En el quinto piso de un moderno edificio de oficinas en el centro de Bucarest, la capital de Rumania, funciona una de las sedes más importantes de Studio 20, la mayor empresa mundial de "camming", una industria que crece a una velocidad asombrosa, que ya funciona en el mercado colombiano y que anuncia su desembarco para antes de fin de año en Argentina.
¿Qué es el "camming"? Básicamente, la acción por la cual una persona es filmada y transmitida en vivo, por medio de una plataforma de streaming en Internet, generalmente realizando actividades eróticas y sexuales, como un striptease o masturbarse, a cambio de una remuneración económica de quien la está observando.
Dentro del "camming", por supuesto, existen múltiples variables que se relacionan con el tipo de actividad que se muestra en cámara así como con el marco de inserción en el mercado laboral en el que los "performers" operan: no es lo mismo desnudarse y transmitirlo en vivo una vez por diversión o curiosidad que hacerlo por trabajo, todas las semanas, en páginas web especializadas en la materia.
Infobae visitó las oficinas de Studio 20 y dialogó con sus encargados para comprender qué hay detrás de una actividad que se expande a un ritmo vertiginoso y que no sólo ocupa a miles de mujeres -y muchos menos hombres- que se muestran en cámara, sino también a maquilladores, asistentes, psicólogos, supervisores, encargados de software, de Relaciones Públicas, fotógrafos, camarógrafos y profesores de idiomas, entre otras especialidades.
"Empezamos hace seis años", explica Robert Vanderty, uno de los jefes de la compañía que cuenta con 19 sedes repartidas en distintas ciudades de Rumania (una para hombres y todas las demás para mujeres), Budapest, Los Ángeles, Bogotá, Cali y, prontamente, Phoenix y Buenos Aires. "Trabajamos solamente para una plataforma de videos, que se llama LiveJasmin y es la más importante en la web: nuestras 'performers' transmiten en privado para los miembros de la página que les pagan por minuto de streaming".
En total, en las oficinas de la compañía en el centro de Bucarest trabajan 29 modelos, que cumplen con jornadas de ocho horas diarias de trabajo, cinco veces por semana. Una vez se accede al lugar, se ingresa a una sala con varias computadoras, en la que trabajan todos los asistentes de las "performers". Todos allí observan en vivo y sacan sus conclusiones sobre lo que está sucediendo en los cuartos privados, que se ubican en otro sector de la oficina.
Dependiendo de la interacción con los miembros que las observan (la palabra "cliente" no se utiliza, ya que está emparentada con la prostitución) las mujeres salen de sus cuartos y entran a la sala principal de la compañía, donde reciben consejos de sus asistentes: "Estuviste muy bien", "La próxima tratá de ubicarte en el tercio central de la pantalla", "Te voy a explicar unos trucos para llamar la atención de los hombres"…
Gabriela trabajó durante 17 años como "camgirl", actividad que también lleva a cabo una de sus hijas, y desde hace cinco años es la "coach" principal de las modelos. "Les enseño todo -le cuenta a Infobae-; cómo hablar en cámara, qué decirle a los hombres, cómo entender la psicología masculina. Es dificilísimo estar ocho horas en vivo, siempre linda, siempre perfecta, con una sonrisa, poder desvestirse sin pudor. Lo que queremos es construir mujeres, no sólo 'camgirls'. Mujeres empoderadas que sepan lo que hacen, que sean ellas las que manejen los tiempos y la situación, seguras de sí mismas y seductoras".
La mayoría de los usuarios son hombres de entre 45 y 60 años que viven en Estados Unidos o Europa Occidental
"Un ejemplo -describe la entrenadora-: jamás se debe empezar una oración con 'no'. Imaginemos, en una transmisión privada, un miembro pide a la mujer que se masturbe y ella está en su período. No es lo mismo decir 'hoy no puedo' que decir 'sí, claro que lo voy a hacer, y me encanta pero hoy no estoy en condiciones: de todas formas, mira lo que te voy a mostrar…'".
"Esto es un arte, el arte de la seducción, y el ser humano lo perfecciona desde tiempos inmemoriales", destaca.
Pero ¿cómo hacen las modelos si tienen que masturbarse varias veces por día durante muchas semanas? "Bueno, esto es un trabajo -responde Gabriela, a partir de su experiencia- y el cuerpo se adapta a lo que la mente le pide. También es difícil estar sentado 10 horas en un banco, o en la caja de un supermercado, y el cuerpo lo consigue. De todas formas, seamos claros: la gran mayoría de las veces los orgasmos son fingidos. La mayoría de las mujeres no llega al éxtasis ni con sus maridos… ¿Les vamos a pedir que lo consigan con un desconocido que las ve en una cámara?"
No obstante, no todo se trata de masturbarse o desvestirse en la industria del "camming". La mayoría de los usuarios son hombres de entre 45 y 60 años que viven en Estados Unidos o Europa Occidental que, al final, se terminan enamorando por alguna de las chicas y acaban compartiendo, por medio de una cámara y una buena conexión de Internet, su día a día con ellas. "Una vez un miembro le pidió a una chica que duerma, que él simplemente quería 'dormir con ella' -recuerda Robert-: ella durmió unas 6 horas, ganando varios dólares por minuto de transmisión".
‘La gran mayoría de las veces los orgasmos son fingidos’, aseguró la entrenadora de las modelos
"Si es sólo para verla masturbarse, a los 10 minutos el hombre irá a buscar a otra chica. Si en cambio se entabla una relación, ella será necesaria para él y, en medio de tanta oferta y competencia, la irá a buscar siempre. El otro día, una de las 'performers' se puso a ver Titanic con uno de los miembros, que ya es su 'novio', vía streaming", relata George, otro de los supervisores de la compañía.
La competencia entre mujeres para formar parte de la empresa es cada vez mayor. Por eso, el proceso de selección es arduo. Una vez que la modelo es seleccionada, firma un contrato por el cual pasa a detentar todas las facilidades que cualquier trabajador posee (obra social, vacaciones, etc.), paga impuestos al Estado y se integra al staff de la empresa: elige una habitación para sus transmisiones y comienza con el trabajo diario.
La plataforma de streaming de la que es proveedora "Studio 20" posee dos modalidades diferentes: gratis y privado. En la sección "free", las modelos intentan cautivar la atención de los miembros, pero no está permitido desnudarse ni realizar ningún tipo de actividad erótica: apenas lencería y seducción. Luego, una vez que un miembro elige a alguna de ellas, empieza la transmisión "1 a 1", privada, en la que ya se desarrolla otro tipo de interacciones, desde 5 minutos de masturbación hasta años de "noviazgo virtual".
Una vez un miembro le pidió a una chica que duerma, que él simplemente quería ‘dormir con ella’
Por cada minuto transmitido en privado, dependiendo de la experiencia de cada modelo, la tarifa a pagar por el usuario varía entre dos a 10 dólares, con varios otros agregados -mandar stories por Instagram, por ejemplo- que pueden ampliar la tarifa. La "performer" se queda aproximadamente con entre un tercio y la mitad de lo recaudado en las transmisiones; las más experimentadas, que poseen una tarifa más elevada, pueden ganar algunos miles de dólares por día, sostiene la compañía.
"Por eso -describe Robert- es muy importante el manejo del inglés, conocer historia, geografía, para poder dialogar con los usuarios y crear un tipo de relación que vaya más allá de lo puramente erótico". Y agrega: "Los profesores de inglés que trabajan aquí, ocho horas diarias de lunes a viernes, son los mismos que también dan clases en escuelas primarias y secundarias".
"La sexualidad es un tema tabú en la sociedad y hay algunas personas que piensan que esto es prostitución. Es un error, no saben lo que es el 'camming': nadie toca a las chicas, todas las transmisiones son individuales, todo está reglamentado", resalta el jefe de la compañía. "De hecho, el gran objetivo es hacer que las modelos se sientan bien y cuidadas, porque una mujer que se siente en un ambiente seguro es mucho más segura a la hora de cautivar. Y eso, en esta industria, le dará a ella y a nosotros mayores ganancias".
El desembarco en Buenos Aires
Desde Limassol, en Chipre, en donde se ubica la sede central de la compañía -que funciona con un sistema de franquicias-, Andra Chirnogeanu, jefa de Relaciones Públicas y Marketing de Studio 20, le brindó a Infobae más detalles sobre el inminente arribo de la compañía a la capital argentina.
"El mercado latinoamericano es muy interesante, de hecho ya tenemos dos oficinas en Colombia, y recibimos un pedido de franquicia de Buenos Aires. Tuvimos un encuentro y consideramos que sí, que es una buena idea. Siempre elegimos muy cuidadosamente la gente que queremos que abra la franquicia, ya que esta industria es especial y no sólo se trata de tener dinero. No todo el mundo entiende el negocio, respeta el trabajo, respeta a las mujeres. Hay que comprender cómo funciona el 'camming'".
Esto es más fácil. Si quieres sexo, lo tendrás: virtual, pero lo tendrás. ¿No quieres compromiso? Sin problemas, se cierra la ventanita y se terminó
"Las condiciones para comenzar son varias: debe haber personas dispuestas, inmuebles en condiciones, la ciudad debe tener una muy buena conexión a Internet. Buenos Aires cumple con todos esos requisitos y además, al ser una ciudad tan grande, la mentalidad de las personas suele ser más abierta para esta industria. Las gestiones ya están muy avanzadas y antes de septiembre deberíamos abrir nuestro primer estudio en Argentina" anticipa.
Además, explica: "La velocidad de crecimiento de esta industria es realmente impresionante. Hace cuatro años que trabajo en esto; pasamos de tener un estudio pequeño con tres habitaciones en Bucarest a abrir nuestras oficinas en varias ciudades del mundo. Todo está completamente en blanco, legal, nuestros abogados se ocupan de cumplir con los requisitos de cada país al que llegamos; las posibilidades son enormes".
"La gente hoy le tiene miedo al compromiso. En esta sociedad en la que vivimos nadie quiere invertir su tiempo en nada real: todos tienen dramas de relaciones anteriores, todos somos muy sensibles", describe sus razones sobre el crecimiento del "camming" a nivel mundial.
"Esto es más fácil. Si quieres sexo, lo tendrás: virtual, pero lo tendrás. ¿No quieres compromiso? Sin problemas, se cierra la ventanita y se terminó. Hay miles de chicas mostrándose online, ni siquiera tienes que elegir una sola. Hoy ya no se usa el tiempo en crear cosas verdaderas, ya no más. Antes, la gente invertía en relaciones reales para toda la vida: hoy ya no tenemos tiempo siquiera para ver una película porno", concluye.
Sin dudas su arribo generará polémica, como cualquier asunto relativo a la sexualidad, y habrá varias discusiones al respecto, pero al parecer, y comenzando en unos meses, la industria del "camming" llegará a Argentina para quedarse…