Apple presentó unos resultados que confirmaron las dificultades por las que pasa la compañía, con una reducción tanto de beneficios como de ingresos con respecto a principios del año pasado, acuciada por la desaceleración en China y una rebaja en las ventas del iPhone.
El consejero delegado de la empresa, Tim Cook, ya advirtió a principios de enero de que se acercaban nubarrones: en un movimiento nada habitual (fue la primera vez en más de 15 años), envió una carta a los accionistas revisando a la baja las expectativas de ingresos para el primer trimestre del año fiscal 2019.
En su misiva, Cook ya situó al iPhone y a China como principales causantes de este cambio en las expectativas, algo que quedó ayer confirmado al conocer las cifras precisas.
Así, los ingresos que la compañía con sede en Cupertino (California) obtuvo entre octubre y diciembre -es decir, incluyendo la campaña navideña- por ventas de teléfonos iPhone fueron de 51.982 millones de dólares, una caída del 15 % con respecto a los 61.104 millones facturados a principios del ejercicio anterior.
Se trata de un dato nada desdeñable, puesto que el iPhone sigue siendo, con diferencia, la principal fuente de ingresos de Apple, al representar más de un 60 % del total.
Pese a informar del total de facturación derivada del teléfono móvil, la firma californiana no reveló por primera vez la cifra de teléfonos que se vendieron en los últimos tres meses, y al existir varios niveles de precios para los distintos modelos del mercado, resulta imposible inferir el número de ventas a partir de los ingresos.
Este cambio en la manera de presentar sus resultados (ya anunciado en noviembre del año pasado) ha disparado la especulación sobre una posible mala recepción de los últimos teléfonos de Apple en el mercado, los iPhone XS, XS Max y XR, que se encuentran entre los modelos más caros que la empresa haya sacado jamás.
Son varios los proveedores de piezas y material de Apple en todo el mundo que han indicado una reducción de los pedidos durante los últimos meses, lo que ha llevado a muchos analistas a especular con que la empresa dejó de publicar cifras de ventas precisamente para "esconder" esta mala acogida de sus móviles más recientes.
Por otro lado, también pudo cuantificarse el impacto exacto de la desaceleración en China sobre las cuentas de Apple: 4.787 millones de dólares fue la cantidad que la empresa dejó de ingresar en el país asiático con respecto al primer trimestre del año pasado.
Esto representa una rebaja sustancial del 27 % de las ventas en el que es el segundo mayor mercado nacional para la compañía, solo por detrás de Estados Unidos, y a la que se sumaron otros descensos, aunque mucho más suaves, en Europa y Japón.
Por contra, la facturación de Apple en el continente americano aumentó entre octubre y diciembre en casi 2.000 millones de dólares con respecto al mismo período del año pasado.
En total, la multinacional obtuvo durante los pasados tres meses unas ganancias de 19.965 millones de dólares (un 0,5 % menos con respecto al mismo período de 2018) e ingresó 84.310 millones (un 4,5 % menos).
"Aunque fuese decepcionante no cumplir con nuestras predicciones de ingresos, nosotros gestionamos Apple para el largo plazo, y los resultados de este trimestre demuestran que la fortaleza sobre la que se sustenta nuestro negocio es profunda y ancha", indicó Cook al publicarse los resultados.
Después de la gran bajada que la empresa sufrió en los mercados al anunciar su revisión de ingresos a principios de mes, los inversores miraron con mejores ojos los resultados de ayer, y las acciones de la compañía se revalorizaban un 5,5 % hasta los 163,2 dólares por título en las operaciones electrónicas posteriores al cierre de los parqués en Wall Street.
Con información de EFE