismo, y estimó que seguirán evolucionando porque las propias criptomonedas seguirán evolucionando: ya el 35% de los millennials y el 18% de los estadounidenses de todas las edades han comprado criptomonedas; grandes entidades financieras como JP Morgan Chase son parte de la operación y comercios muy populares, como Amazon y Starbucks, permiten pagar en bitcoin, destacó Chainanalysis.
Pero si bien “la naturaleza descentralizada, semi-anónima, de la criptomoneda la convierte en una opción singularmente atractiva para los delincuentes”, reconoció, también es de una transparencia inherente: “Cada transacción se registra en un libro contable públicamente accesible. Con las herramientas adecuadas, podemos ver cuánto de toda la actividad con criptomoneda se asocia al delito, observar en detalle los tipos de crímenes que dominan el ecosistema y compartir los resultados con las autoridades y la industria para reducir su impacto”.
Kim Grauer, titular de investigaciones de la compañía de análisis de blockchain, explicó a WSJ que el año pasado se destacó “un enorme crecimiento” en las estafas “que imitan las oportunidades de inversión”. El modo en que sucedió fue porque se volvieron más sofisticadas y más grandes en volumen, y llegaron al público general, donde hay inversores crédulos. Y aunque el valor en dólares de las transacciones en bitcoin se ha mantenido sin cambios, las transacciones aumentaron un 13% en 2019 comparadas con 2017.
Según Chainanalysis, tres tendencias identifican al cripto delito actualmente, a partir de los datos de 2019 y su proyección para este año:
1. El cripto delito se comienza a parecer al delito de guante blanco: “Cuando pensamos en delito de guante blanco, probablemente pensamos en un pequeño grupo de ejecutivos que abusan del poder de su posición o utilizan información privilegiada para enriquecerse. Créase o no, el cripto delito funciona del mismo modo en buena medida. Se trata de grupos criminales fuertemente unidos que defraudan a millones en esquemas piramidales descarados o hackers de élite que ingresan a los mercados de intercambio, hallamos que la mayoría de las criptomonedas obtenida mediante actividades criminales va a un segmento pequeño pero poderoso de delincuentes”.
2. El lavado de dinero es clave en estas operaciones: “Es el denominador común entre todas las formas de cripto delito, porque cada delincuente que gana criptomonedas ilegalmente en algún punto necesitará oscurecer los orígenes de sus tenencias para convertirlas en efectivo. Así que a nadie puede sorprender que existan servicios y redes de gran sofisticación diseñados para hacerlo”.
3. Las estafas son la amenaza mayor: “Los scammers se aprovechan de la posición singular que las criptomonedas tienen hoy ante el público: la mayoría de la gente ha escuchado hablar de ellas y muchos creen que tiene el potencial de ganar dinero velozmente. Pero muchas de estas personas, a la vez, desconocen la industria como para no poder detectar un engaño, lo cual los convierte en objetivos perfectos”.
PlusToken “tenía un sesgo futurista en los materiales que el grupo publicaba”, según WSJ, “pero funcionaba como un clásico esquema piramidal”. Las personas abrían cuentas en la plataforma e invertían an bitcoin, ethereum y otras criptomonedas; luego PlusToken supuestamente las movía en su beneficio, y les prometía grandes ganancias.
“Los presuntos criminales organizaron encuentros y conferencias. Presentaron a un hombre ruso, rubio, conocido solamente como Leo, como su director ejecutivo, y trataron de promoverlo como una celebridad. Seo dijo que le dijeron que había sido un desarrollador de inteligencia artificial en Google”, por ejemplo; un grupo de Facebook llamado PlusToken Alliance publicó una foto donde se veía a Leo con el príncipe Carlos en Londres, durante una recepción benéfica.
“El marketing agresivo dio resultado. Chainanalysis rastreó 180.000 bitcoins, 6,4 millones de ether y 110.000 tether que pasaron por las billeteras de PlusToken. Al calcular los precios en los distintos momentos en que los inversores depositaron los fondos, sumaban unos USD 2.000 millones. Parte de ese dinero parece haber sido pagado a los inversores tempranos, pero Chainanalysis dijo que buena parte fue transferido a billeteras que probablemente pertenecían a los propios operadores”.
Seo se encuentra entre los más de 200 inversores que comenzó una demanda en Seúl contra PlusToken. Otros en el grupo creen que en algún momento sus fondos reaparecerán.
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