En la actualidad, las actividades que separan a los humanos de los robots son menos. Escribir o dibujar ya no es algo propio de las personas, pues las máquinas ya pueden realizar esta tarea con la misma eficacia que un humano, así lo demostró un proyecto de la Universidad de Brown, en Estados Unidos.
Y es que el robot no percibe una imagen como un todo y la copia línea por línea, como si de una impresora se tratase, sino que traza letras y palabras con pluma sobre papel de la misma forma que un humano lo hace, incluso puede escribir en idiomas que no conoce y que jamás había visto.
El funcionamiento del robot se basa en un algoritmo de machine learning, desarrollado por el estudiante Atsunobu Kotani, el cual hace uso de redes neuronales a partir de las cuales analiza imágenes de palabras escritas a mano o bocetos y de esta manera deduce la sucesión de trazos que dieron origen a esa palabra.
Stefanie Tellex, asesora de Kotani y la encargada de desarrollar el sistema robótico al que se le añadió el algoritmo, comenta que el objetivo de este sistema era poder crear un robot capaz de comunicarse de forma fluida con los seres humanos.
Las pruebas iniciales del robot comenzaron con caracteres japoneses, los cuales fueron reproducidos con un 93 por ciento de precisión a partir del los trazos originales que se emplearon para su creación.
Además, el robot pudo hacer lo mismo con caracteres latinos, incluso en un estilo de cursiva, todo esto sin previo conocimiento de las letras o las maneras de escribir.
La clave en el funcionamiento del robot está en el algoritmo que le ayuda a decidir dónde, cómo y cuál debe ser la duración de cada uno de los trazos. También le da especificaciones para distinguir cada letra del alfabeto, así como su orden para crear la palabra correcta.
Este algoritmo basa su operatividad en dos modelos fundamentales. Uno es global, el cual hace que el robot perciba la imagen como un todo y así decidir cuál es el punto de partida más probable para comenzar a escribir la palabra y también cómo unir las siguientes letras.
El otro modelo es el local, que permite al robot analizar cada letra en su individualidad, es decir, cómo realizar el trazo y su dirección para determinar correctamente su colocación, tamaño y distancia.
Tellex es consciente de que el robot no siempre hace los trazos exactamente iguales al escribir, pero "se acerca bastante".
"Hubiéramos sido felices si hubiera aprendido los caracteres japoneses", dijo Tellex. "Pero una vez que empezó a trabajar en inglés, nos quedamos asombrados. Entonces decidimos ver hasta dónde podíamos llegar."
Así, los responsables realizaron otra parte del experimento donde intentaron confundir al robot haciéndolo escribir la palabra "hola" en 10 idiomas distintos, no obstante, éste fue capaz de reproducirlos todos con una gran precisión.
Luego, la siguiente prueba fue un poco más dura para el robot, pues se le encargó a un grupo de niños de seis años que escribieran la misma palabra con una de las letras mal escrita y la máquina, a decir de los responsables, pudo reproducir la escritura con "aparente facilidad".
La prueba definitiva y más creativa fue reproducir un boceto de la Mona Lisa hecho por Tellex con trazos básicos y personales. Ante la fidelidad del dibujo, Kotani relata que no podía creer que el robot hiciera eso.
Después de observar los resultados, el equipo de desarrollo determinó que esta máquina estaba más allá de la mera impresión, pues logró crear una imagen con trazos similares a los de un ser humano.
"Lo que hace que este trabajo sea único es la capacidad del robot para aprender desde cero", expresó Stefanie Tellex.
El equipo de la Universidad de Brown encargado de este proyecto espera que a partir de estas ideas se puedan construir nuevas herramientas de comunicación entre personas y máquinas.