El Día de los Programadores se celebra el día número 256 de cada año que este año cae el 13 de septiembre; en tanto que en los años bisiestos se recuerdan los días 12 de septiembre. Se eligió el 256 porque es la cantidad de números que pueden representarse con 8 bits (o 1 byte). Además, el 256 es la mayor potencia de 2 menor que 365, que se la cantidad de días que hay en un año.
Este día en particular fue propuesto, en 2002 por Valentin Balt, un empleado de la compañía de diseño web Parallel Technologies y se celebra, desde hace al menos 10 años, en distintas partes del mundo.
Ahora bien, un día como hoy es una buena oportunidad para recordar a la primera persona que programó un algoritmo pensado para ser procesado por una máquina analítica. Esa persona fue Ada Lovelace, que es considerada por eso mismo la primera programadora de la historia.
La primera programadora de la historia
Lovelace nació el 10 de diciembre de 1815, era hija del famoso poeta Lord Byron y de Anne Isabella Noel, activista política y matemática. De ella aprendió a vincularse con esta disciplina. De espíritu inquieto y una gran capacidad intelectual, dedicó gran parte de su vida al saber.
Cuando era muy joven entabló una una relación de amistad con el matemático inglés Charles Babbage, a quien conoció a través de su madre. Durante años intercambiaron cartas, donde compartían reflexiones sobre la ciencias y las matemáticas.
De hecho Lovelace escribió el primer algoritmo pensado para la máquina que el matemático diseñó pero que no llegó a construir por falta de recursos económicos. Babbage concibió una máquina de naturaleza mecánica, de unos 10 metros de ancho y 30 de largo, que sería potenciada por un motor a vapor.
La máquina tenía previsto tener una unidad para leer tarjetas perforadas que ya se utilizaban en aquella época. Habría tres tipos de tarjetas con diferentes funciones, entre ellas para almacenar datos y realizar operaciones aritméticas.
El lenguaje de programación sería similar al ensamblador (assembly language), utilizado en la computación moderna para ejecutar instrucciones básicas en circuitos integrados. La máquina estaba pensada para ser capaz de almacenar 1.000 números de hasta 50 dígitos cada uno. Cuando Lovelace se enteró de este proyecto se contactó con Babbage para colaborar con él.
La joven acordó traducir un artículo en italiano escrito por Luigi Menabrea sobre este proyecto. Pero ella fue un paso más y además de traducir escribió su propio análisis sobre la máquina analítica.
En ese trabajo, al que llamó Notas, Lovelace describió la máquina y también analizó las aplicaciones prácticas que podría tener, entre ellas la posibilidad de digitalizar las composiciones musicales.
En ese texto ella explica cómo las tarjetas perforadas podrían construir una secuencia numérica en la máquina. Ese cálculo es considerado el primer algoritmo desarrollado para ser ejecutado por una máquina. En septiembre de 1843, publicó este informe en la revista Scientific Memoirs, pero el reconocimiento llegaría muchos años después. Hoy en día el lenguaje de programación Ada desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que fue aprobado en 1980, lleva ese nombre en honor a ella.
Las mujeres de ENIAC
La primera computadora electrónica digital creada en Estados Unidos se llamaba ENIAC -la primera a nivel mundial fue la computadora alemana Z3, que se desarrolló en 1941- y fue presentada ante el mundo el 15 de febrero de 1946.
Ocupaba una superficie de 167 metros cuadrados, pesaba 27 toneladas y podía procesar cerca de 5000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo. Había sido creada para calcular las trayectorias balísticas para el Ejército de Estados Unidos.
El desarrollo del hardware estuvo a cargo de los ingenieros John Presper Eckert y John William Mauchly. Y las programadoras de esta máquina fueron Betty Snyder Holberton, Jean Jennings Bartik, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence.
Era el comienzo de las computadoras y en aquel entonce, si bien las construcciones estaban a cargo de los hombres, quienes comenzaban a ocuparse de crear los cálculos matemáticos para ser ejecutados por esas máquinas eran, principalmente, mujeres.
Las mujeres "computadoras" de la NASA
Otro ejemplo de esto es lo que ocurrió en la NASA. En los años 60 muchas mujeres especializadas en Matemáticas trabajaban realizando cálculos para el análisis de proyectos aeroespaciales. Se las conocía como "las computadoras".
Cuando llegaron las primeras máquinas, muchas de ellas se "reinventaron", comenzaron a aprender programación y se ocuparon de operar esos gigantescos equipos que, a partir de ese momento se dedicarán a realizar los complejos cálculos que hasta ese entonces ellas realizaban a mano. Se iba consolidando así el rol de las programadoras.
Frances "Poppy" Northcutt fue una de esas mujeres llamadas computadoras. Así dio sus primeros pasos en la NASA, donde ingresó no bien se graduó de la Universidad de Texas, en 1965. Hizo cálculos y estimaciones para el Gemini, el segundo programa espacial tripulado de los Estados Unidos, luego pasó a formar parte del staff técnico.
Durante las misiones Apolo 8, Apolo 11 y Apolo 13, Northcutt estuvo en una sala de apoyo especial a la cual los directores de la sala de control de la misión general podían recurrir en caso de problemas.
Margaret Hamilton
Margaret Hamilton, matemática e ingeniera de sistemas, dirigió el equipo del MIT que desarrolló el software que utilizó la computadora a bordo de Apolo 11.Su trabajo fue crucial porque ese software fue el que se empleó para hacer cálculos durante la misión y contaba con un sistema de detección de errores.
Hamilton diseñó un sistema asíncrono, que permitía planificar en función de prioridades. En relación a esto se hizo muy conocido el tema de las alarmas 1201/1202. En una carta
que mandó a la revista de computación Datamation explicó el modo en que programó el sistema para evitar una tragedia.
En Argentina: las mujeres de Clementina
En 1961 llegó la computadora Mercury al país gracias a Manuel Sadosky, que entonces era vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. La máquina formó parte del Instituto de Cálculo dentro de la universidad, fue una iniciativa pionera en América Latina y en el mundo. La Mercury, que luego fue rebautizada con el nombre de Clementina, se convirtió en la primera computadora empleada con fines científicos en el país.
"En esos tiempos, hubo mujeres pioneras que sobresalieron en este despegue informático. Fueron profesionales que por su protagonismo y relevancia han sido reconocidas por sus pares, a partir de sus sobresalientes trayectorias", destaca Carlos Chiodini, fundador del Museo de Informática en Argentina.
Dentro de las programadoras que fueron parte de este proyecto se puede mencionar a Rebeca Cherep de Guber que nació el 2 de junio de 1926. Es licenciada en Matemáticas, trabajó como docente en Ciencias Exactas de la UBA y junto con Sadosky, en 1956 escribieron el libro Elementos de Cálculo Diferencial e Integral, que se reeditó más de veinte veces y es utilizado por todas las universidades del país y algunas del exterior.
"Rebeca acompañó a Manuel Sadosky en el Instituto de Cálculo y fue fundamental en todo el proceso de instalación y desarrollo de la célebre Clementina. Renunció a su posición en el Instituto de Cálculo después de la Noche de los Bastones Largos. Entre 1966 y 1970 fue una de las directoras de Asesores Científico Técnicos (ACT), empresa creada por Sadosky, Guber y Juan Chamero, que desarrolló importantes modelos matemáticos computacionales en la línea de los del Instituto de Cálculo, albergando a varios de sus antiguos integrantes", recuerda Chiodini.
Cecilia Berdichevsky, que nació en Vilna, Polonia el 31 de marzo de 1925, creció en Argentina (y se nacionalizó argentina) y murió el 27 de febrero de 2010 en este país, fue la primera programadora de la computadora Clementina. Estudió Matemáticas en Ciencias Exactas de la UBA y cuando se instaló la computadora Clementina, Berdichevsky se capacitó con la programadora inglesa Cicely Popplewell, que trabajó con Alan Turing y también con el español Ernesto García Camarero.
"Así se convirtió en la primera programadora de la primera gran computadora que tuvo la Argentina. Luego partió a Manchester a continuar sus estudios y volvió en 1963 como una programadora experta", destaca Chiodini.
En los años 80 la participación de la mujer en el mundo de la tecnología comienza a decaer y esta tendencia se puede percibir hoy en día. En el sistema universitario existe una brecha de género en el ingreso y egreso de las estudiantes de las disciplinas CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en todo el mundo. Hay varias estadísticas que dan cuenta de este tema.
En el caso de Argentina, por ejemplo, entre 2010 y 2016 hubo un 33% de mujeres como estudiantes en estas disciplinas, en tanto que los hombres representaron el 67% del total. En cuanto a las carreras con titulación en Ingeniería, la proporción de las mujeres es del 23% mientras que la de los varones alcanza al 77%.
La situación se replica, en mayor o menor medida en todo el mundo. De acuerdo con el informe Mujeres en en la era digital de la Comisión Europea sólo el 24% de las mujeres egresadas del nivel terciario tiene un título vinculado a la tecnología de la información (TIC). En el caso de Estados Unidos, el 19% tiene una licenciatura vinculada con estas disciplinas, según se detalla en un artículo de la consultora McKinsey.
¿A qué se debe esto? Uno de las principales barreras son las culturales, según explican varios especialistas. Y en los años 80 comenzó a cambiar el paradigma dentro de la informática: las computadoras dejaron de ser algo vinculado a una rama de la ciencia para convertirse en artículos de consumo masivo. Esto fue propiciado, principalmente, por la llegada de las computadoras personales y las consolas de videojuegos, explica, en diálogo con Infobae, Melina Masnatta, licenciada en Ciencias de la Educación, especialista en Tecnología Educativa y cofundadora de Chicas en Tecnología.
"La estrategia de Marketing definió un target a quien apuntar: el deseo de producto y deseo de ser la persona que los use, y en ese sentido fue creando un estereotipo que después se fue reforzando en las diferentes épocas, con la idea del nerd solitario que además vive en Silicon Valley y todo lo que representa un Steve Jobs o Bill Gates que de alguna manera repercute en las barreras que se van creando", analiza Masnatta.
Olga Cavalli, ingeniera en electrónica y electricidad e integrante de Internet Society, también cree que el marketing tuvo su rol en la creación de estos estereotipos. "La publicidad tuvo que ver con esto: se comenzaron a ver avisos de niños y hombres usando computadoras personales. Además creo que en los años 80, al cambiar el paradigma de una computadora central con programadores en terminales conectadas hacia un modelo de procesamiento individual en cada PC modificó la percepción del trabajo relacionado con esta tecnología y dispositivo", destacó, al ser consultada por Infobae sobre su percepción en relación a este tema.
"Hay diversas cuestiones que encallan al rol de la mujer en el sector de la tecnología. No es una cuestión de habilidades y formación. Es una cuestión que radica de la cultura con ausencia de diversidad y equidad de género", analizó Yas García, directora y cofundadora de Media Chicas.
En este sentido destacó que hace falta visibilizar el trabajo de las mujeres. "La perspectiva de que hay un solo tipo de liderazgo y que tiene que ser masculino y tradicional, los sesgos propios de que la tecnología, las ciencias y todo rol ligado a STEM es para hombres o el entorno familiar que, en muchos casos, no colabora con el despertar del interés y acompañamiento de las mujeres que desean un camino profesional en alguna carrera técnica", son algunas de las cuestiones que desalientan a las mujeres a seguir este camino, según describió García.
En esta nota se hizo hincapié en algunas de las mujeres que se destacan o destacaron en el mundo de la Tecnología. Hay más, muchas más. Pero ¿por qué no hay hombres en este texto? Porque ya fueron mencionados en miles de artículos, y acá se decidió hacer un recorte para poner foco en un segmento olvidado: las mujeres que hicieron historia en la tecnología. Y más puntualmente, en las programadoras.
Hay y hubo muchos hombres destacados en el mundo tecnológico. Steve Jobs o Bill Gates son apenas algunos de los tantos. Sus historias se popularizaron a lo largo de los años. Se contaron una y otra vez. Eso es lo que hace que cuando se busca en "Steve Jobs" en Google se encuentren 811 millones de resultados, pero al tipear el nombre "Margaret Hamilton" aparezcan 65 millones de resultados.
Y muchos menos si se escriben los nombres de otras programadoras que tuvieron menos difusión que ella a pesar de haber llevado adelante trabajos destacados como puede ser el caso de Grace Hopper, por sólo mencionar un ejemplo. Es simple: hay menos artículos sobre mujeres programadoras.
Esto es así porque, durante años, se decidió contar solo un lado de la historia. Pero hay otro lado, u otros lados, si se quiere. Y la idea de mostrar el trabajo de mujeres busca alentar a que otras sepan que existe la posibilidad de dedicarse a estas disciplinas. Se busca instaurar nuevos modelos y romper con los estereotipos que condicionan. La idea es mostrar el abanico de posibilidades para que después, hombres, mujeres y trans puedan elegir con la mayor libertad posible y sin los condicionamientos que vienen en modos de mandatos estereotipados.
Algunos dirán que si no hay programadoras mujeres es simplemente porque "a las mujeres no les debe interesar esos temas". La historia muestra que en un comienzo, el mundo del software estaba más asociado a las mujeres ya que el universo del hardware era "de los hombres". Una vez más: la idea es romper con las barreras impuestas para poder elegir en libertad.
La idea es comenzar a visibilizar el trabajo de las mujeres que hoy se destacan en el mundo tecnológico. Ése es un primer paso para alentar a que cada vez más mujeres transiten este camino. "Nosotras hicimos una iniciativa que se llama Mujeres Argentinas en STEM donde identificamos mujeres jóvenes que están hoy en este ámbito y las visibilizamos porque hay un modelo de éxito sobre la programación que está obsoleto", reflexionó Masnatta Y añadió:
"Vincularse con la programación tiene algo espectacular porque de alguna manera estamos creando la Piedra de Rosetta, no es simplemente un código, estamos creando las plataformas con las que vamos a generar otras prácticas también, otras formas de vincularnos y eso es súper poderoso".
El punto de sumar mujeres, trans y todas las diversidades en los relatos tiene que ver con habilitar espacios para que haya mayor equidad, más representación y mejores oportunidades laborales para todos. Y esa diversidad también es importante para la industria porque para poder generar aplicaciones que van dirigidas a determinado segmento de la población, como pueden ser mujeres, hombres, niñas, niños, latinas o lo que fuese es necesario tener una comprensión de ese amplio espectro que hace a la humanidad. La idea es sumar diversidades para integrar y no para separar. Ésa es la idea.
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