Un grupo de investigadores del MIT desarrolló un robot que juega al Jenga y que promete ser imbatible. Cuenta con un sensor de fuerza, una pinza y una cámara. De ese modo ve y percibe la torre. Luego procesa esos estímulos visuales y sensoriales y decide qué pieza mover.
A diferencia de otros sistemas de inteligencia artificial, que se basan en una gran base de datos, este robot utiliza un modelo jerárquico que permite extraer las piezas con precisión y cuidado.
Divide las posibles interacciones entre el robot y la torre de jenga en grupos, cada uno regido por sus propias leyes de física. Así, el robot identifica, con claridad, cuando una pieza está trabada o no y en función de eso toma una decisión.
A su vez, antes de sacar una pieza, compara la información que percibe de su entorno con los movimientos realizados anteriormente. Aprende en tiempo real y va mejorando su performance minuto a minuto.
Este robot es un caso de éxito del uso de la inteligencia artificial en el plano físico. El sistema no sólo ve sino que también percibe a través del "tacto" y aprende en tiempo real.
Esto le da precisión y pericia motriz al robot, algo que bien podría ser trasladado a otras industrias para permitir, por ejemplo, el ensamblado de pequeñas piezas.
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